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Por Jesús Castells
Para Emprender no basta con tener una buena idea o un buen proyecto. Para ganar esta batalla es necesario que des ese primer paso y te arriesgues. Convertirte en el emprendedor de éxito que siempre habías soñado es posible, pero hay que asumir un riesgo.
A muchos emprendedores de éxito se les llena la boca contando su gran hazaña, ¡Fardar es lo que mola! Pero ¿Es oro todo lo que reluce? Hay muy poca gente que te cuenta la verdad, y se ahorran enumerar todos esos fracasos que acumularon hasta que llegaron al éxito. Y es obvio que meterla a la primera, es difícil (me refiero a la idea). Muchas veces grandes fracasos han propiciado grandes éxitos. Es el caso de Harland David Sanders, este buen hombre llevaba más de 20 años cocinando pollos sin mucho éxito. No sé qué me da más pena, si los pollos o el pro-pio Sanders. Después de vender el local y pagar todas las deudas del traspaso, Sanders estaba arruinado, en bancarrota. Sin embargo, la gente emprendedora nunca se da por vencida y se le ocurrió el concepto de restaurante franquiciado. Apostó por vender franquicias en lugar de freír pollos y para desgracia de estos últimos, en cinco años consiguió 190 franquiciados y más de 400 locales de Kentucky Fried Chicken, KFC. ¡Pobres pollos! A veces te obcecas en la idea y no es lo que pita, sino cómo estratégicamente pones esa idea en el mercado.
El riesgo es inherente al emprendedor. Bueno, salvo que papá tenga mucha pasta, y a veces ni con esas. Acometer una empresa, por muy preparado que estés, no deja de ser un acto heroico en el que, aunque no lo quieras creer, interviene el influjo de la suerte. Pero como bien decía mi padre, el Grandísimo Doctor Castells, “hijo, que la suerte te pille trabajando que así es más fácil ganar, pero eso sí, trabaja mucho para que la suerte te pille” La suerte es sólo un catalizador. Si arriesgas puedes ganar al-guna vez, aunque otras muchas, solo aprenderás… ¡que no es poco!
Así, sin exagerar, y para abrir boca, hay que saber que la gran mayoría de las nuevas empresas no tienen suerte y fracasan antes de cumplir cinco años. No hay que ser un lince ibérico para ver que aquí hay algo que no funciona bien. ¿Qué? ¿Cómo se te queda el cuerpo? Lo cierto es que el 80% de las empresas presentan quiebra técnica durante el primer quinquenio, pero seguro que hay muchas otras que están quebradas y aún no lo saben y otras que no lo hacen saber, que no es oro todo lo que reluce y si no, que se lo pregunten a ¡¡Jenaaarooo!!
Jenaro García fue un modelo a seguir, un emprendedor de éxito. Un hombre hecho así mismo que no supo digerir su fracaso, y pasó de ser un empresario modélico, a un “lamentable” maquillador contable. Cuando saltó el escándalo llevaba 4 años falseando las cuentas de la “supuestamente” exitosa Gowex, su empresa de conexión inalámbrica a Internet y un referente en el sector. El gran triunfador no quiso o no supo reconocer su fracaso y arruinó a mucha gente, estafó más de dos mil millones de euros. ¡Qué cabrón! El fracaso también hay que aceptarlo y siempre es un excelente aprendizaje. Y además, quién sabe, puede ser el inicio del éxito.
Si vas a emprender tu propio negocio tienes que saber muy bien que hay un riesgo que has aceptado correr, aunque no lo quieras ver. Emprender… ¡¡es riesgo!!
Para los futuros emprendedores el hecho de toparse con este tipo de estadísticas pesimistas sólo evidencia una de dos, o que eres un insensato o un inconsciente si sigues adelante. O bien, una mezcla de ambas. ¿A quién, en su sano juicio y con un mínimo de amor propio, no le afecta esta ingente cantidad de fracasos? Espera, espera que ahora viene lo bueno. Los gurús dicen: "El fracaso es necesario para conseguir (algún día) el éxito." ¡Jooooder! ¿Te tienes que quedar sin blanca para poder llegar al éxito? ¿De qué te vale llegar si te has quedado en pelotas? Es como salvarse en un naufragio para palmar en la orilla. Muy triste.
Me voy a poner cenizo, como las estadísticas. ¿Quién te garantiza a ti que vas a ser uno de los que se salven de la quema, del fracaso? Es más probable que te toque el Euromillón o que te caiga una herencia de un tío desconocido de Wisconsin, a que emprendas con éxito a la primera. Y centrándonos en uno mismo, ¿tengo que pegarme ocho fracasos para que me salga un buen negocio? ¡Puf! Así no emprende ni Dios. Calcula, dos años por fracaso por ocho fracasos de media… o sea… dieciséis años emprendiendo a troche y moche para ver algún día la luz. Y estamos hablando de una media aritmética, que es muy probable que algunos no den nunca con la piedra filosofal. ¡¡RUN!!
Por eso los únicos que se atreven a acometer tamaña hazaña son los noveles, los famosos jóvenes emprendedores, que van sobraos de inconsciencia y atrevimiento. Eso sí, cuando llegan a los cuarenta ya están arruinados hasta las trancas y lo que ganan con el primer éxito lo utilizan para pagar las deudas acumuladas o para huir al Caribe.
Y alguno estará pensando… ¿y si empezamos a emprender a los cuarenta? ¿La estadística mejora? No, que coño, te van a llover las hostias exactamente igual. No habrá jubilación para los malditos em-prendedores. ¡Me cago en todo! Entonces ¿Para qué emprender?
Pues porque emprender es maravilloso. Emprender es algo difícil de explicar con palabras. Crear tu propio destino es la culminación de tu existencia. Es un estado superior del ser humano, cuasi divino. Es una forma de entender la vida, no exenta de dificultades, de riesgo. Es como vivir en otro país.
Pero, ahí está parte del éxito, en no desesperar entre fracaso y fracaso. Se acabó el pesimismo. Eso sí con precaución y dejando siempre algunos huevos en otra cesta.
Un listillo me dijo una vez ¡Ya lo tengo! Voy a empezar con ideas de mierda para ir aprendiendo y así no quemar mi gran idea ¡Así tengo más probabilidades!
¡Listo, que eres un listo! Ven “pa cá” que te voy a dar con la mano abierta. El fracaso no se puede buscar, sería de genero tonto. Hay fracasos a punta pala, no tientes a la bicha.
Donald Trump ha fracasado más de una vez al emprender sus propios negocios. Uno de los más sonados e improductivos creo que fue en 2006, cuando lanzó ‘Trump Vodka’, con el objetivo de convertirse en el vodka más vendido en Estados Unidos. Mira, si lo hubiera mezclado con hidroxicloroquina para matar al Covid-19 ¡Otro gallo le hubiera cantado!
La lista de famosos que han abierto restaurantes y los han tenido que cerrar es innumerable. Desde Javier Bardem hasta Eva Longoria, Jennifer López o Kevin Costner. Todos se la pegaron. ¡La hostelería es muy sacrificada!
Así que con estos antecedentes no hay quién se tire a la piscina. Con estos ánimos, mejor apaga y vámonos. Te lo puedo decir más alto, pero no más claro. Quizás en inglés sea más gráfico “no risk, no gain”. Es así y si no lo quieres ver o no estás dispuesto a asumir un riesgo, por pequeño que sea, no te subas a este barco. ¡Ah! Y no te preocupes, hay otros barcos, no van tan lejos como este, pero van. Ω
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