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Por Mercedes Bermejo
El sueño es una función vital para nuestra salud física, mental y emocional. Sin embargo, en la vida moderna, cada vez más personas experimentan desajustes del sueño, que pueden manifestarse como insomnio, dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes o incluso trastornos como la apnea del sueño. Los trastornos del sueño están estrechamente relacionados con una mayor incidencia de depresión y ansiedad, subrayando su papel crítico en el bienestar emocional (Harvey et al., 2011). Estos problemas no solo afectan nuestra energía diaria, sino también nuestra capacidad de concentración, nuestro estado de ánimo y nuestra salud general. El sueño adecuado es un pilar fundamental para la salud mental, ya que regula procesos emocionales y cognitivos esenciales (Walker, 2017), y puede incrementar riesgos de salud mental, como la ansiedad.
Causas comunes de los problemas de sueño
Los desajustes del sueño pueden tener diversas causas, que incluyen:
Estrés y ansiedad, y otros problemas de salud mental, que mantienen la mente hiperactiva.
Malos hábitos de higiene del sueño, como el uso excesivo de dispositivos electrónicos antes de dormir.
Cambios en el horario laboral o personal, que afectan el reloj biológico.
Consumo de sustancias como cafeína, alcohol o nicotina, sobretodo en horarios previos al sueño.
Condiciones médicas subyacentes, como el dolor crónico o problemas respiratorios.
Técnicas de higiene del sueño para mejorar el descanso
Mantener una buena higiene del sueño puede marcar una gran diferencia en la calidad de nuestro descanso. Aquí compartimos algunas recomendaciones prácticas:
1. Establece un horario regular: Acuéstate y levántate a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana.
2. Crea un ambiente propicio para dormir: Mantén el dormitorio oscuro, silencioso y a una temperatura cómoda, no muy elevada.
3. Evita las pantallas antes de dormir: Reduce el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarte, intentando dejarlos en otra habitación.
4. Limita la cafeína y el alcohol: Estas sustancias pueden interferir en la capacidad para conciliar el sueño, y generar despertares nocturnos.
5. Establece una rutina relajante: Dedica tiempo a actividades calmantes como leer, meditar o tomar un baño caliente.
6. Haz ejercicio regularmente: La actividad física puede mejorar la calidad del sueño, pero evita ejercitarte intensamente justo antes de acostarte.
7. Gestiona el estrés: Aprende y practica técnicas de relajación, como la respiración profunda o el mindfulness.
Cuándo buscar ayuda profesional
Si bien estos consejos pueden ser útiles para la mayoría de las personas, en algunos casos los desajustes del sueño persisten o están relacionados con otras problemáticas, como la depresión, los trastornos de ansiedad o el estrés crónico. En estos casos, es fundamental buscar ayuda de un psicólogo/a especializado.
Un profesional de la psicología puede ayudarte a identificar las causas subyacentes de tus problemas de sueño y trabajar contigo para desarrollar estrategias personalizadas que mejoren tu descanso y tu bienestar general.
Recuerda, dormir bien es un pilar fundamental para llevar una vida saludable y equilibrada. El sueño actúa como un proceso restaurador que equilibra la actividad del cerebro y reduce la inflamación asociada con trastornos psicológicos (Irwin, 2015), y dormir mal no solo afecta al estado de ánimo diario, sino que también contribuye al desarrollo de enfermedades psiquiátricas a largo plazo (Van Someren et al., 2019). Si tienes dificultades persistentes con el sueño, no dudes en consultar con un profesional de la psicología.
Tu salud y calidad de vida lo agradecerán. Ω
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