Domingo Domené, (Puebla de San Medel, Salamanca, 1943), maestro, historiador, escritor y político, es uno de los personajes más populares de Pozuelo de Alarcón. En este municipio Domingo reside desde hace más de cuatro décadas y ha dejado buena huella gracias a su bonhomía, educación y sabiduría. Ha publicado más de 20 libros de historia y con Pozuelo IN, una ventosa mañana de otoño, compartió el enjundioso relato de su vida.

—Nació en Salamanca al poco tiempo de acabar la Guerra Civil y no se puede decir que tuviera una infancia fácil. A los tristes años de la posguerra se unió la muerte de su padre.

Pues sí, la verdad, cuando yo tenía 8 años mi padre, que había sido militar de profesión, murió en un accidente de tráfico y a mí me ingresaron en un orfanato de Salamanca porque mi madre no tenía suficientes recursos para sacar adelante a la familia, a mis dos hermanas y a mí, que era el pequeño. Y allí estuve hasta los 18 años, que ya me había licenciado en Magisterio y Filosofía y Letras. 

—¿Cuándo llega a Pozuelo?

Unos años después me casé con mi mujer, Engracia, que también era maestra en Villamiel, provincia de Cáceres, y cuando mi hijo iba a empezar el Bachillerato, decidimos trasladarnos aquí, en el año 1982 y empecé a dar clases en el colegio Prados de Torrejón, junto a la estación. Luego aprobé las oposiciones a profesor de instituto y me trasladé a otro centro y di clases de Geografía e Historia. 

—¿Cómo recuerda ese tiempo de maestro, la educación que se instruía con respecto a la de ahora?

Era muy importante la función de los padres, que colaboraban mucho con nosotros. Había mucha más disciplina que ahora y los alumnos actuaban con un respeto que ahora no lo percibo. La relación con los alumnos era muy buena y aún sigo teniendo contacto con algunos de ellos. Varios se licenciaron en años posteriores y ejercieron en distintas universidades. Una de mis antiguas alumnas vive por aquí y es bisnieta de José Canalejas.

—Usted tuvo mucha relación en esa época con el alcalde de Pozuelo José Martín Crespo.

Nos hicimos muy amigos, sí, yo les daba a clase a tres de sus hijos y, por su ocupación en la alcaldía, no podía acudir al instituto y nos solíamos ver después de las clases. Era un hombre muy responsable que se preocupaba mucho por la familia y por el buen gobierno del pueblo.

—¿Cómo era Pozuelo en aquellos años?

Bueno, para empezar, ya era un pueblo grande pero, aún así, se vivía más el ambiente de pueblo que ahora. Todos compartíamos los problemas y, de alguna forma, participábamos en resolverlos. Y Martín Crespo ejerció un papel muy importante como alcalde. Y si el pueblo ha crecido y mejorado, hay que debérselo a él. Tanto el desarrollo social como urbanístico, la Avenida de Europa, el llamado barrio de Nuevo Pozuelo…Hay que decir que había dos ambientes, el de la estación, que era algo más culto y distinguido y el del centro del pueblo.  

—¿En que nota el cambio que ha experimentado Pozuelo?

En la cultura y en la forma de vivir. Antes la gente era más familiar y solidaria, ahora es más fría y hay poco contacto vecinal. Mi mejor recuerdo de aquella época es las relaciones que tenía con la gente. 

—Usted escribió el primer libro que se publica sobre Pozuelo.

Es verdad, fue un gran trabajo que desempeñé con mi equipo y se publicaron 5 ediciones. Era una obra muy completa que incluía la geografía del municipio, sus orígenes, evolución y las costumbres. Del apartado costumbrista me encargué yo.

—También hay que decir, que además de su labor como docente, hizo sus pinitos como político y fue alcalde de un pueblo extremeño.  

Sí, fui el primer alcalde democrático de Villamiel, el pueblo en el que me casé. Y no militaba en ningún partido, era alcalde independiente. Eso ocurrió antes de trasladarme a Pozuelo, entonces dejé mi cargo. En mi época de alcalde aún sangraban las heridas de la Guerra Civil y había un ambiente de rivalidad en el pueblo que yo me empeñé en sofocar.  Luego, ya en Pozuelo, me presentaron en la lista de Ciudadanos por Pozuelo, pero yo me puse en el último lugar porque no quería meterme más en política.

—¿Cómo ve la actual situación política en España?

Mal, la veo mal porque los partidos se han convertido en sectas que no miran por el pueblo, solo ambicionan estar en el poder. Y se enfrentan unos a otros de una manera obscena. Son como oficinas de empleo y están de espaldas a la sociedad.

—¿Y los políticos de Pozuelo?

Pues lo mismo, viven demasiado a espaldas del pueblo, se tienen que aplicar más en los pequeños detalles y escuchar a los vecinos y solucionarles sus problemas. No se recorren las calles, no tiene ni idea de cómo vive el personal. Un desastre. 

—Ha escrito más de veinte libros, ¿todos sobre Historia?

Por lo general, sí, Historia de España. Tengo publicados muchos libros de texto de Bachillerato escritos junto a mi equipo, pero del libro que tal vez estoy más orgulloso es el que relata la historia de Alfonso IX, padre de Fernando III El Santo y que fue rey de León desde 1188 hasta su muerte en 1230.  El libro se llama “Alfonso IX, un gran rey con siete amadas”. Fue un gran monarca, muy instruido, y casi desconocido. Fundó la Universidad de Salamanca y es el primer rey de Europa que constituyó un Parlamento en el que se encontraban el clero, la nobleza y el pueblo llano. Después le plagió Juan I de Inglaterra, conocido como Juan Sin Tierra, pero Alfonso IX fue el primero. Mis libros se han vendido en toda España porque respetaba la historia con objetividad y neutralidad, nada sectario.  

—Y dígame, Domingo, a sus 82 años, ¿qué vida lleva?

Pues una vida muy tranquila, no sé lo que me quedará. Salgo cada día a charlas con los amigos y a tomar un vino con ellos. Y disfruto de la vida todo lo que puedo, con mis amigos y con mis libros favoritos, que son los clásicos del Siglo de Oro, y mi favorito es Quevedo. Y solo aspiro a poder vivir sin sentir dolor, eso es lo que le pido a Dios.   Ω