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BRINDIS POR ANTOÑETE

22-10-2021 7 a.m.

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Se cumplen diez años de la muerte de Antoñete, el torero de la Movida.

REDACCIÓN - Un viernes 22 de octubre de hace justo una década falleció en Madrid del matador de toros Antonio Chenel, Antoñete. uno de los diestros que han marcado la historia moderna del toreo. Su reaparición al arrancar la década de los 80, tras una carrera salpicada de éxitos y fracasos, fue definitiva pues con su magisterio Chenel sacudió el alicaído planeta de los toros al contagiar el sentimiento taurino a las nuevas generaciones y fascinar a un buen puñado de artistas jóvenes que dieron nombre a la histórica Movida madrileña.

A mediados de los años ochenta el torero con más éxito en los círculos intelectuales y la bohemia de Madrid era un hombre de más de cincuenta años y un desgastado aspecto físico. Antonio Chenel ‘Antoñete’ fue uno de esos diestros envueltos siempre en un halo de tremendismo artista y romántico. A medio camino entre poeta nocturno y hombre curtido en mil batallas ‘Antoñete’ consiguió reunir en la Monumental de Las Ventas a cineastas como Pedro Almodóvar o Agustín Díaz Yanes y músicos relevantes como Jaime Urrutia, entonces líder de Gabinete Caligari, pintores como Ceesepe o Javier de Juan o ilustres fotógrafos como Alberto García-Alix o Luis Baylón.

Chenel nació el 24 de junio de 1934 en los alrededores de la plaza de toros de Las Ventas. Su padre trabajaba como monosabio del coso venteño y perteneció al bando republicano durante la Guerra Civil. Así las cosas, los primeros años de la vida de futuro diestro estuvieron marcados por  las carencias económicas y, sobre todo, el hambre. La falta de calcio en su infancia redundaría en el futuro en sus problemas en los huesos.

Su admiración por Manolete, el torero más famoso de la posguerra, y la necesidad le convencieron de que jugarse la vida ante un toro era la mejor forma de sacudirse la miseria. Julio Aparicio le dio la alternativa el 8 de marzo de 1952 en Castellón, ante toros de Francisco Chica, siendo testigo Pedrés.


La confirmación fue el 13 de mayo de 1953. En la feria de San Isidro se presenta como doctor, con Rafael Ortega como padrino, quien le cedió la muerte del toro Rabón, de Alipio Perez Tabernero, con la presencia de Julio Aparicio. En la feria de 1966, un 15 de mayo, San Isidro, llevó a cabo la que ha sido considerada como una de las mejores faenas de la historia con “Atrevido”, el legendario 'Toro blanco de Osborne'. Un éxito clamoroso e histórico a pesar de no cobrar ni una oreja tras la muerte del bravo burel. En 1975, se retiró para regresar en 1981 acuciado por las deudas. En esa época nace su mito y su capacidad de arrastrar aficionados de todo pelaje.

El 16 de febrero de 2001, el Consejo de Ministros reconoció su trayectoria con la medalla al Mérito de las Bellas Artes.

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