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Imposible resulta resumir una carrera tan larga e intensa, y difícil se presenta preguntar por lo mismo que ya todos le han cuestionado. Por eso y por el surrealismo que entrevistadora y entrevistado adoran, El Baúl de Katy se presenta en un formato de diálogo lleno de tensión y debate, sobre la verdad, la mentira, la física, la metafísica, Cataluña, España y, en general, la vida, con uno de los presentadores, actores y escritores (artistas, en suma) más relevantes de España. Por Katy Mikhailova
El único éxito es la dignidad”, no duda en afirmar nada más llegar. “Y me va muy bien así. No intento imponerle mis normas a nadie”, añade. Nos recibe en el Hotel Intercontinental de Madrid, su segunda casa después de la que tiene en Pozuelo. Camisa de rayas, jersey rosa salmón anudado al cuello y un vaso bajo con hielo y coca cola: mi protagonista no bebe alcohol.
Así empieza el viaje al baúl de los recuerdos y del subconsciente con Pedro Ruiz. Sabe cómo manejar todas las situaciones, de qué manera seducir, cómo comunicar y qué decir; aunque todo esto lo haga porque le apetece y sin ningún objetivo definido.
En la sesión de fotos con Miky Guerra en la terraza del hotel, Pedro demuestra el control que tiene sobre la cámara: es fotogénico. Gusta y se gusta. Después Pedro pasa a escoger un rincón del hotel silencioso para nuestra conversación.
Se baña todos los días en una piscina helada, en Pozuelo: “es mi propio tratado de salud”. Y es que este barcelonés nace un 17 de agosto de 1947: “este año me estropearon mi cumpleaños con los atentados de Barcelona”, explica con mucha tristeza. En verdad eso de barcelonés seguramente no le habrá hecho mucha gracia. Y es que Pedro no se siente ni catalán ni barcelonés ni español: “me siento bichito del planeta Tierra. No creo en las identidades colectivas. Hijo de mis padres”.
Su infancia olía a verdad y honestidad; ilusión y juegos; a padres honrados. “Jamás oí hablar mal de nadie ni perpetuar una trampa contra nadie”, relata. Sus ratos libres los pasaba jugando al fútbol, entre otras muchas actividades. Le encantaba escribir y componer, pero no imaginaba que fuera a ser artista: “en mi infancia nunca tuve metas insustituibles. Las metas insustituibles son obsesiones”. Así, Pedro ha ido dejándose llevar por el ritmo de la vida, siendo el narrador y el protagonista de su propia novela, la vida. Una vida de la que está enormemente orgulloso.
Gran admirador de su madre, conserva en su dedo meñique el anillo que heredó de ella (en la muñeca lleva el reloj que le regaló Rocío Jurado). Siempre recuerda esa frase, que ya forma parte de su filosofía de vida, que le dijo su madre a un policía franquista:“yo soy libre porque lo decido yo y no porque lo permita Usted”.
—¿Y tú? ¿Eres libre?
Soy dueño de mis errores. Libre no hay nadie
—¿Qué errores son esos?
Los profesionales están a la vista. Los personales no. Creo en la discreción que es otro tipo de libertad.
Indagar sobre su vida y su trabajo en Internet es perderse en cientos de artículos y entrevistas. Le definen como presentador, escritor, actor, cantante y humorista. “¿Quién eres, Pedro?” no tardo en preguntarle. “No soy escritor, ni actor… no soy nada, soy una existencia que va siendo. No soy más que uno que se morirá”, contesta con mucha firmeza. Al instante bromeamos con el gerundio de “ir siendo”, y recordamos a Cela con esa célebre frase de “no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”: “el gerundio sería la parte del verbo que correspondería al orgasmo”, ríe.
Empieza estudiando derecho y periodismo, aunque no termina ninguna de las dos carreras: “no me divierte ni defender ni contar hechos”. Sus comienzos se dan en la radio, con tan sólo 16 años, con la famosa imitación del aullido del lobo en RNE de Cataluña. Años después, se estrena en la televisión con un programa de fútbol que a fecha de hoy sigue existiendo con el mismo nombre: Estudio Estadio. 1972. TVE. Más tarde llegan otros programas: ¿Le conoce usted?, Como Pedro por su Casa (junto a José Luis Coll y Ana Obregón) y Esta noche, Pedro. “De la televisión aprendí que tiende a falsear la realidad; es un microondas de los egos”, afirma.
