Si continúa la navegación por nuestro sitio web estará aceptando nuestras condiciones, que puede consultar en:

HISTORIAS DE LA PVTA PANDEMIA IV

28-05-2021 11:48 a.m.

(2)

Por Jesús Castells
Ilustración de: José Guaita

Cada vez que toso o estornudo me tengo que hacer una PCR. Lo sé, quizá soy un poco exagerada, pero no puedo dejar de pensar que cada vez que aflora un síntoma en mí, por pequeño que sea, voy a ser la siguiente en caer y creedme, ser asmática y padecer halitosis, no ayuda nada en tiempos de pandemia.

No voy a esperar a que me llamen para vacunarme, he decidido poner fin a todo esto y voy a coger el toro por los cuernos. Esto no es vida, me mata estar todo el día pendiente de cuándo me va a tocar y me toca mucho las narices que la gente mayor ya esté vacunada y yo no. Y además, con la mala suerte que tengo, me pondrán la primera de AstrZeneca y la segunda la de Lidl. 

Me voy a contagiar, lo he decidido y tengo un plan. Cuando nos envíen el próximo comunicado informando de otro compañero que ha caído en la oficina, me voy a su sitio a lamer el teclado como si fuera una perra, voy a chupar su ratón hasta el cable y buscaré en su cajón su cepillo de dientes para frotármelo por las encías sangrientas que tengo. Intentaría lo del beso, pero va a estar complicado, ya os dije que me huele un poco el pozo.

Me han dicho que hay gente que lo pasa mal cuatro o cinco días, pero luego ya se inmuniza y a vivir que son dos días, literal. Claro, que alguno no lo cuenta. Pero ¿Qué probabilidad tengo yo de irme al otro barrio? Si no me ha tocado nunca la lotería… ¿Por qué me va a tocar a mi esta mierda? 

Mi gata me evita, lo noto. Cada vez que nos cruzamos por la casa mete como el turbo y desaparece de escena. Come por la noche y duerme durante el día para no coincidir conmigo. Cualquier día le retiro la custodia y que se busque la vida. Esta lleva a tal extremo lo de no morder la mano que te alimenta, que ni la ve. Es pasarse de japuta.

El otro día comí con mi madre y pensé que me había llegado la hora, vi todos los síntomas claros una vez más. Fue una falsa alarma, y es que mi madre ya no le echa sal a nada y me dio un gazpacho y una tortilla francesa que no sabían a nada, en el hospital no está tan soso. “Cagüen” todo. Esto no es vida.

En cuanto pueda me contagio, no puedo seguir así con esta incertidumbre. Y si me toca, pues oye, que mi madre se haga cargo de la gata que, seguro que se entienden, se la dejo en herencia junto con la hipoteca. ¡Toma regalito!

FIN

Sigue a Jesús Castells en Instagram  

HISTORIAS DE LA PVTA PANDEMIA  I  

HISTORIAS DE LA PVTA PANDEMIA  II 

HISTORIAS DE LA PVTA PANDEMIA  III 

COMENTARIOS

no hay comentarios

Añadir un comentario

Deja tu comentario aquí: