Si continúa la navegación por nuestro sitio web estará aceptando nuestras condiciones, que puede consultar en:

LA NOCHEBUENA DE LOS 100 AÑOS DE AVA GARDNER

24-12-2022 8 a.m.

Ava Gardner
(38)

Iba yo a comprar el pan el día de Nochebuena y me crucé con Umbral, que ya llevaba mucho tiempo muerto, pero aún coleaba disimulando su orgullo con la pistola de candeal. Hoy es tu cumpleaños, me dijo, con media barra asomándole del bolsillo de su gabán. Y también el de Ava Gardner, le dije yo. Hoy Ava habría cumplido 100 años.

Por Germán Pose - ¡Vaya,! Pues también es el cumpleaños de Humphrey Bogart, que nació en Navidad, remató Umbral, para no quedarse atrás. Hacéis buen trío, El Bogart, la Gardner y tú, me dijo, y dicho eso se dio la vuelta y se largó calle abajo, con su bufanda blanca bailándole sobre la espalda y la barra de pan bien dormida en el bolsillo.

Nacer en Nochebuena tiene su miga, hablando de pan como estábamos, pero, no sé. El caso es que esta Nochebuena de 2022 Ava Gardner habría cumplido 100 años, si estuviera viva, que lo está, porque cada cuál deja la huella de su muerte a su manera. Uno, que soy yo, aún sigue vivo y se balancea templado por las esquinas de algunas barras de bar, sin estridencias, y repara en las cosas que más le fascinan de Ava, habiendo nacido el mismo día. Y por hoy, dejamos a Bogart a un lado, y que dios nos perdone.

Pues nada, a por todas. Uno se queda fascinado, chupando lona, por el diabólico poder de la mirada de Ava, sus ojos tan hermosos y fatales, con sus sombras negras y corridas, derretidas dulcemente, sexualmente invencibles. El animal más bello del mundo. Siempre me he preguntado si me podría haber resistido a una atracción así. Pero eso son cosas de héroes. 

Otro asunto que me une a Ava es Frank Sinatra, uno de los amores imposibles de su vida. La mujer, en algún momento extraordinario, cayó rendida y envuelta por el encanto de Franky, como me ocurrió a mí, por otras razones, obviamente. Y, bueno, luego la cosa acabó como acabó. Mal. Cosas de amantes furiosos. Que ahí no hay que meterse.  Y luego, claro, recrea uno a lo tonto en su imaginación las veladas infinitas que le han contado y ha leído de Ava Gardner en los infinitos saraos flamencos; cante, música y baile de postín. Y un mínimo gesto, con su mirada y sus labios de carmín empapados en tónica y gin, servía para citar en largo al amante de su noche, que caía al instante muerto en sus brazos como el corderito de Norit. 

Y también la siento cerca por su afición a los toros, o a los toreros, que da lo mismo. Y su historia apasionada con Luis Miguel Dominguín, y aquella legendaria noche en la suite presidencial 716 del Hotel Castellana Hilton, de Madrid. La leyenda urbana sostiene que cuando Ava y Luis Miguel acabaron de retorcerse de amor, el torero se vistió para largarse y Ava le preguntó: ¿A dónde vas? Y Luis Miguel le respondió:  ¡A contarlo! 

Bueno, a este que suscribe, alguien muy informado, ya desaparecido, le comentó que ese suceso del Hilton nunca ocurrió. Lo de ir a contarlo, se refería. Pero la historia se ha repetido millones de veces, y aunque no sea cierta, -¿quién deja arrebatada de sudor y pasión en la cama sola a una mujer como Ava Gardner?- hay que reconocer el fondo de su ingenio, gloria y chulería. Lo que le va a un torero.

En fin, que Ava Gardner habría cumplido este 24 de diciembre 100 años, y aquí seguimos.  He vuelto este día de Nochebuena de 2022 al bar del Castellana Hilton. A buscar un fantasma, a buscar a Ava para brindar juntos por nuestro cumpleaños. 

Van desfilando los recuerdos y yo me acerco, por fin, a la barra del bar del hotel y le pido al barman un vodka dry, que me sirve con destreza y buen tino. Y ahí me quedo, solo y envuelto en mis pensamientos, ajeno al trajín navideño del hotel, fantaseando a lo tonto con que Ava se apareciera a mi lado contoneándose sobre sus tacones de aguja y con su invencible aroma para brindar por nuestro cumpleaños. Pero ¡bah, qué cosas!

El caso es que unos minutos después escuché la melodía de unos tacones lejanos. Y eché un trago largo del cóctel al coleto. Y no perdí de vista al camarero. Por si las moscas.

COMENTARIOS

no hay comentarios

Añadir un comentario

Deja tu comentario aquí: