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Por Jesús Castells
Fotografía: Marta Aparicio
Prohibido contratar a mayores de 50 años. Así reza la norma “no escrita” en los departamentos de Recursos Humanos de muchas multinacionales. Paradójicamente, quien dicta esta sentencia peina canas y pronto se volverá contra él en forma de jubilación anticipada. Ya sabe, si tiene entre ocho o diez lustros de existencia y está en paro o un ERE le ha llevado por delante, vaya pensando en un Plan B.
Toca volver a empezar. Al millón largo de personas mayores de cuarenta años que estaban en paro en España antes del virus, habrá que sumar los no pocos que perderán su trabajo. Esta terrible pandemia se agrava con casamientos tardíos, hipotecas infinitas, divorcios o padres y madres con hijos pequeños. Una triste realidad laboral que ya estamos viviendo y que hay que afrontar con coraje desde el entorno familiar. Surge así, de una forma más o menos forzada, el emprendimiento senior. Emprender ya no es país para jóvenes, los mayores nos incorporamos con fuerza a este modelo en el que se valora mucho más ser valiente y estar dispuesto a dar ese necesario primer paso que la maldita edad.
Cada día nos encontramos con más casos de cuadragenarios, coloquialmente cuarentones y cuarentonas, que además de cargar con este estigma casi despectivo sobre su edad, por hache o por be, les toca emprender. Personas que han trabajado por cuenta ajena durante más de veinte años, muchos de ellos en la misma empresa, y que se han visto o se van a ver en la calle por la crisis, las reducciones de plantillas o por cualquier otro motivo laboral que casualmente afecta en mayor medida a este colectivo, y colateralmente a toda su familia.
El autoempleo es una posible solución cuando entrevista a entrevista de trabajo, el talento y la experiencia de estos profesionales parece ser más un lastre que una ventaja. Cuando no encuentran una nueva oportunidad ni siquiera aceptando las reducciones salariales cercanas al cincuenta por ciento. Por no hablar de la maltrecha autoestima deteriorada por sacarles sin motivo aparente de un proceso de selección tras otro, porque obviamente nadie confiesa que es por la edad.
Y es cierto que emprender no es nada fácil. Por muchas ayudas que anuncien y por cada historia de éxito que nos cuentan, hay cientos de fracasos detrás.
Existen emprendedores de vocación y emprendedores por obligación. La gran mayoría de los obligados son emprendedores senior, abocados a esta vía más por necesidad que por convicción. Pero, veamos el lado positivo, no es malo llegar a este punto, aunque sea de rebote. Tiene muchas ventajas ser mayor y tener mucha experiencia a la hora de emprender. Circula por la red un estudio de dos profesores del Massachusetts Institute of Technology, que aseguran que fundar una startup a los 50 años tiene 2,8 veces más probabilidades de éxito que hacerlo a los 25 años.
No tenga miedo. Ahora más que nunca no hay tiempo que perder. Déjeme decirle que la nueva etapa es apasionante, mucho mejor que esperar la ansiada jubilación viendo cómo pasa despacio el tiempo en el reloj. Lo que está por venir es un mundo convulso, cambiante, incierto y a la vez mucho más grande, con más oportunidades y con mayor capacidad de hacernos sentir vivos para los jóvenes de espíritu. Le quedan muchos años de trabajo y su planteamiento, desde las canas, va a ser mucho más sereno, profundo e intenso que el de un impetuoso zagal. El mundo laboral ya ha cambiado y mucho. De nada vale aferrarse a lo que pudo ser y no fue, lo mejor es lanzarse para no sólo descubrir nuevos mundos, sino crearlos. Volver a ser pionero de una nueva etapa, y concebirla paso a paso desde el sentido común es ahora una obligación.
Y para los treintañeros que leen atónitos e incrédulos desde su confortable teletrabajo este artículo, les aconsejo que se preparen para este cambio, que probablemente a ellos les llegará mucho antes que a nosotros.
Permítanme que les sugiera hacer crecer y mantener su networking, porque es muy probable que tengan que tirar de sus contactos en el futuro, la vida es caprichosa y el que hoy es su colaborador mañana podría ser su cliente o su jefe. No permita que la brecha digital se agrande, ni desconocer las redes sociales, aunque su trabajo siga siendo analógico y no requiera de transformación. Piense en cultivar sus fortalezas y ser experto en algo, porque en el futuro es muy probable que venda esa experiencia como elemento diferenciador. Y sobre todo no deje de aprender, esto cada vez va más rápido. Sea curioso y explore al máximo todo lo que tenga que ver con su especialidad, las nuevas tendencias y tecnologías, infórmese, estudie y cree su propia marca personal, su sello de identidad.
Perder el trabajo no es el fin del mundo ni mucho menos, pero nuevos tiempos requieren nuevas aptitudes. Y estar preparado para cuando llegue el momento le hará pasar menos tiempo en el purgatorio. Y si tiene el gusanillo del emprendimiento, vaya alimentándolo para cuando toque ser mariposa. Si es de los afortunados que aún mantiene su trabajo, cultive estas habilidades al calor de la nómina, esto le ayudará sin duda a activarse rápidamente en un futuro inmediato, porque ineludiblemente le va a tocar, le acabarán echando si no se va usted antes.
Emprender no es una cuestión de edad. Es una cuestión de actitud. Para emprender hace falta valor. Un proyecto. Mucha ilusión. Muchas ganas de intentarlo y capacidad para asumir el fracaso. Y evidentemente, ganas de intentarlo una y otra vez hasta dar con la piedra filosofal. Tendrá que vivir en la incertidumbre, pero como puede comprobar, hasta a eso llega uno a acostumbrarse.
¿Podemos emprender a los cuarenta o a los cincuenta? La respuesta es sí. Emprender es una opción más y como todo en la vida tiene ventajas e inconvenientes hacerlo a los cuarenta o a los cincuenta en lugar de hacerlo a los veinte. Pero poder, se puede y si no queda más remedio, con más razón.
Emprender está de moda, y no tiene edad. Me gustaría que no fuera una moda pasajera sino el principio de un cambio de mentalidad en nuestra sociedad. Y que además de apoyar a los jóvenes y a las mujeres emprendedoras, también se le dieran oportunidades a todos los seres vivos que quieran emprender, sin discriminar, y sobre todo a esos seres no inertes con más de cuarenta años, entre los que me encuentro. Reivindico el emprendimiento senior como fuente de valor para sacar adelante a los cadáveres laborales que la crisis y el coranavirus han dejado. No se resigne a lo que le ha tocado vivir, porque cada uno escribe su camino de su propio puño y letra. Y estoy seguro de que lo mejor está por venir.
Einstein dijo que sentía una enorme gratitud por todos aquellos que le negaron, que le dijeron “No puedes hacerlo”. Gracias a ellos, lo hizo él mismo. La vida es una preparación para el futuro; y la mejor preparación para el futuro es vivir como si no hubiera ninguno. Ω
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