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"No hacemos moda, hacemos diseño. Moda es algo que se pasa, es efímera, el diseño no, el diseño perdura en el tiempo"
Por Carmen Millán
Imagen Ricardo Rubio
Nació en una granja a 4 km de Vitoria, bromea diciendo que es fruto de la patata y que probablemente por eso le gusten tanto. Su madre gallega, se trasladó a Vitoria donde terminó trabajando en la misma granja que vió nacer a Modesto y en la que conoció al que fue su marido. Sin tradición por la moda en su familia, a Modesto siempre le apasionó por su actitud de observador del mundo de la moda. Un diseñador implicado, creativo, elegante, cercano, algo tímido y defensor de la slow fashion o como diría, de la moda lenta.
—¿Dónde comienzas tu formación?
Muy joven comencé a trabajar en mi tierra, Vitoria, en una sastrería. Posteriormente me fui a estudiar a Barcelona y en pocos años monté mi empresa con la que comencé a hacer Prêt-á-porter. Allí conocí a Luis Devota, arquitecto de formación, de origen Navarro aunque nació en Argentina. Como yo tenía un taller en Vitoria nos trasladamos allí y montamos la marca. Empezamos como Luis Devota y Modesto Lomba en los años 80,pero curiosamente fue la prensa la que nos llevó a llamarnos Devota y Lomba ya que en el pie de foto siempre nos cortaban el nombre y así quedó.
—¿Vuestro triunfo llegó muy pronto?
Con apenas 22 años. Comenzamos muy jóvenes en un momento en el que la Pasarela Cibeles llevaba muy poquitos años. Buscaban una nueva figura y tras una serie de coincidencias aparecimos. Nos propusieron hacer por primera vez en la pasarela lo que ahora se conoce como colectivos, varios diseñadores que hacen un desfile con pequeños preámbulos. Después recibimos una llamada de Cuca Solana, la que fue la directora histórica de la pasarela, para preguntarnos si nos animábamos a realizar una pasarela individual y con 23 años solo cabe tirarse de cabeza.
—¿Qué ofrecía Devota y Lomba para triunfar de esa manera?
Éramos muy distintos a lo que había en ese momento, no sé si tan distinto a lo que hacemos nosotros hasta el día de hoy. Evidentemente hemos tenido una evolución como cualquier marca, pero ofrecemos lo mismo, la visión de la moda a través del prisma de un arquitecto, más desde la investigación, de buscar formas, volúmenes… una visión diferente que se ha ido consolidando con el paso de los años.
—¿Cómo vivisteis los inicios?
Fueron muy divertidos y difíciles. Pero contábamos con una edad con la que se afronta todo con alegría e ilusión. Fuimos los niños mimados del momento.
—¿A qué tipo de mujer viste Devota y Lomba?
Vestimos a muchísimas mujeres de diferentes edades y diferentes situaciones económicas. A nosotros nos inspira una mujer que a pesar de tener prendas de muchas marcas, busca en nosotros una identidad basada en nuestra visión, que les ofrece algo diferente. No hemos creído nunca en el fashion victim, la típica mujer que viste de cabeza a pies de una sola marca, queremos que cada mujer busque su identidad combinando nuestras prendas con otras que posee e incorporarnos a pertenecer en la identidad de esa mujer, es la mayor satisfacción. Hablamos de una mujer más inteligente, que sabe lo que quiere, que no se deja disfrazar. Intentamos en cada colección ofrecer algo diferente. Nuestra última colección ha sido volver más a nuestros inicios.
—¿Cómo aconsejas a las clientas?
El mejor consejero es el espejo, cuando pruebo con una clienta me pongo a su lado para ver lo que ella ver. Si uno no se siente bien con una pieza, por muy maravillosa que sea, por muy maravilloso que sea el tejido, si no se identifica no sirve de nada. Nuestra forma de vestir es nuestra forma de decir visualmente a los demás cómo somos, llevamos un cartel. Si nos vestimos de pijos es porque el que tenemos en frente queremos que piense que pertenezco a una clase social determinada, vistamos como vistamos estamos lanzando un mensaje.
—¿Cualquier persona puede acceder a vuestra moda?
Te doy un sí rotundo. Por un lado tenemos segundas líneas en mercado más económicas, nuestra colección salón según es más especial es un poquito más cara. Tenemos clientas que siguen comprando Devota y Lomba actualmente y vienen con trajes que se compraron hace 30 años, eso significa que nuestra moda es atemporal además de tener una gran calidad. Si haces cuentas lo que cuesta algo más, a lo largo de los años te sale mucho más barato.
—¿Se ha perdido esta manera de pensar?
Nuestros padres y abuelos sabían el tejido que tocaban, claro que se ha perdido. Esto ha sucedido por la presión que tenemos en la sociedad en la que vivimos, y ahora mucho más por las redes sociales, es todo rápido y así nos va. El consumir sin pensar en el mañana. Nosotros por lo que nacemos es el slow fashión , la moda lenta. Esto significa primero que es una forma de hacerlo de manera artesanal, no nos vamos a china. Entre otras cosas estamos dando trabajo a unos artesanos y conseguimos un buen círculo. La presión que tenemos en el consumo de la ropa rápida nos pasa en todo, comemos mal en exceso… debemos consumir mejor calidad en todo. Ese tipo de prendas no tienen alma y cada prenda cuenta una historia. Nos hemos ido maleducando, perdiendo una serie de valores y el entorno de la comunicación no ayuda, nos venden que hay que consumir mucho. La gente joven debería pararse y pensar y saber si lo que hace es por convencimiento o solo porque la corriente le lleva.
