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La entrevista más íntima y cercana al Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y presidente del Partido Popular de Pozuelo. Se siente pozuelero, madrileño y español. Confiesa que es bella nuestra bandera porque, sencillamente, emociona.
Por Katy Mikhailova
Llega puntual al restaurante Miss Sushi de Pozuelo (Vía de las Dos Castillas, 33). A pesar de su imposible agenda, Enrique Ruiz Escudero (24 de diciembre de 1967) no duda en aceptar su primera conversación para la revista de cabecera de los vecinos de Pozuelo de Alarcón, la ciudad que le ha visto crecer. Él se siente pozuelero, madrileño y español.
Y es que Pozuelo es su vida. Llegó a esta ciudad (entonces era un pueblo) con tan sólo 8 años. Corría el año 1975. Entonces había poco más de 10 mil habitantes. Empezó estudiando en el Colegio Liceo Sorolla, donde cursó toda su etapa escolar. “Recuerdo el colegio como una época muy positiva”. Y es que su historia con esta ciudad va mucho más lejos: sus padres se conocieron en Pozuelo de Alarcón de vacaciones cuando tenían 18 años.
Enrique es el tercero de 6 hermanos. “Soy el equilibrio”, bromea. Todo chicos, menos su hermana, Almudena, quien también está ligada a la política de este municipio, pues encabeza la concejalía de Educación y Juventud.
—¿A qué sonaba Pozuelo?
A cambio, a nueva casa, nuevo colegio, nuevos amigos, a Pozuelo pueblo, Pozuelo Estación y las urbanizaciones…. todo desconectado, pero me gustaba y me gusta mucho.
—Ha cambiado tanto… entonces era un pueblo. ¿A qué suena hoy?
A una gran ciudad, pensada para vivir, segura, tranquila...
—¿Qué queda de aquel niño?
La ilusión y la curiosidad por conocer.
—¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte a la política?
Por influencia paterna lo tenía muy claro. Recuerdo mi primera experiencia política con tan sólo 8 años. Mi padre era presidente de Alianza Popular entre el 82 y el 86. Recuerdo que acudió a un acto al Hotel Meliá de la Calle Capitán Haya de Madrid. Mi padre hablaba en público ante cientos de afiliados y periodistas, y aquello me impresionó muchísimo.
Para Enrique el valor de los valores es la Lealtad. “Si me preguntas cómo se manifiesta, te diré que a través de la reciprocidad. Si tú creas ese ambiente en tu trabajo, de transmitir lealtad, también la recibes”. Y es que Enrique fue entrenador de baloncesto femenino en el Liceo Sorolla: “cuando manejas grupos, te das cuenta de que, para que la gente confíe en ti, tú tienes que confiar en ellos. El respeto y la sinceridad son la base de toda dinámica profesional cuando gestionas equipos”.
Amante del deporte, su pasado está intrínsecamente ligada al mundo del baloncesto. Colchonero por convicción, es socio del Atlético de Madrid desde la época de Jesús Gil. “Yo y Ángel Garrido somos los pocos atléticos que hay en la Comunidad de Madrid”, sonríe cuando le recuerdo que su presidenta, Cristina Cifuentes, es madridista.
Enrique empezó estudiando Medicina en la Universidad Complutense de Madrid. También una carrera “heredada” por su influencia paterna: “siempre he trabajado mientras estudiaba, como entrenador de baloncesto, ayudando a mi padre en las consultas y en el quirófano. La autonomía económica ha sido fundamental pues te da más independencia”. Después vino la etapa de médico en el que Enrique tenía que compaginar su trabajo en tres sitios diferentes con una pequeña aventura empresarial en el sector de la hostelería.
“Parlamentarismo, debate, dimensión de la Comunidad, oportunidad... es así cómo recuerdo la época en la que estuve de Diputado de la Asamblea”, contesta. Como viceconsejero de Medio Ambiente cuenta que fue su primer contacto con el Poder Ejecutivo, y donde adquirió conocimiento de la administración, de la gestión, y de la responsabilidad sobre el presupuesto, centrándose en la creación equipo. “Como viceconsejero de Presidencia y Justicia recuerdo esta época como un periodo de más estrategia política, más responsabilidad y más capacidad para crear equipo”. Y su actual recorrido en Sanidad lo encuentra como un momento de “reto personal y profesional, lleno de intensidad”.
