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MAYO 2012  /  ENTREVISTAS

DESDE QATAR: YOLANDA CARRERO

17-10-2014 8:53 p.m.

A Yolanda le gusta el calor de España. El de Doha, capital de Qatar, es otra cosa. Inimaginable. Recién llegada tuvo la feliz idea de visitar un centro comercial y casi le cuesta una quemadura en la muñeca. Llevaba puestas sus pulseras de plata. El termómetro en los meses de junio a septiembre alcanza los 53 grados centígrados

Cuando hizo las maletas pensaba permanecer en Qatar dos años. Ahora lleva cinco. Y los que le quedan. Tuvo que abandonar Pozuelo con dos niños pequeños porque de un día para otro la compañía aérea en la que trabajaba su marido echó el cierre y se quedó sin trabajo. Casi inmediatamente Qatar Airways le hizo una oferta laboral interesante económica y profesionalmente. Y a volar rumbo a Oriente Medio.

¿Qué sentiste cuando tuviste que dejar tu mundo en Pozuelo?

Por un lado mucha ilusión por comenzar una nueva vida. Casi una aventura. Pero también sentí incertidumbre y mucha pena por todo lo que se quedaba en mi país. Nuestro destino era Doha y allí teníamos que comenzar de cero.

¿Cómo te imaginabas Qatar? ¿Qué es lo que más te llamó la atención al llegar allí?

La verdad es que me lo imaginaba más o menos como es. Lo que más me sorprendió fue el calor. Es un calor que hay que vivirlo, sufrirlo diría yo. No se puede imaginar. En verano el termómetro supera los 53 grados centígrados. Al poco de estar allí, casi me abraso la muñeca con mis pulseras de plata. Y solo recorriendo los pocos metros que separan el aparcamiento del centro comercial.

¿Qué recuerdas de los primeros meses en Doha?

Pues los tres primeros meses fueron de adaptación. Fue una sensación como de estar de vacaciones en un lugar desconocido porque todo está por descubrir, y siempre juntos, en familia, porque no tienes a nadie más. Eso fue una parte muy bonita que recuerdo con mucho cariño. Yo tardé en adaptarme al calor, pensé que no me acostumbraría. Los niños tuvieron que aprender a vivir en inglés y a estar en una clase con un grupo de niños, sin entender nada, pero defendiéndose de la situación a su manera. Como me decía mi hijo Carlos, con 6 años, cuando le preguntaba: “Y tú ¿que haces para saber que dice la profesora?” Y me contestaba “yo hago lo que hacen los demás, me fijo en ellos, y hago lo mismo”. Pablo con tres añitos, se hizo amigo de otro niño español y no se separaba de él.

¿Cómo es tu vida en Oriente Medio?

Básicamente la misma que hacía en Pozuelo. Sinceramente, creo que la vida en familia, con niños, es igual en todos sitios; los niños van al colegio y tú a trabajar, luego están los deberes y las actividades extraescolares. Lo que cambia es el continente pero el contenido es el mismo. Obviamente, en el plano social, cultural, de ocio es diferente. Para empezar vivimos rodeados de mezquitas que llaman al rezo cada cinco horas a través de altavoces. De hecho, te contaré que la primera noche que dormí en Doha pensé que mi marido me decía algo cantando a eso de las cuatro y media de la madrugada, y resultó ser la voz del muyaidin llamando al rezo por los altavoces de la mezquita. Los musulmanes profesan su fe muy religiosamente, las mujeres van cubiertas y de negro (abaya), y los hombres con su traje blanco (dis das). Nuestra manera de vestir debe ser más discreta que como te vestirías en España, pero simplemente más discreta. Eso no significa que tengas que ir tapada y con pantalones; eso para estar en sitios públicos. Luego, en sitios privados, puedes ir como quieras. En el mes de Ramadán  todo es más incomodo pues todo está cerrado y no puedes beber ni comer en sitios públicos hasta que anochece. Otra gran diferencia es que, debido a las altas temperaturas, apenas se pasea y casi toda la vida transcurre en el interior: el centro comercial, el colegio, la casa, el restaurante... Y todo en coche con el aire acondicionado.

La experiencia lejos de la patria está resultando…

Muy enriquecedora. Porque te empapas de otra cultura diferente, porque aprendes otro idioma, porque valoras más de donde vienes y a quienes has dejado atrás, porque conoces gente de muchas partes del mundo, con realidades muy diferentes a la tuya y porque te reciclas. Cambiar las rutinas que mantenías desde hace tiempo por otras diferentes viene bien durante un tiempo.

Aunque eres licenciada en Imagen y Sonido, en Pozuelo trabajaste varios años en una empresa de merchandising y como comercial ¿Tienes empleo en Doha?

Sí. A los seis meses de llegar empecé a trabajar como profesora en una guardería y allí estuve tres años y medio. Ahora trabajo de asistente de profesora en el colegio de mis hijos. También he trabajado de guía turística para algún grupo de españoles que venían por tres días a Doha haciendo escala para continuar su viaje por algún sitio de Asia. Además, hago trabajos como intérprete para españoles que quieren hacer negocios en Qatar pero que no saben inglés. Este país está lleno de oportunidades porque todo está por hacer y sus gentes tienen dinero; ellos lo tienen fácil y nosotros también.

¿Qué te gusta hacer en Doha cuando tienes tiempo libre?

Me gusta salir a correr y acudir al zoco. También salir a cenar, a bailar o a la ópera. Escaparme al desierto y al mar... Me gusta ir a la playa, aunque aquí no hay cultura de playa. Están muy sucias, aunque cada vez menos, el agua está caliente y los coches pueden llegar hasta la orilla. Aquí ir a la playa es como hacer una excursión al campo. Gracias a que somos miles de expatriados, están aprendiendo que la playa es un buen reclamo turístico.

De Madrid y de Pozuelo echas de menos…

De Madrid, su cielo azul y la gente tan guapa y bien vestida, sus tapas y sus cañas, sus calles para pasear, el transporte público, el Prado, La Latina. Por supuesto a mi madre y a mi padre, a mis hermanos, a mis amigas y muchas cosas más... De Pozuelo, la casa y la urbanización en la que vivía, el orden, la limpieza, las ofertas culturales al alcance de la mano.

¿Volverás a España?¿Regresas de vez en cuando?

Por supuesto que volveré. “Inshallah” como dicen aquí ¿Cuándo? Cuando haya trabajo, y mi marido profesionalmente alcance lo que quiere. Siempre volvemos un poco en Navidad, Semana Santa y verano. Los niños tienen que conocer sus raíces y no queremos que dejen de sentir España.

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