Después de un parón lleno de polémicas y juicios (Pedro no duda en ganarse de enemigo a Felipe González por defender a su amiga Lola Flores, cuando se le acusa a la cantante de defraudar a Hacienda; muy pronto le persiguen a él también por el mismo tema, saliendo el actor airoso de la situación, pero el secretario de Hacienda le acusa de delito de desacato por el que le condenan), ficha por Antena 3 presentando Con ustedes… Pedro Ruiz, y más tarde regresa de nuevo a TVE con El domin...gol durante una temporada, llegando La noche abierta en La 2: un programa de entrevistas profundas que el escritor presenta durante 6 temporadas.
“Algunos creen que quiero abarcar demasiadas cosas. A mí lo que me gusta es hacer zapping de mis inquietudes. Hay una frase que me gusta de Chaplin que es la de que ‘la vida no da tiempo más que para ser amateur’”, comenta en general sobre la vida. En cuanto a la televisión y a las polémicas, decidimos no detenernos demasiado en el tema (por no decir nada), para emprender un viaje hacia la profundidad de su ser y su existencia, algo mucho más auténtico que la prensa amarilla que ha inundado parte de su pasado.
—¿Qué sabes realmente de la vida?
Que somos efímeros, vanidosos y a veces heroicos; y que tiramos el 80% de la vida en recados y sólo un 20% en sentimientos.
Me parece que un 20% en sentimientos que ya es bastante… algunos ni eso.
Ninguna respuesta mía valdría. Podría ser un impostor. El único discurso válido son los hechos.
—¿Qué son, entonces, las palabras?
Trocitos de ruido con los que intentamos describir una escultura interna.
—¿Interna? ¿Estás seguro? ¿No sería externa?
No. Interna. El objetivo se subjetiviza. La vida no es como es sino cómo la percibimos.
—¿No crees que el subjetivismo lo inunda todo?
Los hechos son ideas materializadas. ¿Me está psicoanalizando?
—¿Cuál es el mejor regalo que podrían hacerte?
“Un selfie” (Pedro ríe, aludiendo a la autofoto que nos sacamos al principio con el móvil). “La armonía es el mejor regalo. En la vida no se tiene todo. Sólo tienes lo que eres y no eres lo que tienes.
—Eso suena a frase muy estudiada...
Yo lo digo desde la conducta y desde el desapego. Nunca he sido un tipo ambicioso sino inquieto.
—Son dos términos que no tienen nada que ver, no comprendo la relación que estableces…
Yo sí. De hecho, -ambición- es hasta prosódicamente fea, “amb”, suena mal. -inquietud- en cambio es mono y suena bien. Yo tengo inquietudes ambiciosas y no ambiciones inquietas. Tampoco espero que me creas.
—¿Qué esperas de ti?
No traicionarme y buscar la paz. La paz es belleza.
—¿Qué es la belleza, entonces, además de paz?
Algo que te gusta. La dignidad, los afectos y la naturaleza. Todo lo que tiene que ver con la naturaleza me parece bello. Pero no repetiría la vida, por eso no he tenido hijos.
—¿Por qué?
No quiero poner más vidas en este mundo. De hecho, este tema ha supuesto el final de todas mis relaciones.
—Entiendo. ¿Qué es el sexo para Pedro Ruiz?
No es con quién te quieres acostar sino adónde quieres volver. Le doy poquísima importancia al sexo. El sexo es un pasatiempos, un enredo, una diversión mitificada y sobrevalorada.
—¿Cuándo descubriste el sexo?
Tarde. Con 18 años con una profesional. Era lo que tocaba.
—¿Qué opinión te merece la prostitución?
Si hay esclavitud, opino lo peor. Si es libremente elegida, me parece bien. Hay ‘putas’ y ‘putos’ de un sólo cliente. Pero de las mujeres de las que yo me he enamorado no eran prostitutas, que yo sepa. Creo que una historia como la de ‘Pretty Women’ podría ser real.
—Yo no. Pero está bien. ¿Qué es el amor, entonces?
El amor es lo que hay cuando no hay absolutamente nada. Ni maquillaje, ni planes, ni proyectos… Dicho de otra forma: la ausencia de acontecimientos.