La gran incógnita para más de uno sería ese momento en el que desvincula de los populares creando un nuevo partido. PADE (Partido Demócrata Español). “Fue una etapa muy interesante de mi vida política. Conocer una organización pequeña pero muy sólida ideológicamente, con escasos recursos, pero con gran ilusión, me ha aportado una buena base para lo que vino después. De todo se aprende”, detalla. Enrique asegura no estar nada arrepentido, sino más bien todo lo contrario. “Que me haya ido del PP y luego haya vuelto dice mucho de los populares”, explica. “Esa es la grandeza del PP, es un partido generoso”, añade.
En estos momentos, además de Consejero de Sanidad también es presidente del Partido Popular de Pozuelo: “Es un municipio que conozco muy bien, llevo más de 40 años viviendo en él y he crecido con Pozuelo al igual que toda mi familia. Mi proyecto como presidente es duplicar el modelo que la Comunidad de Madrid quiere para el PP de Madrid en Pozuelo de Alarcón”. Para Enrique, este reto es muy interesante, ya que Pozuelo es el principal bastión de la Comunidad de Madrid.
“Estoy cien por cien como Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid y como presidente del PP de Pozuelo. Más allá de esto no tengo ninguna inquietud”, contesta rotundamente a la pregunta sobre la posibilidad de que se presentara como alcalde en Pozuelo para las próximas elecciones autonómicas.
Feliz de trabajar en la Comunidad de Madrid, cuenta que Cristina Cifuentes es tal como se aprecia en la televisión. “Es una trabajadora incansable, con una memoria prodigiosa. Cristina confía mucho en el equipo que le rodea, que es gran parte de su éxito”.
Sencillo, curioso, cercano, amable y humilde, así es Enrique Escudero en el trato personal. Algo tímido, en algunos momentos. Se define como una persona feliz, y afirma que la verdadera felicidad es no creérselo nunca.
—¿Qué es el fracaso para Enrique?
Son obstáculos que te permiten seguir superándote. En las sociedades anglosajonas ven el fracaso como algo básico del aprendizaje.
—¿Y tu mayor éxito personal?
Mi familia.
—¿Cómo definirías, entonces, el éxito?
El éxito va siempre ligado a las expectativas que te plantees con tus retos de vida.
—Ya que mencionas la vida, ¿qué crees que hay después?
Como creyente siempre he pensado que hay algo mejor.
—¿Qué es la vida para ti?
Un frenesí... ¿qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño; que toda vida es sueño y los sueños, sueños son (monólogo de Segismundo).
—¿Le temes a la muerte?
No. Pero sí me preocupa qué pasaría si fallecieran las personas a las que quiero y que me quieren.
—¿Crees en una realidad paralela? Es decir, ¿de no haber sido político y médico, te imaginas otra vida con otra profesión?
La verdad es que no. Sí me he plantado este “ejercicio”, y lo he probado mucho en estos años, pero no me imagino nada nuevo.
—¿Amas España?
SÍ, en mayúsculas.
—España es belleza, ¿qué entiendes por este término intangible?
Armonía, simetría.
—¿Es bella nuestra bandera?
Es bella porque emociona.
7 PREGUNTAS—7 RESPUESTAS
—Un libro: “Momentos estelares de la Humanidad” Stefan Zweig
—Un filósofo: Salvador de Madariaga
—Un vino: Tagonius (D.O. Vinos de Madrid)
—Tu restaurante favorito de Pozuelo: Difícil decisión…”Mi Hermano y yo” y “La Española”
—Tu plato preferido: Migas con huevos fritos (si son de mi suegro mejor)
—Una canción que te haya marcado: “Feel so Good” Chuck Mangione
—Un animal: El caballo Ω
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