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Recuperar la ilusión

25-07-2021 12:59 p.m.

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Lamentablemente el número de suicidios está creciendo, las solicitudes de divorcio siguen aumentando tras la caída inicial por la pandemia. La ansiedad, la depresión y el agotamiento, son efectos silenciosos de un enemigo invisible que ataca indiscriminadamente a jóvenes y adultos. Ya lo adelanté en mi artículo de febrero, “Cómo vencer a la incertidumbre”, en el que decía que tenemos que aprender a proteger nuestra salud mental, porque intentar curarnos con ansiolíticos o sedantes, no es la solución.

Llega el verano y es un buen momento para reflexionar y recuperar la ilusión perdida. Desde una toalla tumbado al sol en una playa perdida de Cádiz es fácil imaginarse a uno mismo regentando un chiringuito, cortando limas para hacer daiquiris, rodeado de gente guapa que ríe y baila al son de la música en directo mientras la caja registradora, rebosa de pasta gansa. Pero, para poder montar un negocio con alguna posibilidad ¿hace falta una buena idea, original, al estilo de las que tuvieron Bill Gates o Jeff Bezos? La idea es el inicio, es el punto de partida. ¿Y si no tengo ninguna idea, qué hago? Habrá que buscarla, todo el mundo tiene sueños, lo que hay que hacer es buscarlos o incluso copiarlos, pero lo más importante es trasformar esos sueños en realidad. Y por desgracia, a uno se le empieza a caer el chiringuito en cuanto vas más allá del simple sueño veraniego. Y dudas, y ya no lo tienes tan claro, porque lo del chiringuito ya se le ha ocurrido a más de uno y en Cádiz, ¡chiringuitos no faltan!

Efectivamente, tener una buena idea no es suficiente. Se necesita algo más: valor, audacia, atrevimiento y osadía. De hecho, el cementerio está lleno de ideas estupendas y de planes maravillosos por culpa de gente que nunca se atrevió a echarle huevos y convertir esa idea en una realidad, en algo más. Hace falta valor. Para que te toque la lotería tienes que echar moneda, tienes que comprar un décimo, si no, es imposible. Hay que dar el paso.  Un día hay que dejarse de pensar, de planes, de previsiones, de presentaciones y de Excel con hipervínculos para pasar a la acción. Para llegar a la meta hay que dar un primer paso.

En el momento en el que surge dentro de ti la maravillosa idea de empezar algo estás haciendo que germine por primera vez la ilusión en tu interior. Y es una sensación vertiginosa, porque solo de pensarlo acojona, aunque por otro lado también atrae y seduce. Estamos ante el principio de la solución.

No hace falta que pensemos en un emporio, no. El caso es tener ilusión por hacer algo que ocupe nuestro tiempo, nuestro esfuerzo y nuestra dedicación. Mantener la cabeza ocupada en un proyecto de la índole que sea, es la mejor medicina contra cualquier enfermedad mental.

Tendemos a ser perfeccionistas y nunca encontramos el día indicado para emprender ese viaje, siempre hay algo mejorable. Pero hay que marcar el día “D” en el calendario. Créanme, es mejor dar el paso con un 75% del proyecto ya encaminado que no esperar a que esté todo al 100%, todo perfecto. Los expertos lo llaman el Producto Mínimo Viable (MVP), que sirve para testarlo en el mercado de una forma real y así poder mejorarlo. Porque si esperamos la excelencia para el lanzamiento, es muy probable que nunca jamás demos ese primer paso. Al final la perfección conduce a la parálisis, a la inseguridad, al cementerio de ideas.

El primer paso seguro que no nos lleva donde queremos ir, pero nos sacará de donde estábamos. Y este es ya el primer éxito.  Da igual el tiempo que llevabas madurando la idea, analizando competencia, viendo oportunidades y riesgos, asesorándote, dejándote aconsejar, pros y contras, el famoso DAFO… el día “D” es el día que tu proyecto ve la luz, ese día es un punto de inflexión en el que entras a formar parte del selecto club de los que HACEN, de los que llevan a cabo las cosas.  Da igual si bien o mal. Entras a formar parte de los creadores, de los que emprenden.  Y eso, amigos, es muy grande, es casi orgásmico. ¡Es un momento ENORME!

Un emprendedor tiene que creer en él y en su idea, en sus ideas. Por encima de todo. Yo siempre pongo como ejemplo el caso de Enric Bernat, que observando a los niños comer caramelos y viendo cómo se pringaban las manos, tuvo la dulce ocurrencia de ponerle un palo al caramelo. ¿Te imaginas el careto de su mujer cuando le contó su gran idea? ¡Debió flipar! Pues a pesar de todo Enric creyó en su idea e inventó los chupachups. Hoy en día se producen más de 12 millones de unidades diariamente, se comen Chupa Chups en más de 100 países y hasta los astronautas de la estación MIR se los han llevado al espacio. Parece mentira que una idea tan simple haya llegado a conquistar el universo.

Algunas ideas simples, como ponerle un palo a un caramelo o a una fregona, han triunfado y otras, sin embargo, no han tenido nunca una oportunidad. La gente no apuesta por ellas por vergüenza o por miedo, pero piénsalo… ¿qué es lo peor que te puede pasar si emprendes?

Al final, todo es una cuestión de tiempo y de dinero. ¿Cuánto vas a arriesgar y hasta cuándo? y sobre todo ¿Qué pasa si pierdo todo lo que voy a arriesgar? Hay que acotar el riesgo, ya sea mucho o poco, eso dependerá de cada uno. Si sabes lo que te juegas, lo peor que te puede pasar es que lo pierdas y te toque volver a empezar. Pero la ilusión por hacer algo, la ilusión por vivir, ya la has experimentado, esa te la llevas puesta. Y la ilusión es la que alimenta la esperanza, la que alimenta el mundo.

Porque para lograr sobrevivir en muchísimas ocasiones hay que volver a empezar y aprender de los fracasos y de las derrotas, aprender de todo lo que has hecho, bien y mal. Hay que tirar para adelante, sin miedo a perder, aunque no sepamos realmente a donde vamos a llegar.

No te rindas nunca, devuélvete la ilusión por lo que sea, porque en el momento que te subas a ese carro, ya has ganado; has confiado en ti mismo, has vuelto a creer en ti.

COMENTARIOS

13 de agosto de 2021 a las 19:01

laliatierra7

SI ME FALTA LA ILUSION NO SOY NADA

Comparto todo lo que dices Jesús.

Al leer tu artículos me ha venido la cabeza lo que dice la Biblia en Corintios 13 y San Juan 8:48-59. 

Lo mismo que pasa con el amor pasa con la ilusión. Si no tengo ilusión, nada soy.

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