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Por Candela Jiménez
El arte de enseñar a cantar a los pájaros, eso es el silvestrismo, una actividad deportiva federada que consiste en la captura, cría y educación de los pájaros silvestres al canto. Miguel Gallego, nacido en Pozuelo de Alarcón, es uno de los aficionados más virtuosos de esta actividad desde hace casi 30 años y con su colección de pajarillos cantores: jilgueros, pardillos, verderones y mixtos, es una figura nacional en este campo y ha ganado múltiples concursos en toda España. “En los últimos meses hemos logrado 25 premios por todo el teritorio nacional”, afirma, orgulloso, Miguel a Pozuelo IN. En Pozuelo están los pajarillos más virtuosos para el canto de España.
Miguel Gallego tiene 38 años y es vecino de Pozuelo desde que nació. Profesionalmente se dedica al sector de la construcción desde el año 2000, pero en su vida personal tiene una afición que le acompaña desde que tenía 5 años: las aves. “Esto lo aprendí de mi padre y de mi tío. Con 5 años ya hacía mis inventos para capturar pájaros”, cuenta Miguel, recordando sus inicios en el mundo del silvestrismo. Durante su infancia Miguel fabricó, junto a su abuelo, sus primeras redes con sacos de patatas y palos, jaulas con tablas y alambres… y todavía hoy conserva alguna de esas jaulas. Con 10 años consiguió su primera red abatible, de 4 metros, y lo curioso es que la compró en la pajarería de Pozuelo, que en el año 2012 empezó a regentar junto a su mujer.
Ayrton Senna, Fernando Alonso y Lando Norris, los pájaros campeones
Tras una infancia rodeado de aves silvestres en el campo Miguel se federó en 1995 en la sociedad El Chivón de Pozuelo, y en 2015 consiguió federarse en la Federación Ornitológica Cultural Deportiva Española. El silvestrismo consiste en la captura de las aves silvestres mediante grandes redes y su posterior cría y cuidado para ser educadas en el canto, pero en el año 2017 la nueva normativa de aves prohibió su captura. Esta medida no ha impedido que Miguel siga dedicando sus ratos libres a esta actividad, la diferencia es que ahora lo hace con los pájaros que tiene en casa. “Antes capturaba los pájaros del campo y les enseñaba a cantar con CDs y maestros, competíamos en los concursos de la Comunidad de Madrid. Ahora seguimos compitiendo en las competiciones, pero sin capturar, solo con los que teníamos antes”, explica.
Miguel se ha especializado en educar pardillos y mixtos de pardillo (canaria con pardillo), ave con la que ha ganado varios concursos. Pero también tiene jilgueros y sus mixtos (canaria con jilguero) y verderones y sus mixtos (canaria con verderón). “Hay gente que se especializa solo en una de las plumas y hay gente que lo hace en las tres”, cuenta. No compite con todos los pájaros que tiene (12 aproximadamente) sino con los que están más preparados en ese momento para competir, que siempre suelen ser los mismos. “Con los que más he ganado es con los pardillos. Les pongo nombres de pilotos de la Fórmula 1: Ayrton Senna, Fernando Alonso y Lando Norris”, comenta entre risas.
Creador de jilgueros cantores
Ganar o no las competiciones de canto es una cuestión de azar, suerte y preparación. Para entrenar a los pájaros al canto Miguel los saca todos los días 15 minutos al campo de La Poza de Pozuelo, junto a los antiguos lavaderos, para que “se acostumbren al ambiente”. “Que canten o no depende de la preparación y esto es lo difícil de los concursos, saber cómo los tienes que preparar para que canten en ese momento. Depende totalmente de lo que haga el pájaro, yo no hago nada”, explica Miguel. Educar un jilguero o un pardillo no es como educar otros animales, “no son máquinas y no son un perro que te hace más caso”, afirma. A parte de la preparación, en los concursos influyen otros factores como si les gusta el sitio donde están, si el pájaro contra el que compite le llama la atención o cómo han pasado el viaje.
Ninguna de estas dificultades le impide a Miguel Gallego ganar, junto a sus pájaros, entre 40 y 60 competiciones al año. Entre los premios que más le enorgullecen se encuentran: el primer clasificado de mixto de pardillo en 2021 y en 2018; el campeonato de España de 2018; en 2015, con la pajarería de Pozuelo, que regentaba junto a su mujer, quedó segundo clasificado en la categoría de Pardillo en “el Giraldillo de Sevilla” y en 2016 ganó el primer premio de Pardillo en el concurso de canto campereo “Foráneos”. “En 2021 hemos ganado más de 40 trofeos entre campeonatos de Madrid y de España”, comenta orgulloso.
Todo esto es posible gracias a la dedicación y empeño que Miguel le pone a esta afición y los kilómetros que se hace junto a sus pájaros para competir. Cuando viajan los colocan en unos “cajones acolchados con una cámara de aire que dura 24h y una jaula en su interior para que viajen sin escucharse entre ellos”, que no se escuchen sus cantos es importante porque “son diferentes especies y tienen diferentes notas de canto y, si se escuchan entre ellos su código de canto se estropea y tienen faltas y ya no sirven”, explica.
Estos concursos consisten en poner tres pájaros de diferentes dueños (separados por 25 metros para que no se escuchen) y un juez puntúa sus notas positivas y negativas, el que más puntos tenga gana.
“Es una actividad bonita y no hacemos daño a nadie”
La ley ya no permite una de las actividades del silvestrismo: la captura. Esto impide a personas como Miguel cazar nuevas aves para sus concursos y tiene que seguir con las que tenía anteriormente hasta que se mueran. Como no pueden juntar diferentes especies para que no se estropee su canto, Miguel y su mujer los guardan en diferentes lugares, “los tenemos en varias casas y en garajes porque si no es un lío”, explica.
Hay personas que consideran que esta práctica no es buena para los animales por el hecho de estar encerrados en una jaula y no en libertad, pero Miguel asegura que “están mejor que en la naturaleza”. “Muchas veces la gente nos ve por aquí, por La Poza, con los pájaros y se cree que estamos cazándolos o matándolos, pero nosotros no les hacemos daño. Están a salvo de cualquier peligro o cualquier rapaz y tienen cuidados veterinarios prácticamente diarios”, cuenta.
“Es una actividad que es bonita, es sana y no hacemos daño a nadie”, asegura orgulloso. Miguel también trabaja con la asociación La Poza y participa en numerosas actividades del municipio como los festejos de la Patrona, pero, a pesar de ello, asegura que el Ayuntamiento “no les da ninguna ayuda”. “Pedimos una subvención hace unos años y no nos la dieron, no están por la labor, hay cosas más importantes, y lo veo normal porque esto es una afición que no da dinero a nadie, aunque entretiene”, concluye con una sonrisa mientras le cambia el agua a sus jilgueros. Ω
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