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MAYO 2018  /  ENTREVISTAS

JULIÁN CONTRERAS ORDÓÑEZ: “EL ÉXITO ES LO QUE DIFERENCIA AL GENIO DEL SOÑADOR”

08-05-2018 7:32 p.m.

Un diálogo a 4, sobre la vida y la muerte, dos conceptos llevados al extremo por una de las caras más mediáticas del panorama actual. La entrevistadora, un doble entrevistado (que se divide entre su yo pasado y su yo presente), al que se suma un cuarto elemento, un libro, nos reunimos para diseñar con palabras un Baúl de recuerdos y reflexiones llenos de  honestidad y emoción.
Por Katy Mikhailova

Quedamos en el restaurante de cocina asiática Shanghai Mama (Calle Arturo Soria, 51). Desplazamos la esencia de Pozuelo IN y de El Baúl de Katy al norte de Madrid, para fundirnos con la sabiduría de un joven escritor cuyas experiencias vitales pueden servir de ejemplo y de ayuda a más de uno.

Cansados de las etiquetas que se le atribuyen como las de “hijo de”, o “hermano de” o el chico de “realitys”, Julián Contreras Ordóñez (14 de enero de 1986) aterriza con su verdad, ahora más definida en su último libro Cuando el fracaso es un éxito, en un mundo que sigue caótico y guionizado, pero al que Julián ha decidido buscarle el lado bello.

Julián es una de las personas más sensibles que me ha llegado a conceder una entrevista de este tipo. Auténtico, sencillo, amable, abierto… “Pregúntame todo lo que quieras. Una vez que acepto la entrevista no pongo límites”, me dijo nada más empezar.

Antes de lanzarnos al juego de las preguntas y las respuestas, Miky Guerra le realizó decenas de fotografías en diferentes rincones del local, mientras yo y Carmen Millán aprovechábamos para charlar con la manager de Julián, Tomy de Maroe Management, una profesional en cuyo criterio mi invitado ha depositado la gestión de su carrera.
En la sesión de fotos Julián se muestra algo tímido y cerrado. Y es que esta última joya literaria, que ha visto la luz el pasado 16 de abril, se presenta en un formato en el que el “Julián del pasado” se entrevista con el “Julián del presente” (quién sabe si también del futuro), y comenta los muchos fracasos que ha vivido Julián para hacer una lectura en positivo.

A Julián se le aprecia feliz y tranquilo. Disfruta del almuerzo, de las pequeñas cosas, y de la conversación. “La ley universal es para los lacayos. El contexto, para los Reyes”, me explica.

—Ya que mencionas a los reyes… ¿qué te pareció el “manotazo” tan sonado protagonizado por las Reinas de España?
Letizia se ha mostrado como una persona. Tiene sus diferencias con los demás, pero se ha mostrado fuera de su guión.

—¿No crees que el respeto es algo fundamental?
El respeto hacia la suegra tiene que permanecer en cualquier familia, sea real o cotidiana. Hay un guión elaborado que se tiene que seguir en esta vida, y éste es un ejemplo.

—¿Y tú no sigues un guión?
Ojalá lo hubiera tenido. Habría sido todo más fácil, porque así sabría a qué atenerme. Siempre he sido yo tal como soy. Todo lo que hago está relacionado con mi verdad.

—¿Cuál es tu verdad?
Sólo la verdad es inocente. Quizá mi “Gran Verdad” sea que todo el mundo miente, inclusive yo. Se miente a veces por no hacer daño.

—Es una tesis que sostienes en el libro al comienzo… Define inocencia, por favor.
Es lo contrario a la intencionalidad. La inocencia es que contamos las cosas con nuestros intereses.

—¿No hay verdad universal?
Creo que existieron en su día, pero ya no. El ser humano ha ido transformándose. En los siglos pasados se cuidaba el decoro. Ha muerto el Romanticismo, la delicadeza, la poesía, y se ha instalado la brusquedad y la mediocridad, tanto en las formas, como en las discusiones… Y no hay más que ver este tema en las redes sociales. En las redes te encuentras con acoso a niños, a mujeres, a toda clase de persona, bajo el anonimato.

—“Los demonios del suicidio aun me susurran por las noches”, afirmas en tu libro… ¿el suicidio es de cobardes o de valientes?
De desesperados y perdidos. Es un sentimiento al que se recurre como un último peldaño al que se sube o se baja. Recurres al suicidio como última solución.

—¿Solución?
Ponerle fin a todo es una solución para esa persona.

—¿Crees que debería hablarse más del tema?
Desde luego. El suicidio está muy denostado. No se puede hablar de ello, y debería normalizarse. Hace falta mucha ayuda, y debería hablarse más de este asunto en los medios.

—¿Crees en Dios?
No soy creyente, no soy practicante. No he buscado a Dios ni Él a mí. Pero respeto la religión y su función. Es maravilloso que alguien recurra a la fe.

—¿Cuándo concibes el concepto de la Muerte?
Cuando murió mi abuelo materno (Antonio Ordóñez).

—¿Cómo le recuerdas?
No tuve mucho trato con él; más, mis hermanos. Pero tenía una personalidad arrolladora.

