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Félix Alba, médico de Pozuelo
Por Candela Jiménez / Fotografía Ricardo Rubio - Félix Alba, médico de profesión, residente en Pozuelo de Alarcón, estuvo durante los meses más duros de la pandemia visitando a sus pacientes en sus casas, y vivió la enfermedad de cerca en las residencias de mayores así como en el colegio San José de Cluny, de Pozuelo.
—¿Cómo fue su vida durante los tiempos duros del Covid?
Tengo una consulta de medicina primaria o medicina general como se decía antes. Y durante la pandemia no paré ningún día, pero si es verdad que en la consulta habitualmente tenía menos gente porque lo que hacía era acudir a los domicilios o donde estaba la gente enferma, no venía la gente a la consulta. Sobre todo, la época dl confinamiento, queue no salía la gente a la calle y te obligaba a ir más a los domicilios.
—¿Qué tal la experiencia en el San José de Cluny y en la residencia La Atalaya?
La experiencia sobre todo en el principio fue con mucha tensión, preocupación e incertidumbre porque no sabías como iba a ir aquello y por donde iba a tirar. Fueron unas semanas muy complicadas porque la gente tenía mucho miedo y había que darles las respuestas, la gente tenía fundamentalmente miedo porque no sabía lo que pasaba y había que tener cuidado con ello. En las residencias yo atendía como atención primaria viendo los casos de Covid, en los casos en los que se pudo tratar en el centro se les trató allí y en otros casos hubo que trasladarle al hospital.
—¿El mayor problema fue que los facultativos estaban desorientados sobre el tratamiento a aplicar a los enfermos?
Sí, eso fue terrible, al principio no tenías medios, y no sabías que tratamiento había que aplicar porque no había nada, ibas aprendiendo sobre la marcha, y cada vez que salía una cosa pues intentabas acomodarte a lo que iba saliendo. Era mucha incertidumbre. No había muchos medios ni mascarillas, ni aparatos para medir la saturación de oxígeno, había que buscarlos de muchas formas y fueron momentos complicados. Pero luego tenías las satisfacciones de cumplir con tu trabajo y había que hacerlo no había otra solución.
—¿Notó alguna diferencia entre ir a las residencias o ir al Cluny con las monjas?
En las residencias hay personal que trabaja allí y en las comunidades religiosas no, eran ellas mismas las que tenían que colaborar para resolver los problemas, no había auxiliares, es un grupo más reducido que no tiene ayuda del exterior.
—¿Le diría algo a las personas que no le tienen miedo al covid-19 o no creen en el virus?
A mí lo que más duro me parece es que haya todavía gente que niega el tema, que no han visto las situaciones que hemos tenido que ver en estos meses y dice que no existe o que lo niegan y eso es una cosa que llama mucho la atención que todavía sigan dudando de lo que ha pasado, no han visto lo duro que puede haber sido en algunos casos, es que se ha muerto mucha gente y es duro ver que todavía hay gente que lo sigue negando.
—¿Ha tenido casos de personas que no sean muy mayores o que no tengan patologías pero que han estado muy graves?
Hay gente que ha estado grave y gente que no ha estado grave y ha pasado el covid-19 de una forma muy ligera y que ha tenido síntomas mucho tiempo después, lo que llaman ahora el covid persistente. Hay gente que sigue con fatiga o sin recuperar el olfato durante mucho tiempo. Es una enfermedad que no conocíamos, nueva, hemos ido aprendiendo sobre la marcha.
—¿Cree que se ha aprendido algo de esta experiencia?
En Medicina se aprende siempre sobre la marcha, en la época de guerra se aprende a tratar las heridas y las fracturas. Es triste que una situación como esta ha hecho que se desarrollen vacunas con una técnica que no se había empleado y ha servido para que se amplíe mucho más lo que sabíamos antes, pero eso pasa siempre, cuando hay una cosa gorda te obliga a espabilar. Y sobre todo, a ver si definitivamente aprendemos que hay que tener cuidado porque esto ha pasado ahora pero lo más probable es que haya otras epidemias en el futuro, entonces tenemos que ser capaces de aprender de esto y ante nuevos episodios de otras cosas que pueden surgir sabemos cómo tratarlo y cómo actuar.
—¿Qué recuerdo de la época dura de la pandemia se le suele cruzar por la cabeza?
El pánico de la gente y un domingo fatal, que tuve que firmar tres certificados de defunción. Ω
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