—Me parece muy interesante tu definición. El silencio supongo que en ese caso es maravilloso.
Sí. Sientes una comunicación interior entre tu alma y la del otro.
—¿Qué has aprehendido del silencio?
Que raramente se equivoca. Siempre digo que en la vida hay 3 lujos: la sinceridad, el tiempo y el silencio.
—Siempre hay un ruido interior…
Es preciso para escucharse.
—¿Qué quieres que recuerden de ti cuando tú no estés?
No tengo ni puta idea. Espero que sean algunos buenos recuerdos. Que me recuerden sin pesar, ligero de alma y de equipaje.
—¿Qué es el alma?
Es el motor invisible de la vida.
—Algo utópico, ¿no crees?
Me gusta la utopía. Todo lo que no se alcanza se rompe.
—¿Dónde está el alma, entonces?
En Ikea, en la sección de bombillas. (ríe) El alma está en la raíz de los hechos. Es una contraposición de vanidades. Pero, ¿de verdad que esto le va a interesar a alguien?
—¿A qué le temes?
No tengo miedo al fracaso. Tengo más miedo a un éxito estúpido. No me gustan los éxitos estúpidos programados por otros.
—¿Qué es el éxito, pues?
Sucede por dentro.
—Pero viene confirmado por la sociedad…
A la sociedad le pueden dar por el culo. El éxito es ser uno mismo en paz.
—¿Eres tú mismo?
Lo averiguo. Pero esto me llevo bien (consigo mismo). Es la clave de mi salud. La popularidad es la limosna que los poderosos nos dan a los vanidosos para entretener al rebaño.
—Hablando de rebaños, ¿qué opinas de Puigdemont?
Prefiero que Puigdemont opine de mí. O me obvie.
—Pero, ¿te duele España?
Me duele el planeta Tierra. Nunca he creído en las banderas porque no creo en las identidades colectivas.
—Tú también formas parte un colectivo que está convencido de que es individualista...
No soy intelectual sino intuicional. Admirar es aprender, envidiar es rechazar.
—¿A quién admiras?
A mucha gente, y no forzosamente conocidas.
Y es que Pedro lleva 30 años viviendo en una casa que ha comprado en Pozuelo en la Urbanización Prado Largo: “Caí ahí después de vivir en Boadilla y Majadahonda. Me encanta Pozuelo. Mi casa es mi monasterio y mi baño en la piscina mi ritual. Pozuelo se caracteriza por el silencio y los pajaritos, y un metro cuadrado muy barato”.
Ajeno a las modas, Pedro lleva un móvil antiguo que sólo recibe llamadas y SMS. “Sigo siendo pequeño”, cuenta un Pedro que aun sabiendo mucho cree que no sabe casi nada.
¿Sabías que…?
Además de su faceta como presentador en radio y televisión, Pedro ha tenido un papel muy importante en el cine. Ha dirigido la película El día del presidente en el 79, ha participado en El gran mogollón en el 82, Moros y Cristiano de Berlanga (siendo nominado a los Goya) en el 87, Proceso a ETA en el 89 y Se7ten. Los 7 pecados capitales de provincia en 2011. Autor de ‘best-sellers’ como Historias de un Ruiz-Señor, El día del presidente, Pienso yo..., El estado y la madre que lo parió. Detrás del monigote, Don nadie, Aquí hay mucho cuento, El cañón del Colorado, El amor impropio, La última carta, Mi noche abierta, Ruizcionario, Al hijo que no tengo, Testamento, Lo que amo de aquí, y está escribiendo su decimosexta novela.
El teatro es otro los géneros que más cultiva. Ha escrito, dirigido y protagonizado Pandilla de mamones, entre otros 16 espectáculos “unipersonales” como Escándalo en Palacio; en 2013 presentaba su última producción teatral No estoy muerto, estoy en él …, y ahora mismo cada sábado está en el Teatro Amaya de Madrid con la obra “Confidencial” para un público compuesto de un máximo de 350 espectadores. Pocos saben que ha compuesto para Rocío Jurado, Raphael o María Jiménez; que ha cantado con Serrat, su gran amigo o que el gran Camilo José Cela dijo que “su manera de hacer es única y ejemplar” refiriéndose a Pedro Ruiz. Ω
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