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Digna de admirar, emprendió hace casi cincuenta años, sin necesidad, sin ser educada para ello y en una época en la que no era lo habitual. Su fuerza, su constancia, sus ganas de trabajar y el estar en continua búsqueda de la excelencia la han llevado a ser una de las mejores en su campo
Por Carmen Millán.- Si nos acercamos a su centro de Pozuelo, muy probablemente nos encontremos con ella, haciendo algún diagnóstico de piel. Carmen no para, sigue con la misma ilusión que cuando empezó. Hoy cuenta con ocho centros, seis en Madrid, Sevilla y Valencia.
Quien la conoce dice que además de ser una mujer valiente, trabajadora e inteligente, es muy generosa. Madre, esposa, empresaria y pionera en su campo. Hablamos con Carmen Navarro para conocer un poco más el éxito de esta gran mujer emprendedora.
—¿Cómo surge la idea de montar tu propia tu empresa?
Fue todo por casualidad, me habían educado para no trabajar, no tenía necesidad y ni se me pasó por la imaginación. Hice un curso de estética y antes de terminar ya me estaban diciendo que tenía unas maravillosas manos. No había entrado en un centro de belleza en la vida, en aquella época no era lo normal y yo no sabía ni de qué iba.
A través de un primo médico, me apunté al curso. En el curso hacían depilación eléctrica. En ese momento no estaba haciendo nada y mis hijos ya eran relativamente mayores, me propusieron sacarme el título y aquí estoy, ya llevo toda una vida.
—¿Te llamaba la atención esta profesión o querías dedicarte a otra?
No, no me había planteado ninguna profesión. Es verdad que desde pequeña siempre soñaba con ser empresaria, pero sin ningún enfoque, era solo un sueño que al tiempo se hizo realidad.
—¿Con qué edad emprendiste esta aventura?
Con 33, mis tres hijos estaban creciditos, mi hija Almudena había cumplido los 9 años. Tenía poco que hacer, los niños iban al colegio. Siempre he tenido personal en casa y soy una persona muy activa, por lo que me empezaba a aburrir.
—¿Dónde fueron tus comienzos?
En mi casa. Hablé con mi marido para quedarme el despacho y me monté una cabina allí mismo, al poco tiempo se me quedó pequeña y tuve que coger el saloncito de al lado.
—¿Cómo empezaron a conocerte?
Fue muy curioso, unas primas de Paco que eran médicos, que por cierto a día de hoy sigue viniendo, le hablaron de mi y me trajo a muchísima gente, se me llenó rápidamente.
—¿Qué tratamientos realizabas?
Masajes, me encantaban. Empecé a comprar aparatos de facial y corporal pero casi todo eran masajes.
—¿Estabas sola en el centro?
Enseguida cogí a una persona. Me daba vergüenza cobrar, eso era un desastre y contraté a una persona para que lo hiciera. Esta misma persona me empezó a ayudar al tiempo porque también era esteticista.
—¿Dónde montaste tu primer centro?
A los dos o tres años me fui a una casa de monjas y en el rellano lo monté. Era un cuchitril, teníamos dos habitaciones, un cuarto de baño pero muy mono puesto. Mi hermana Paloma es decoradora y lo puso ideal porque además tiene una ventana con una cristalera antigua preciosa.
—¿Por qué te cambias?
Cuando salió Felipe González venía un grupo de señoras, que antes de él eran franquistas, que estaban locas con la mujer de Felipe. A raíz de ahí empezó a venir mucha gente y enseguida se me volvió a quedar pequeño. Nos fuimos a Nicasio Gallego donde estuvimos 16 años, era un piso con tres dormitorios y un salón comedor que lo teníamos dividido en tres con un material de metacrilato.
—¿Cómo te planteaste ampliar?
Estando allí me ofrecieron Buen Suceso, me pedían un traspaso pero dije que no tenía dinero para pagarlo. Al final nos lo dejó y es un centro muy cuco. Casi coincidiendo en el tiempo abrimos el de Ortega. Más tarde abrimos Sagasta, surgió el del Corte Inglés de Castellana y por último el de Pozuelo con el que llevamos ya dos años.
