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EL TORERO DE POZUELO, ÁLVARO BURDIEL, SE LUCE EN “LOS LUNES ESCONDIDOS”

16-05-2023 11:19 a.m.

Álvaro Burdiel
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Álvaro Burdiel, novillero de postín de Pozuelo de Alarcón, hizo su brillante paseíllo y faena de bar en una nueva velada de “Los lunes escondidos”, un encuentro organizado por Pozuelo IN y el grupo de Escritores Escondidos de Pozuelo y que se celebra en el Chiringuito de Wendy.

Por Germán Pose - El asunto eran los toros, ¡Eh toro!, pasión, emoción, poesía y literatura de sangre y corazón. Los toros, la manifestación cultural y espectacular más invencible que en estos tiempos extraños los denigrantes movimientos de izquierda progre y podrida se los quieren cargar por ignorantes y analfabetos. Y por falta de sensibilidad, por supuesto, como infectos comunistas que son. No les gusta que se maten a los toros, ¡oh, que horror! pero ellos se cargaron a más de 100 millones de personas, así a lo tonto.  


En fin, los toros, hablamos de toros en una velada emocionante y didáctica. Las luces y las sombras, la gloria y el fracaso, la vida y la muerte, el arte, la sangre en el ruedo y en el lomo del toro que brilla y deslumbra tan rojo de sangre en su lomo de azabache. El toro, el único animal que muere luchando, de cara al personal, bramando, hiriendo y matando, que también se da.

La fiesta del toro, que nunca estuvo preñada de ideologías, porque se torea con la izquierda y con la derecha, ya ves, por ejemplo. Desde el mito del Minotauro, con Teseo y Ariadna y el Minotauro en la cueva ya se jugaba a los toros, y lo del juego es un decir. En su célebre obra “La casa de Asterión” ya lo refleja Borges: ….”el sol brilló sobre la espada de bronce, ¿lo creerás, Ariadna, el Minotauro apenas se defendió”.


De los toros han escrito foráneos, hasta el enigmático Rainer María Rilke, tras su estancia gloriosa en Ronda, plaza sagrada donde cría malvas el genio Orson Welles junto a su amigo, el maestro Antonio Ordóñez. Y también Hemingway, cómo no, y Jean Coucteau, “La corrida del 2 de mayo”, Artaud, George Bataille, el ojo, aquél ojo que le reventó Pocapena a Granero de espeluznante cornadón. Y por supuesto paisanos, de aquí, de España, de todos los tintes ideológicos, y sobre todo los de la Generación gloriosa del 27, Bergamín, Alberti, Lorca, ay Lorca. En fin, que esto se alarga mucho.

El caso es que el grupo de “escritores escondidos”, junto a Pozuelo IN, organizó una velada taurina el gran día del 15 de mayo, festividad de San Isidro en su habitual sede de El Chiringuito de Wendy, en el centro del pueblo. Se sucedieron los relatos y las emociones sentimentales en forma de poema y texto sangrante y allí apareció una gran promesa del toreo, que es paisano, aunque nacido en Sevilla, que vive en Pozuelo de Alarcón, es novillero y se llama Álvaro Burdiel, quien el 30 de mayo hará el paseíllo en la Monumental de Las Ventas, en la Feria de San Isidro, poco antes de tomar la alternativa como matador de toros. 


Burdiel sedujo a todos los presentes -no todos ellos taurinos- con su educación, gracia, respeto, amabilidad, sentimiento y conocimiento. Y convirtió a no pocos escépticos con sus buenas maneras de labia y buenas formas. Se sometió a las preguntas del personal y todos asistieron con asombro a sus respuestas atinadas. En el segundo tercio de la velada los escritores escondidos tiraron de relatos taurinos, cada uno a su manera, y en el tercio final regresó al centro del ruedo ficticio del bar Álvaro Burdiel dando una clase magistral de toreo de salón con capote y muleta, que dejó a todos pasmados y con cierto temblor con el que regresaron a sus casas, de esa manera. Pues eso. 

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