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Son más de 20 años los que llevan trabajando en la cooperación internacional a través de un programa de desarrollo innovador, sostenible, inclusivo y cercano a los beneficiarios. Hasta el momento, han sido más de 10.000 personas las que se han beneficiado de su trabajo en países de África, Asia y América del Sur. Una de las patas en las que basan su trabajo es la educación, ya que entienden que el aprendizaje es una de las herramientas imprescindibles para la construcción de una ciudadanía más igualitaria
En Agua de Coco conocen bien las desigualdades que hay en el mundo y desde 1994 luchan contra ella. Son conscientes de que hay que llegar a una sociedad más justa y equitativa a nivel global. Ese es uno de sus objetivos. Ellas, tal y como nos aseguran, están convencidas de que la educación es el motor de un desarrollo sostenible, de acuerdo, además, con los objetivos de desarrollo sostenible marcados por la ONU.
Saben que las cosas que aprendemos en el colegio, como aprender a convivir, a compartir, o aprender sobre la tolerancia, la solidaridad y sobre el mundo que nos rodea es imprescindible para la construcción de una ciudadanía con una mayor igualdad de oportunidades, activa, crítica y constructiva. Y al final, todo ello contribuye a allanar el camino hacia una sociedad más justa y equitativa a nivel global.
A corto plazo, todo esto supone una mejora de la calidad de vida, por las mayores oportunidades que brinda en el mercado laboral y la posibilidad de optar a mejores oportunidades de trabajo que aseguren un mejor futuro con una situación económica más digna.
¿Cómo son los proyectos educativos de Agua de Coco?
El eje prioritario de Agua de Coco es el eje educativo, que tiene como objetivo luchar contra la explotación laboral infantil así como reforzar la escolarización y el sistema educativo. Lo hacemos a través de varios proyectos tanto en Madagascar como en Camboya. Por una parte desarrollamos proyectos de escolarización, como la Escuela de las Salinas y la Escuela de los Zafiros, construidas en zonas de salinas y de minas respectivamente y donde viven y trabajaban niños que no estaban escolarizados por la ausencia de escuelas próximas.
Agua de Coco apuesta también en ambos países por la formación extraescolar, muy importante también para ofrecer alternativas positivas a la calle y los riesgos que esta conlleva, como la delincuencia y la drogadicción, y en el caso de las mujeres, además, la prostitución y los embarazos precoces. La educación extraescolar supone, por una parte, la formación en los valores básicos de la vida y, por otra, el desarrollo de aptitudes en disciplinas variadas. El Centro de Arte y Música, las salidas pedagógicas, la Escuela de Deporte y el Cine joven en Madagascar, así como las clases de inglés, los talleres extraescolares, la Escuela de verano y el equipo de fútbol femenino en Camboya, son proyectos que complementan la escolarización de los jóvenes.
¿Es fácil trabajar allí?
Sí y no…El mayor obstáculo que tenemos es la diferencia en la manera de hacer las cosas, fruto del abismo cultural que existe. Trabajar en terreno siempre es más complicado de lo que parece a simple vista: la cultura es diferente, la lengua es diferente, los espacios urbanos y de trabajo son diferentes y los ritmos también. Pero por otro lado, trabajar con organizaciones locales y con personal local es indispensable y nos facilita mucho las cosas, ya que al final son quienes están de verdad en el terreno y son profesionales que conocen bien las particularidades de las zonas donde trabajamos, la cultura y esas normas no escritas que existen en todas las sociedades.
Habéis creado el Malagasy Gospel, ¿en qué consiste?
Malagasy Gospel es una coral de canto góspel que nació en 2008 formado por niñas y adolescentes que provienen de los barrios más desfavorecidos de Tulear (Madagascar). Es una de las formaciones que se ofrecen en el Centro de Arte y Música. Tal y como dice José Luís Guirao, presidente de Agua de Coco, “la Malagasy Gospel es un canto a la capacidad”, no solo por la procedencia social de las niñas, sino porque la integración es una de sus máximas. Ver cantar a las niñas y a otros de sus protagonistas, Harris, que es solista del grupo, es una experiencia muy recomendable para entender mejor a qué se refiere José Luís cuando habla de “capacidad”. La Malagasy Gospel tiene previsto visitarnos a finales de año, así que estad atentos a nuestras redes para no perder la oportunidad de verlas en directo, ¡que siempre es una experiencia inolvidable!
Deporte, cultura, formación educativa, ¿qué otros proyectos tenéis en previsión?
Tenemos previsto seguir trabajando en proyectos que estén dentro de nuestros ejes de actuación: educación, inclusión social y ambiental, ya que para Agua de Coco es prioritario asegurar la continuación de los proyectos. Además cada año organizamos varias giras, ya sea de la Malagasy Gospel o la de Bloco Malagasy (grupo de batucada) en varios puntos de Europa, Asia América Latina y África, así como las giras deportivas que hemos empezado a hacer (como la de fútbol femenino que acabamos de organizar en Francia, Andorra y España el pasado diciembre). En España estamos ya en marcha trabajando en el recibimiento a la Malagasy Gospel en diciembre.
También estamos poniendo en marcha una granja pedagógica en Madagascar, que estará relacionada con las clases verdes que ya desarrollamos dentro de nuestro eje ambiental, el proyecto está aún tomando forma.
La lucha contra la malnutrición es otro de las bases de la fundación. ¿Cómo la desarrolláis?
La lucha contra la malnutrición forma parte del trabajo que hacemos dentro del eje social y lo hacemos a través de varios proyectos. En primer lugar tenemos un servicio de atención directa en los Centros de Educación Nutricional, en los que se ofrece una comida diaria a 200 niños.
La “estrategia de los 1000 días” es otro de nuestros proyectos clave. En Madagascar más del 40 % de los niños de menos de cinco años sufren malnutrición crónica. Los mil primeros días de un recién nacido representan el período crucial para el buen crecimiento. Durante este período, si el niño sufre malnutrición, su posibilidad de sobrevivir se ve amenazada y se expone a sufrir malnutrición crónica. Este proyecto consiste en el acompañamiento a cien madres y mujeres embarazadas a través de seguimientos nutricionales en los que reciben un complemento de vitaminas y hierro para preparar su organismo para acoger un embrión en condiciones de seguridad, y también la realización de actividades de sensibilización y de preparación de comidas ricas en hierro y vitaminas para los bebés.
¿Qué habría que decirles a los jóvenes?
Es importante que tomen consciencia de la realidad social que existe en otros países empobrecidos, donde se hace muy complicado no sólo ir al colegio o al médico, sino también comer. Venir a Madagascar y Camboya puede ser una buena manera de saber cuál es la situación y cómo se puede apoyar a mejorar la situación. Esta toma de consciencia ayudará a que los jóvenes sepan la importancia de colaborar con cualquier proyecto como el nuestro, fomentando la solidaridad con otras personas. ¡Así que les animamos a que aporten su granito de arena! Ω
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