-¿Cómo ha sido y es gestionar tu empresa?
Todo lo que he ido ganando lo he ido invirtiendo. Nosotros no tenemos precios brutales, todo lo contrario son muy asequibles, para cualquier persona. Invertimos en conocimiento y en la última tecnología.
—¿Qué fue para ti lo más difícil del mundo empresarial?
Me he ido adaptando. Al principio lo llevaba todo apuntado en mi cuaderno. No me ha resultado difícil, mi trabajo me encanta y disfruto mucho. Es verdad que al principio asistí a un congreso de una firma y ni me miraron, pero al tiempo fueron ellos los que vinieron a mi. En general todo el mundo bien, no he tenido ningún problema con nadie.
—¿Cuántos años llevas?
Empecé en el año 73, toda una vida que he disfrutado y sigo a día de hoy.
—¿Cómo se consigue estar tanto tiempo en la cima?
Nunca hemos bajado, año tras año hago las comparativas y siempre crecemos, ni en la crisis del 2008 que fue totalmente distinta a esta. Esta crisis es difícil por que jugamos con el miedo de las personas y aunque tengamos todas las medidas necesarias hay que respetar a esas personas, el miedo es libre. Me he rodeado siempre de profesionales, mucho esfuerzo, trabajo, ilusión y seguir invirtiendo en el negocio. Mi hijo a día de hoy y con esta situación de pandemia me dice que porqué no paro y mi respuesta siempre es la misma, si paro me muero, esta es mi ilusión, que puedo coger el virus por supuesto pero también en casa si viene alguien. El trabajo es mi pasión.
—Para ti la formación continua es primordial ¿Qué curso estas haciendo ahora?
Uno de coaching, es para mi crecimiento personal y también para poder ayudar y ver la vida de distinta manera. Siempre debemos estar aprendiendo. En la estética debemos acompañar a la clienta a conseguir lo que ella quiere.
—¿Cuáles son los cursos que has realizado?
De todo. Realicé un curso de quiropraxia, que aunque en EEUU se conocía mucho en aquella época, en España no se sabía nada. Estuve en una academia que casi todos los profesores eran ciegos. He hecho zofrología, técnicas de salud mental, he viajado para conocer nuevas técnicas y culturas... he hecho de todo. La formación es fundamental.
—¿Qué relación tiene todo esto con la belleza?
Todo, si tú no estas bien por dentro no puedes estar bien por fuera. No puedes trasmitir ni comunicar a las personas las cosas buenas si no te sientes bien para que todo funcione, es una rueda.
—¿No hay belleza exterior si no la tenemos en el interior?
Efectivamente, eso está clarísimo. Tenemos que sentirnos bien. Una persona que está todo el día mal humorada se le nota físicamente.
—¿Cómo lleváis a la práctica esta filosofía?
Hay que trabajar los sentimientos y las emociones. En un centro todo es importante, las luces, las velas, el sonido, el tacto al trabajar con las manos... y hay una cosa de la que presumo, aunque dicen que es algo que no se debe hacer, pero hemos sido y somos honestos. A la clienta no se le miente, si algo no le viene bien no se le hace. He regalado tratamientos a gente que no podía permitírselo. Hay que cobrar el precio adecuado aunque por supuesto habrá personas que no puedan. A mi equipo intento trasmitirle paz y armonía.
—¿Cuál es la filosofía Carmen Navarro?
No hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti, debes darles lo que a ti te gustaría. Por eso en mi caso es tan importante el diagnóstico. Cuando hablas con una clienta te estás fijando en todo, la estás escuchando que es fundamental y así puedes darle lo que necesita y no lo que nosotros queremos.
—¿Qué técnicas de belleza son tu referente?
Siempre me he inspirado en las técnicas orientales. Cuando empecé iba a un centro de yoga y meditación, que volvemos a lo mismo, en aquella época era como hablar en chino. Luego me fui orientando a toda la cultura tibetana. Hemos viajado a Nepal varios años para aprender, hemos viajado mucho a oriente. La medicina tibetana es muy agresiva pero la filosofía es magnífica, la relajación.