—¿Cuál es el Valor de los valores por excelencia que has aprehendido de tus padres?
La bondad. La bondad y la generosidad. De ambos por igual. Una generosidad absoluta, sobre todo en el caso de mi madre.

—En el libro hablas de la infancia como una de tus etapas más felices. Esta es una pregunta fija de El Baúl de Katy. ¿Qué recuerdo de tu infancia en concreto salvarías?
La infancia en general. No puedo elegir un solo momento. Era muy feliz porque vivía ajeno a lo que luego me iba a venir. La fama y la popularidad, que complica todo.

Julián aún encierra algo de dolor en la mirada. Algo o todo. Eso ya es relativo. Osando a rebuscar en su alma para transcribirlo, no puedo no hacer mención al filósofo que se esconde en él y que, en este libro, está sacando a relucir. Cuando el fracaso es un éxito, su cuarto libro (el primero Querida Mamá publicado en 2006 y dedicado a su madre Carmina Ordóñez), es un profundo diálogo consigo mismo en el que cuenta cómo llegó a “reconstruirse tras arruinarse y llegar a pensar en el suicidio”, tal como el mismo libro define.

El libro lo dedica a todos aquellos que están huyendo. Algo que creo que es fácil de aplicar a cualquiera, aunque muy pocos valientes lo reconocerían. “Eternamente en fuga, como las olas”, como escribió Neruda en una ocasión. Este podría ser el estado vital de muchas personas a las que una lectura de esta pieza literaria y de autoayuda podría servir de mucho.

Julián confiesa en el libro que le llegó a costar “mirarse a los ojos”, un ejercicio que si se hace desde la verdad no es nada fácil: “sólo quedaba él encerrado en el espejo, mi peor enemigo, me cuestionaba qué estaba haciendo en mi vida”.

“¿Cuándo se empieza a sufrir en la vida?”, se pregunta a sí mismo su Yo del pasado. “Al nacer, lo hacemos llorando. Quizás sea una manera de ir preparándonos para lo que nos espera. Yo comencé a sufrir cuando las cosas empezaron a cambiar para mí sin que tuviese ninguna responsabilidad”, se autocontesta.

El libro arranca contando su experiencia con el restaurante que llegó a abrir y las muchas complicaciones que llega a sufrir para sacar adelante aquella franquicia. Proyecto en el que se sumerge un poco influido por esa tendencia de la sociedad a hacerle creer a uno que “emprender” es la solución, intentando Julián encajar en el guión de esta sociedad occidental: “(...) esa sensación de aceptación social, que a veces se convierte en una necesidad, impide que nos sintamos aislados, que experimentemos la soledad (...) porque una cosa es perderse, y otra, muy distinta, elegir tu camino” (Capítulo- ‘El origen de la debacle’).

Afirma que vivimos en un “país tan necesitado de títulos y etiquetas” en el libro. Cuestión que aprovecho para preguntarle sobre su particular opinión en cuanto a la polémica del máster de Cristina Cifuentes, ante la que Julián se muestra bastante indiferente, dando a entender que lo que importa es la política de Cristina y lo que hace por los madrileños, y no su currículum.

El libro es un permanente salto del pesimismo al optimismo que, en algunos momentos, cae en una extraña contradicción y paradoja. Pero la vida no es sino una eterna contradicción indescifrable.

Confiesa en esta publicación, que ya ha cosechado en tan sólo 2 semanas un aluvión de críticas positivas en las redes sociales por parte de lectores agradecidos, que “nunca ha llegado a estar plenamente satisfecho en ningún momento de su vida” (Capítulo- ‘El origen de la debacle’). Es sincero y honesto, y prefiere seguir enfrentándose a la realidad. A su realidad. “El éxito es lo que diferencia al genio del soñador”, escribe, y durante el almuerzo para este Baúl completa que “el  fracaso es uno de los éxitos más estrepitosos que puede haber”.

Otros de los temas clave del libro es la depresión: “Actúa en la sombras, silente, sin llamar la atención. Te envuelve en un brazo venenoso del que no consigues soltarte, por mucho que quieras, si es que quieres y no te has abandonado a él. La depresión no se ve” (Capítulo- ‘La sonrisa del diablo’). Otro tema controvertido que toca son los fármacos que llegó a consumir o su paso por Gran Hermano VIP.

“Me aterraba mostrarme tan vulnerable como realmente estaba, que la situación me superase a perdiese el control de alguna manera”, narra en el Capítulo- ‘Gran Hermano’ sobre sus miedos en aquella etapa. Capítulo en el que, sin llegar a desvelar, explica las razones por las cuales decide presentarse al reality, entre otras cosas.

Cuestiones como las que suelo plantear en esta sección sobre qué es la felicidad, a qué le tienes miedo, y otras, se las plantea el propio Julián en este libro que estamos humanizando en este encuentro. Se quedan muchas preguntas en el tintero que no llego a realizar, temas casi fijos de esta sección que encabezo, que no pregunto durante el almuerzo, dado que el propio Julián lo plantea en este tercer libro. Posiblemente uno de los más humanos.   Ω