—¿Cómo está el mundo de los diseñadores españoles?
Con la pandemia gastamos menos y meditamos mejor dónde gastarlo. Debemos consumir responsablemente, al que tenemos en nuestra calle, al de al lado, al artesano… hemos dejado de valorar nuestras cosas, pero no nos podemos quejar.
—¿Qué lección nos está dejando el covid?
Nos olvidamos que estamos dejando de comprar al vecino y que es lo que va a permitir que mantenga su trabajo. Es el sistema el que ha hecho que caigamos todos. Creíamos que siempre nos duraría nuestra forma de vivir, de consumir. No soy nada negativo pero poca lectura positiva se puede sacar. De lo poco que podemos sacar del confinamiento, es que hemos meditado, yo me he replanteado muchas cosas de mi vida personal y mi vida profesional y me han hecho madurar. Siento que estoy actuando con toda la responsabilidad no solo por mí, por todos.
—Háblanos de tus mascarillas ahora que se convierte en prenda indispensable
Son realizadas en España, en una empresa española de Salamanca, esto al final nos repercute a todos. Tenemos tres diseños diferentes. Las podemos encontrar en la página de mascarillas Bejar y a través de Amazon. Son FP3 y aguantan cinco lavados, tienen todas las garantías. Si la tienes bien colocada es muy difícil que te contagies, damos seguridad.
—¿Cómo se ha vivido Cibeles este año?
Extraño aunque no tanto para nosotros. Es cierto que era una colección más reducida pero cuando sales y ves que casi no hay gente es una situación desoladora. Es lo que tocaba. Nos queda la satisfacción que todo ha sido muy bien gestionado tanto por la organización como por todos los diseñadores, todos hemos cumplido y no hemos tenido ningún contagio. Ha sido de los pocos eventos que se han realizado después del confinamiento y el resultado ha sido magnífico y demuestra que las cosas se pueden hacer con cabeza. Han cambiado muchas cosas como la invitación que ha sido digital y que por otro lado se debería de hacer de todas formas y esta es una de las cosas que han llegado para quedarse. Otra ha sido el que las modelos estuvieran colocadas en orden y con la distancia de seguridad. Ha sido interesante, una situación nueva que desgraciadamente hemos tenido que vivir y de la cual debemos sacar el lado positivo.
—¿A quién te ha hecho ilusión vestir?
Probablemente las que más me han gustado si te digo su nombre no sepas quienes son. Aunque puede que lo que más repercusión ha tenido es vestir a la Duquesa de Huéscar. Pero nunca hemos pretendido la persecución del personaje famoso.
—¿Desde cuándo eres Presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España?
Mucho tiempo, como 19 años, si me permites la ironía ya no sé si es que lo hago bien o no consigo que nadie quiera estar, mis compañeros siempre me dicen que lo hago bien. Fuimos cinco diseñadores los que la fundamos, Jesús del Pozo fue el primer Presidente durante dos años. Hemos hecho una gestión buena, pasando por diferentes gobiernos y siempre hemos tenido buena relación, soy políticamente muy correcto. En nuestra asociación tenemos de todo, no estamos para hacer política, estamos para hacer sector y lo tenemos muy claro y hemos trabajado en esa dirección. Hacemos iniciativas que repercutan no solo en nuestros diseñadores sino en el sector y finalmente en el país, si nuestras microempresas o empresas más grandes van bien todo va bien y así en cualquier sector.
—¿Crees que está todo inventado en el mundo de la moda?
No, inventado no puede estar todo porque siempre va a venir alguien que va a ver eso mismo desde otro prisma, lo va a plasmar desde otro prisma y le va a dar una característica totalmente diferente a eso que podría parecer que es lo mismo. Cuando hablamos de inventar estamos hablando del inventor y mientras que exista alguien que ve las cosas diferentes tendremos una idea nueva y eso se traslada a cualquier disciplina.
—¿Te identificas con algún color?
Yo creo que no, sí que hay una mezcla de colores que siempre recuerda a Devota y Lomba, la combinación del negro y el azul marino y que según la visión general no es muy ético , pero siempre digo que no hay ningún color, ni tejido, ni textura ni forma que sea mejor o peor porque depende de ese momento justo en el que estás.
—¿Qué no debería faltar en un fondo de armario?
No deberían faltar muchas cosas, pero principal cosas buenas de calidad y me refiero a buenas de diseño, de tejido, de manufactura y buenas también responsables del consumo.
—¿Qué dirías a nuestros lectores para que se acercaran a tu firma?
Les diría que la moda española en general tiene magníficos creativos con todos los estilos que se le puedan ocurrir y que como todo en la vida las cosas hay que cuidarlas, que nosotros cuidamos a los demás y ellos nos cuidan a nosotros. Comprar moda española de autor es ser un poco más inteligente y responsable.
—¿Con qué prenda te sientes más cómodo?
No te puedo dar una respuesta fácil, me suelo cambiar tres o cuatro veces al día, me encanta. Depende del momento y de lo que estoy haciendo así me visto, me disfrazo de lo que necesito en cada momento. Me siento cómodo con cualquier prenda. Me siento mal cuando no me visto acorde a la situación. Ω
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