Sí una palabra lleva a la otra y así se ponen los cimientos de una historia, un día lleva a otro y así pasamos a los meses, años y décadas de estas nuestras vidas, esos ya muchos diciembres, en los que vengas de donde vengas, creas en lo que creas te ves envuelto en ferocidad de olvido, de gasto, de dejarte convencer que necesitas algo y es urgente que lo compres, que ha habido un desfile y tienes que enarbolar la bandera de tu país y amar a tu ¿Patria?, sí eso, el agua que se lo llevó todo, somos buenos y solidarios, los madrileños siguen tomando cañas, criticamos a los políticos, todos sabemos de todo y mientras Trump y el Señor X Musk dan más miedo que Putin, oriente en llamas. 

El Apocalipsis otra vez, estamos matando al planeta, guerra de terraplanistas y negacionistas, nos perdemos en fatuos debates sobre si existe o no el cambio climático, muere mucha gente, los que no, sufren indefensos y víctimas de esta atroz mega mortífera bomba llamada “ser humano”. 

Puede parecer un discurso panfletario, simple o fácil, puede... Pero no por ser sencillo y directo es menos valioso que si estuviera envuelto en un mar de prosa, sinónimos y jerga ininteligible que nos deja en clarísimo fuera de juego y cuidadín con protestar. No hay que infravalorar al lector y pretender que nos lea.  

Al grano, que nos perdemos en aquello que acabamos de desechar. Vamos a lo que me quema, ¿de verdad es lógico celebrar la Navidad?, ¿seguro que es ético? 

Cierto que he iniciado este texto de forma airada y crítica, diría que molesta como una niña que no entiende nada y quiere explicaciones de todas las cosas y todas a la vez, pero no creo ser la única en sentirse como un crío ante este gigante grotesco y descomunal engendro que es nuestro mundo, da miedo, el miedo no es cobarde, no teme preguntar, exigir respuestas, querer soluciones, oír la verdad, el miedo no siempre es producto de doctrinas amenazantes para controlarnos con represalias políticas o condenas religiosas, ni cielo o infierno, cárcel o libertad.  

Hay un miedo lógico y necesario, la virtud de la pericia que nace de el, de la parte más pura del ser. Todos somos libres de tomarnos todo esto como queramos, haced según os dicte el cerebro, recordad que el corazón solo late.  

Como dice mi amigo G.P, lo primero son los cuartos, yo os digo que hasta la última uva todo es toro y esto envuelto en un manto infinito de bombillas que no nos permitirá ver una pequeña estrella fugaz a la que pedirle un deseo.  Ω