—¿Con qué te quedas de ser empresaria?
Con el día a día. La ilusión de levantarte todos los días con ganas, el contacto con las personas, las inquietudes por conseguir cada vez nuevos logros. No me puedo quitar nada. He llegado a ser empresaria a través de la estética, ninguna de las dos me las puedo quitar.
—¿Cómo compaginaste el ser emprendedora con la maternidad?
No fue difícil, mis hijos tenían 9, 8 y 6 años, ya iban al colegio. Cerrábamos sobre las siete de la tarde, no son los horarios de ahora. Tenía buen servicio en casa, por lo que no tenía que ocuparme de las labores del hogar. Lo llevé bien.
—¿Cómo ves la situación para la mujer emprendedora en la actualidad?
Ahora lo veo todo más difícil y tenemos mucha menos estabilidad. Se ha perdido mucho la honestidad y los valores y todo eso influye. Los sueldos no dan muchas veces para tener ayuda en casa y al final nos supone mucho más trabajo, tenemos más cargas.
—¿Tu ritual de belleza?
Mi trabajo es la razón de vivir y eso me da energía y fuerza, sigo trabajando a diario. En casa me cuido mucho, me doy yo misma masajes, me pongo buenas cremas, me cuido la alimentación, soy muy disciplinada, fíjate que me peso todos los días.
—¿Qué le dirías a las mujeres emprendedoras para alcanzar éxito?
Una de las cosas más importantes es la constancia, debemos saber a dónde vamos y repetir las cosas para que se conviertan en una realidad. Rodearse de grandes equipos, que tengan la misma filosofía, prepararlos bien y que sean buenas personas, así lo he hecho yo a lo largo de toda mi carrera.
—¿Cómo te has ido amoldando a los tiempos?
Es fundamental, hemos ido cambiando pero siempre he mezclado las técnicas orientales con la última tecnología, por que a mi clienta tengo que darle lo mejor.
—¿Cómo debemos envejecer?
Dignamente. Todos tenemos que cumplir años. No nos damos cuenta por que no los sentimos, yo misma no soy consciente muchas veces de mi edad, pero no se puede pretender tener 20 años cuando tienes 50. Sobre todo no perder el saber estar en tu sitio, en tu espacio.
—¿A qué edad nos deberíamos empezar a cuidar?
Te diría que a partir de los 21 en su medida. Creo en la estética preventiva, empezamos a envejecer a partir de los 21, si nos cuidamos la piel, utilizamos una crema adecuada, nos limpiamos el cutis... envejeceremos mejor. Es importante aprender a cómo cuidarnos.
—¿Crees que en España tenemos la cultura de la belleza?
Ahora con internet la gente está muy informada, pero es un arma de doble filo por que también da mucha desinformación. Los foros que existen dicen a veces barbaridades. Las madres deberían aconsejar a sus hijas, decirles que se deben desmaquillar, que el sol es muy dañino...
—A tu centro acuden clientas muy conocidas ¿Cómo las mimáis?
Con mucha discreción, quieren venir de manera anónima y con tranquilidad y eso lo hemos respetado siempre. Pero se les trata como a todo el mundo, para mí todos son importantes de la misma manera.
—Has sido pionera en gran parte de este mundo
Si, he introducido muchos tratamientos y tecnologías que luego han ido incorporando en otros centros. He querido dar siempre lo mejor, por eso es tan importante la formación, el conocimiento, el ir buscando las últimas tecnologías, el viajar...
—¿Cómo te defines?
Quiero ser la mejor del mundo, siempre estoy en busca de la excelencia para dárselo a mis clientas.
—¿Cuáles son tus hobbies?
El cine, las series, me encanta viajar y juego al golf aunque no me mata si entra la bola, me relaja todo lo que rodea.
Llevas dos años con tu centro en Pozuelo pero ¿Desde cuándo vives aquí?
Muchos, 36 años. Venía de vivir en Alberto Aguilera a lo que era Pozuelo y fue un trauma al principio, ahora no me iría por nada del mundo, estoy feliz. Ω
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