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DICIEMBRE DE 2022  /  POZUELEROS

Antonio Aranda, el tractorista de Llorente

12-12-2022 8:58 p.m.

Por Carmen Millán.

Llegó a Pozuelo siendo un crio, un niño de la guerra que fue acogido por la familia Llorente como un hijo más y a quien él dedicó su profesión.

Su vida la agricultura y la ganadería, Antonio llevaba la labranza y de ahí que le llamaran el Tractorista de Llorente. Falleció con tan solo 52 años, dejando cinco hijos y una mujer.


Hoy recordamos a este gran hombre contando su historia a través del recuerdo de uno de sus hijos,  Miguel Aranda, muy conocido en Pozuelo y propietario de la Frutería de Miguel.

—¿Con qué edad llegó tu padre a Pozuelo?

Él era de Toledo y fue un niño de la guerra. En aquella época, las familias pudientes adoptaban a los niños que se quedaban huérfanos y la familia Llorente le adoptó, dándole una familia y una profesión.

—¿Siempre habéis vivido en Pozuelo?

Si, vivíamos en las cocheras de la empresa Llorente, le tengo un cariño especial, ellos criaron a mi padre. Antiguamente las empresas grandes daban viviendas a los empleados. Éramos 13 familias las que estábamos allí, una gran familia, celebrábamos juntos la Noche Vieja y la Noche Buena en el patio. Mi padre se casó en Pozuelo, aunque mi madre también es de Toledo.


—¿Cómo era tu padre?

Un señor, fuerte, guapo, familiar y un luchador. Crió a sus cinco hijos a base de esfuerzo. Nos inculcó muchos valores, entre ellos el respeto. Tenía un gran compromiso hacia la empresa y la familia que le acogió y ese compromiso nos lo trasmitió a nosotros.

—¿Qué función desempeñaba dentro de la empresa?

Llevaba la labranza, cada mañana araba la avd. Pablo VI, cuando esta era la ampliación de la casa de campo sobre su tractor. Cultivaba todo lo que había en Pozuelo. Si decía que iba a labrar dos hectáreas ese día, no paraba hasta hacerlo y por supuesto a nosotros nos exigía y nos enseñaba el valor del esfuerzo con su ejemplo.

—¿Siempre vivisteis en la empresa?

No, con el tiempo mi padre compro una casa, donde vive a día de hoy mi madre, en Cirilo Palomo, pensando en nuestro futuro. A los dos años de comprarlo falleció, quedándonos una deuda enorme y con todos los hermanos muy pequeños, la menor con tan solo 8 días. La sra, Llorente nos ayudó mucho.


—¿Cómo fue esa época?

Muy dura, nos pusimos a trabajar los hermanos que la edad nos lo permitía., mi madre trabajaba en una casa y luchamos mucho. Somos una familia muy unida y salimos adelante.

Familias de Pozuelo con una gran historia por contar de superación, esfuerzo, unión, trabajo... que demuestran que la vida está para superarla y disfrutarla a pesar de su dureza. Que siguen viviendo, trabajando y disfrutando de Pozuelo y que a día de hoy, a base de pico y pala han salido adelante, dignos de ser admirados y respetados. Como es el caso de Miguel, con su frutería situada en la calle Cirilo Palomo, lo que demuestra que los sueños se consiguen a fuerza de constancia y valor.