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Por Domingo Domené
Historiador
La leyenda dice que don Hernando de Alarcón, marqués del Valle Siciliana, una de las primeras espadas del emperador Carlos V yendo un día de caza como guardián del rey Francisco I de Francia. cautivo en la Torre de los Lujanes de Madrid, tuvo un feliz encuentro por estos parajes de Pozuelo con una doncella que le ofreció agua tan deliciosa que impulsó al caballero a comprar a los familiares de María, que así se llamaba la niña, el pozo y las tierras aledañas al mismo. Y que tanto él como sus sucesores desde entonces siempre se sintieron unidos a Pozuelo.
La realidad es mucho más prosaica. Cuando Felipe IV accedió al trono en 1621 se encontró con que las arcas de la Hacienda Pública estaban vacías por los gastos de sus antecesores. Por eso propició una serie de ventas que paliasen la bancarrota de las arcas reales y que permitieran al rey mantener a flote sus ejércitos de mar y tierra para sostener la expansión territorial. El 6 de mayo de 1625, el monarca recibió permiso para vender terrenos reales correspondientes a veinte mil vasallos.
El 19 de agosto de 1626, el licenciado Melchor de Molina adquirió el lugar de Húmera, que a finales de ese mismo siglo XVII pasó a la casa de los condes de Clavijo.
El 21 de enero de 1629, Bartolomé Spínola, Factor General del reino, solicitó la compra del lugar de Perales -actual Perales del Río- a cambio de 17 000 maravedíes por vecino, pero poco después, renunció a dicha compra. Luis de Alarcón, que pertenecía al Consejo de Contaduría Mayor de Hacienda de su Majestad, aprovechó esa situación para solicitar la subrogación de la deuda de Spínola por la compra de Perales, cambiándola por la aldea de Pozuelo de Aravaca con la condición de que se le autorizase para “que el dicho lugar de poçuelo de aravaca se llame e intitule de aquí adelante la villa de Poçuelo de Alarcón”.
Bartolomé Spínola pidió al rey esa subrogación y el rey la autorizó el 27 de octubre de 1631. El 15 de diciembre de ese mismo año se firmó la correspondiente escritura entre Spínola y Alarcón.
Con esta misma fecha el rey autorizó por Real Cédula a don Luis de Alarcón a comprar la aldea de Pozuelo de Aravaca para su hijo Gabriel de Ocaña y Alarcón, por vía de mayorazgo: “para que la goce el dicho don Gabriel de Ocaña y Alarcón y sus herederos y subçessores y reservas que tiene el dicho mayorazgo…”
El 21 de enero de 1632 mediante una carta del rey a Luis Cartucho -juez de la venta de estos 20.000 vasallos- manda llevar a cabo la operación. El precio acordado fue de 17.000 maravedíes por vecino o 6.350 ducados por legua, a elegir por la Real Hacienda.
El día 7 de enero de 1633 don Gabriel incorporó el señorío de Pozuelo al mayorazgo heredado de su padre por lo cual Pozuelo pasó a ser villa y se hizo efectivo el cambio de nombre de la localidad: Pozuelo de Alarcón .
Don Gabriel en su condición de señor de la villa pasó a cobrar un 10 % de las alcabalas y a ejercer su derecho, como señor, a nombrar a quienes iban a ser los alcaldes (hoy diríamos jueces) de la localidad, pero no adquirió la propiedad de ningún terreno. Ω
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