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Ver a una niña que recibe su primer juguete aferrase a él y no sacarlo de su bolsa con los ojos llenos de alegría; estar con unos chicos de unos veinte años, de Benin, disfrutar cuando completan un juego didáctico para menores de tres años, u observar cómo comparten dos niñas unos patines y la alegría que demuestran en sus paseos son algunas de las sonrisas que han podido sacar desde la Fundación Crecer Jugando, tal y como nos cuenta su director de Campañas, Alberto Azcona
Porque en esta fundación se dedican a eso, a fabricar la sonrisa en niños que reciben por primera vez un juguete. Lo llevan haciendo desde su año de fundación, allá por 1996. Desde entonces tienen como objetivo promover el derecho al juego de los niños, un derecho fundamental reconocido por Naciones Unidas. Creada por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, la fundación realiza campañas, estudios y diversas acciones que promueven este derecho que resaltan la importancia del crecimiento del niño jugando porque, según asegura Alberto, “el juego es crecimiento”.
Actualmente trabajan desde varios frentes: Ludomecum y el Observatorio del Juego Infantil. Y desarrollan otras dos campañas: Un juguete, una ilusión ya conocida y esperada por todos en estas fechas por la importante repercusión que tiene tras 15 años de camino y #comparteyrecicla, basada en la donación que realizan los niños de sus juguetes para que otros puedan disfrutar con ellos. Azcona se muestra orgulloso de la tarea que llevan a cabo, sobre todo por el resultado: la sonrisa del niño.
Dos campañas con mucha vida
Desde la fundación tienen en marcha dos campañas que les están dando muy buenos resultados. Tanto como para que ya hayan podido ver la sonrisa de los niños más de siete millones y medio de ocasiones. Una por cada regalo entregado en los más de 45 países a los que han llegado hasta ahora.
Si hay una acción que ya está arraigada en casi toda la sociedad española es la de Un juguete, una ilusión, que este año cumple su edición número 16. Gran parte de la repercusión de esta campaña es su novedad, “nadie antes se había dado cuenta de que el niño necesita jugar”, señala Alberto.
Su objetivo es el de recaudar fondos para la fabricación y envío de juguetes nuevos a niños de España y países en África, Latinoamérica y Asia principalmente. Hasta el 6 de enero de 2016 todos aquellos que lo deseen podrán colaborar con la campaña realizando la compra del bolígrafo solidario y participando en las actividades que se han preparado como el concierto de Edurne (19 de diciembre en el Teatro Monumental).
Alberto es además del director de Campaña de la fundación, una persona muy proactiva. Ha viajado a muchos de los países donde entregan juguetes, haciéndolo él mismo. Ha visto muchas cosas y algunas de ellas le han impactado mucho. Como cuando hizo su primer viaje. Fue a Nicaragua. A una prisión cerca de Managua. Allí habían niños viviendo con las madres en la cárcel. “Me dejó roto. Entiendo que ninguna prisión es bonita, pero lo que vi en Nicaragua me espantó: el olor de las celdas, el estar encerrado, la sensación de ver a los niños de dos o tres años recluidos con sus madres. Me impactó tanto…”, explica y continúa con otra de las muchas situaciones que ha vivido en sus casi veinte años en la fundación: “en los internados los niños que hay son maravillosos, o en centros para niños con discapacidad, que son abandonados inmediatamente por su discapacidad, ya que no hay proyectos en esos países para estos jóvenes…”. Son muchas las vivencias que ha tenido en ese tiempo, pero con la que se queda es con la sonrisa de los niños.
El más joven de los proyectos es el de #comparteyrecicla, que entra ya en su tercer año. Alberto nos lo define: “es muy simple. Como en todas partes el niño va creciendo y, al igual que la ropa se le queda pequeña, los juguetes también. Por eso, hay que hacer un vaciado del armario de vez en cuando. En las casas hay muchos juguetes que tienes guardados, pero que el pequeño ya no usa. Por eso, lo que buscamos es que los niños se eduquen en la solidaridad. Que vean que no les hace falta ese peluche, camión o muñeca… y lo donen”.
El juego es crecimiento
Una cosa sí que es imprescindible, que esté en buen estado. Lo piden siempre, ya que si no es así, no vale… Es la propia campaña quien se encarga de revisarlo. “Si vemos que está sucio pero en buenas condiciones, se limpia, se arregla y se envía al niño, pero en el caso de que no, lo que hacemos es reciclarlo. Trabajamos ahora con una asociación de discapacitados, Asociación Despertar, que son los que se encargan de revisar los juguetes de uno en uno, ver las condiciones en las que está. Los que no valen los mandamos a empresas de reciclaje con las que colaboramos”, señala Alberto.
Así, lo que hacen, aparte de su labor solidaria, es dar trabajo a empresas que, de otra manera, estarían paradas. “Además, conseguimos que se sientan importantes. El otro día nos llamaron para decirnos que por primera vez en su historia, uno de sus trabajadores (que recibe ayudas de la Comunidad por su discapacidad) les había dicho que prefería ser dado de alta, incluso renunciando a esa ayuda, porque se sentía útil así. Está trabajando, no está recibiendo una subvención…”, comenta con orgullo Azcona. Ω
Crecer Jugando quiere tener un detalle con vosotros y, por eso, los diez primeros mails con el asunto "1 juguete 1 ilusión" que lleguen a la cuenta redaccion@pozueloin.es recibirán un pequeño obsequio.
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