Si continúa la navegación por nuestro sitio web estará aceptando nuestras condiciones, que puede consultar en:
Escucha el audio de este artículo:
Por May Paredes.
Mi enlace en Pozuelo IN, G.P, ahí lo dejo, no para de tentarme con los temas que me propone, justamente hoy ha tocado mi talón de Aquiles. Cierto que tengo muchos, llámame maniática, tocapelotas o como quieras.
El Carnaval, es mi encargo de este mes y ahí empiezo a salivar porque me permite despotricar y quedarme a gusto.
Siempre odié los disfraces y la mentira, y eso es el Carnaval. Todo empezó de niña, cuando mi madre nos llevó a mi hermana y a mí al circo y la pobre tuvo que contemplar que, lejos de ver en nuestro semblante caritas de felicidad, se encontró con dos demonios de Tasmania fuera de sí, ojos rojos, furia y, porqué no decirlo, con lo fue nuestro primer comportamiento violento. ¿Qué lo provocó? Pues ni más ni menos que los payasos, esas caras que bajo sus maquillajes lejos de ser amigables desvelaban lo lamentable de la vida, sentí pena, odio a los demás niños y desprecio absoluto por el espectáculo que me robó la ilusión y la inocencia.
Sí, ahí empezó mi pequeño mundo a tomar forma. Desarrollé un odio visceral a payasos, máscaras, disfraces, mimos, pierrots y polichinelas.
Esos bailes de disfraces en los que la gente sueña por un día lo que querría ser y nos es, esa alegría forzada y que no viene a cuento.
Esas estúpidas que se ponen antifaces felinos y juegan a que son vampiresas y femmes fatales solo delatan lo pobre de su espíritu y lo aburridas que son sus vidas. Es lo mismo que aquel que se disfraza de superhéroe o el Zorro, otra vez la máscara. También se puede hablar de quienes se disfrazan de personaje de terror, quieren dar miedo y en sus vidas no logran que nadie recuerde sus nombres, esos deberían hacérselo mirar, y averiguar por qué quieren dar miedo.
Yo solo veo un atajo de impostores que, amparados por el Carnaval, se ocultan y a la vez revelan sus miserias.
Sí, yo desde que tengo recuerdos odio a Charly Rivell y Marcel Marceau, con sus mudas, desafortunadas e irascibles memeces, y vendiendo humo que los papás y mamás, junto con algún intelectual prepotente falto de autoestima querían aseverar que ahí había talento, Tontos perdíos que compraban su humo y no cejaban en su empeño de intentar convencernos del timo que les habían metido, porque los muy malandrines ganaban pasta, eh.
Ahora llegamos a los que quieren comenzar en estas lides y ser famosos con ese ¿trabajo? O el jetismo de no currar y esperar unas monedajas mientras sueñan que llegarán lejos haciendo el imbécil en parques y vías públicas con sus gestos y sonrisas postizas acompañadas de un lenguaje corporal solo comparable a quienes sufren una enfermedad neurodegenerativa. ¿De que coño se ríen? ¿Creen que hacen gracia? ¿Saben de que su provocación es cuasi delictiva, pero se la juegan y están pidiendo a gritos un pedazo de bofetón a mano abierta en sus caretos pintarrajeados? ¿Son conscientes de su agresión cuando se plantan delante de ti, sin tomar distancia, mientras das un paseo por el Retiro?
Y a mí el humor me encanta, lo majadero me fascina y las historias descabelladas son mi debilidad. Desde Muñoz Seca con su magnifica “La Venganza de Don Mendo”, llegando a su culmen con la versión cinematográfica de Fernando Fernán Gómez, la puedo ver mil veces y mil veces me río, hasta obras de Autor como “Dos tontos muy tontos”. Me los creo siempre y logran que olvide quien les interpreta, para mí son Lloyd y Harry o descubrir que” El tercer hombre” es una comedia de lo más irónica que se ríe de todos, aunque algunos no se den cuenta su protagonista Holly Martins es un inocentón que representa esa burla al ser humano.
Hay grandes actores, entre los cuales Chaplin está excluido, que sí son capaces de hacerte reír. Harold Lloyd, el hombre sin expresión que logra que en sus películas mudas, sin muecas y desprovisto de gestos, hablen más que en cualquier capítulo de “Te quiero Lucy”. Para terminar, admiro a esos actores que logran esa perfección entre lo serio y la comedia más terrible, por ejemplo Gila, gran intérprete de alguien que no era él y que defendió con veracidad su papel hasta el fin.
El máximo exponente para mí , sí ya sé vuestra opinión, es Jim Carrey, mi preferido. Merece un artículo solo para él.
Y por supuesto, mis adorados e imprescindibles genios Tony Leblanc, Manuel Alexandre y Leslie Nielsen.
Y pensaba salvar a Miliki, pero no. Ω
12-12-2022 8:15 p.m.
03-09-2022 9:59 a.m.
08-03-2022 5:57 p.m.
12-05-2021 1:59 p.m.
11-12-2020 6:30 p.m.
10-06-2019 7:04 p.m.
05-11-2016 9:18 p.m.
07-10-2015 9:26 p.m.
01-09-2014 1:04 p.m.