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Por Germán Pose
Ahora, en el verano de 2025, se cumplen 80 años de la invención del bikini, obra de un ingeniero francés, ¡oh la lá!, y que no se queda en prenda más o menos erótica o sensual femenina, no. El bikini, esa pieza de baño de dos cuerpos que dejaba al aire el abdomen de la mujer, ¡qué cosas!, resultó ser todo un gran grito feminista de verdad. Un grito de libertad en una sociedad tan encorsetada y rancia. Hasta Franco tuvo que ceder ante el invencible avance de la modernidad. 80 años del bikini, qué barbaridad.
La historia del bikini comienza hace miles de años. En un mosaico siciliano del 1600 a.C. se pueden observar a varias mujeres vistiendo un traje similar a esta popular prenda. Aunque el primer dos piezas del que se tiene constancia se remonta a la época romana, cuando se usaban para hacer deporte. Sin embargo, el concepto de bikini tal y como lo entendemos hoy no llegó hasta mucho después.
En la antigua Roma, los trajes de baño de dos piezas eran comunes entre las mujeres que participaban en actividades físicas. Estos trajes no solo revelan la importancia del deporte en la sociedad romana, sino también la aceptación de una vestimenta más ligera y práctica. A pesar de que estas prendas no eran exactamente bikinis como los conocemos hoy, sentaron las bases para su evolución futura.
El concepto de prendas de dos piezas continuó evolucionando a lo largo de los siglos, influenciado por los cambios en la moda y las normas sociales. Sin embargo, fue en el siglo XX cuando el bikini comenzó a tomar la forma que conocemos actualmente, impulsado por la necesidad de prendas más ligeras y prácticas para el baño y el deporte.
Pero, dejando atrás la remota historia y hablando de nuestros tiempos, de nuestra época moderna, el bikini, tal como lo entendemos ahora cumple este verano de 2025 80 años. Fue creado por el ingeniero francés Luis Récard en una de sus ingeniosas veleidades. Quien primero lució un bikini en público fue Michel Bernardini, el 5 de julio de 1945. El ingenioso ingeniero galo se inspiró para nombrar su histórico invento en el atolón Bikini, lugar donde se acababan de realizar las primeras pruebas con bomba atómica tras el fin de la II Guerra Mundial.
El bikini supuso toda una revolución femenina o feminista, pero es verdad que, en un principio, no triunfó la delicada prenda. La afamada actriz y nadadora olímpica norteamericana Esther Williams, famosa por sus películas y musicales, se negó a usar el bikini porque, según ella, se sentía demasiado desnuda. Hasta que apareció Brigitte Bardot, quien se atrevió a ser “La chica del bikini”, una película francesa de 1953 en la que no solo se destacaba esta prenda de baño sino que la Bardot la convirtió en un auténtico atributo de mujer.
A la Bardot le siguieron otras estrellas como Raquel Welch -esa portada de película “Hace un millón de años”-, Ava Gardner, Marylin Monroe o Rita Hayworth, entre otras. Todas ellas empezaron a popularizar el uso del bikini ligándolo a la imagen de una mujer atrevida, libre y sin prejuicios.
En España estaba prohibido su uso, cómo no, hasta que en 1953 el alcalde de Benidorm, Pedro Zaragoza, se puso bravo y consiguió que se autorizara. El caso es que ni siquiera los hombres podían ir en bañador fuera del límite de las playas, por la calle, nada, había que cubrirse. Pero tres ciudades españolas se rebelaron contra esa rancia norma: Santander, Benidorm y Marbella. Fue en Santander, qué cosas, aire fresco y de Cantábrico, donde se pudo contemplar por primera vez a una mujer en bikini en España. Fue en el año 1948 y la incauta muchacha era una de las alumnas francesas que solían acudir a los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo en el palacio de La Magdalena.
Hubo conflicto con la autoridad y la trifulca por la osadía de la muchacha creó conflicto internacional y las autoridades franquistas no tuvieron otro remedio que acotar un espacio en la playa de la Magdalena para aquellas mujeres que optaran por usar bikini.
En Benidorm, como ya se ha dicho, se alzó ante esa prohibición su alcalde bravo Pedro Zaragoza. Tuvo claro el regidor que su pueblo ya no podía seguir viviendo de la pesca y esas cosas y apostó por el turismo que cada vez estaba más en alza, sobre todo el extranjero. Y declaró sus playas libres de bikinis. Vaya por Dios, nunca mejor dicho. Esa actitud le costó un expediente de excomunión por parte del Arzobispo de Valencia, pero el corajudo regidor levantino no se rindió.
Así estaban las cosas y la primera mujer en lucir bikini en la España franquista fue la alicantina Amanda Segura, quien en 1951 se bañó en el Postiguet y fue detenida por la policía y obligada a cumplir 15 días de internamiento en el Reformatorio de Adultos. Y eso fue demasiado para el alcalde de Benidorm.
Ni corto ni perezoso el alcalde arrancó su Vespa 200 y se plantó en Madrid, en el Palacio del Pardo, para hablar con el general Franco. Menudo era el tío Pedro. Y Franco le recibió y el alcalde benidormí le convenció a su manera y logró el beneplácito del generalísimo para que en Benidorm las mujeres pudieran usar bikini.
Y ahí sigue el bikini, 80 años después, brillando en las playas en cuerpos sin complejos, para bien o para mal. Se acabaron las trabas y las prohibiciones, incluso ahora lo que menos se ve son trajes de baño, se ha impuesto el nudismo, pero eso es otra historia, de la que en otro momento hablaremos. O se encargará de ello el maestro Alberto Gómez Font. Ω
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