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Por Carmen Millán
A sus 44 años, la vida de Félix tiene tintes de novela negra, dramática. Durante su etapa militar, fue testigo de la trágica muerte de su mujer e hijo de 20 meses. A duras penas arrastra ese dolor aliviado con una nueva familia.
Imagínense estar en su puesto de trabajo, en el Valle de las Cañas de Pozuelo, en el turno de noche, solo, que lleguen tres ladrones, te agredan y aún así, sacar el coraje para, no solo defenderte, sino velar por los intereses de tu empresa y del lugar de trabajo enfrentándote a los delincuentes. No es una película, es lo que pasó el pasado día 13 de diciembre.
El héroe, Félix Merchán, con el que Pozuelo IN tiene el placer de hablar en exclusiva, para que nos relate cómo sucedieron los acontecimientos y de dónde sacó esa valentía en momentos tan duros.
—Félix ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en el Valle de las Cañas?
Voy por temporadas pero ahora tengo ya el turno fijo . Lo solicité a mi empresa porque el Valle de las Cañas es un lugar que me gusta mucho, las instalaciones son bastante amplias, para las personas con discapacidad es muy accesible, tenemos cafetería... en otros sitios no podemos contar con estas ventajas.
—¿Cuándo ocurrieron los desafortunados acontecimientos?
El pasado viernes 13 de diciembre por la noche. Un compañero justo me comentó que habían robado en las Rozas pero no le di importancia ya que allí no había vigilancia.
—¿Cómo sucedió?
Sobre las 1:45 de la madrugada escuché un golpe, al empezar a oler a gas me preocupé y fui a comprobar que no se hubiera roto nada. Mientras cruzaba por el pasillo recibí un golpe con un bate en el costado, ni siquiera me había dado tiempo a percibir a la persona. Instintivamente le lancé un golpe en la nariz para defenderme y comenzó a sangrar a la vez que me insultaba y amenazaba de muerte, se dio media vuelta y se puso a correr. Me di cuenta que era rumano porque algunas de las palabras las dijo en su idioma.
—¿Cuál fue tu siguiente paso?
En mi teléfono tengo un botón de urgencias y di al SOS. Me llamó la persona del 112 y le dije que me estaban matando en el Valle de las Cañas, la mujer que me atendía al teléfono me preguntó que dónde estaba eso y le dije que en Pozuelo. En 5 minutos estaban allí la Policía Municipal, Nacional, la ambulancia, fueron muy rápidos e hicieron un gran trabajo.
—Y en esos 5 minutos ¿Qué ocurrió?
Empecé a correr detrás de él y me percaté que había otros dos más esperando al fondo. Al pasar por la zona del voley playa, me lanzaron una mesa cuadrada con las patas de metal y fue en ese momento cuando caigo al suelo y comienzan los tres a golpearme. Tengo un buen instinto de protección y me puse en posición fetal para protegerme la cabeza, pero no paraban de darme patadas.
—¿Cómo escaparon?
Uno llegó con una moto y se los llevó.
—¿Eran los tres rumanos?
Uno de ellos creo que no, creo que era español.
—Una vez estabas acompañado por los cuerpos de seguridad ¿Qué hiciste?
Eran ya las 3 de la madrugada y yo no paraba de vomitar por lo que el del Seapa me dijo que teníamos que darnos prisa en ir al hospital para descartar que los vómitos pudieran ser provocados por una perforación en el pulmón. Le comenté que tenía que esperar a mi compañero Hasam que llegaría rápido ya que vive en Pozuelo. Y así hicimos, mi compañero llegó en 10 minutos y a mi me llevaron al hospital Puerta de Hierro.
—¿Qué diagnóstico te dieron en el hospital?
Me dieron la baja laboral, tengo varias contusiones y me están infiltrando en el nervio ciático que está inflamado provocado por las patadas y golpes recibidos.
—Una vez sales del hospital ¿Vuelves al Valle de las Cañas?
Si, un taxi me llevó para poder retirar mi coche alrededor de las cinco de la madrugada y justo llegando me llamó la policía municipal para preguntarme que por qué les estaba llamando de nuevo. Me sorprendió la pregunta y les dije que yo no había sido. Resultó que al rato de irme, estando mi compañero sustituyéndome, llegaron otros tres de esa misma banda con la intención de darme otra paliza por haberme revelado. Esto es lo más preocupante, el que vinieran para vengarse.
—¿Sientes miedo?
No, llevo toda la vida trabajando como seguridad y estoy acostumbrado a este tipo de personas. Mi mujer es la que se queda más intranquila, ha cogido miedo.
—¿Te hubieras imaginado tu reacción?
Nunca se sabe de qué manera se va a reaccionar, es cierto que prácticamente ni lo pensé. Simplemente me levanté del suelo y me fui detrás de ellos, no quería que se salieran con la suya.
—¿Qué pensamientos te cruzaron por la cabeza?
Solo que quería ver a mi hija. Estando tirado en el suelo, pensaba que no iba a salir de ahí. Al principio, cuando empecé a correr fue por pura adrenalina. He sido policía militar y nos enseñaron que cuando viéramos que todo el mundo corre para un lado, nosotros debíamos ir al contrario, estamos para defender y ese instinto me salió.
—Pero tu trabajo no es de seguridad ¿En qué consiste?
De mantenimiento, que todas las puertas estén cerradas, que las luces estén apagadas, si se dejan un foco del campo encendido es una rruina, chupa como un vampiro, acompaño a la chica del bar mientras recoge y cierra para que no esté sola, que se cierre a la hora, que la caldera funcione bien...
—¿Te has sentido arropado?
Tengo una minusvalía y las asociaciones de Pozuelo se han volcado conmigo. Es cierto que muchos me han dicho que les de caña al ayuntamiento, pero no me parece justo. Yo cuento la realidad y el ayuntamiento, tanto la concejal de deportes como la de asuntos sociales, me han estado llamando para preocuparse por mi estado y ver si tenía alguna necesidad y eso es de agradecer. No había nada mal, simplemente han entrado a robar y yo me he intentado defender.
—Se está pidiendo que el ayuntamiento te conceda un reconocimiento ¿Estás informado?
Si, lo se. Me han dicho que hasta se están recogiendo firmas pero no creo que se deba obligar a nadie. Mi empresa me ha comunicado que me van a dar el mérito de la empresa. El ayuntamiento es quien debe decidir a quien le da un reconocimiento y cuándo, yo simplemente estaba haciendo mi trabajo. Agradezco que los vecinos, asociaciones e incluso políticos me brinden su apoyo pero no creo que se deba obligar a nadie y no quiero politizar nada ni crear polémicas.
—¿Qué tal está tu compañero Hasam?
Todo el mundo habla de mi y no de él, pero él si que le echó huevos, es un valiente. Hasam fue el que se quedó después de lo sucedido solo toda la noche en la garita y recordemos que volvieron otros tres más.
—¿Qué se querían llevar los delincuentes?
Cobre, están arrancados algunos cables y tubos.
—¿Se sabe quienes son?
Se sospecha pero no los van a detener. La ley es como es y si no te pillan con las manos en la masa, es muy difícil.
—Dices que se están volcando entre otros muchos las asociaciones de discapacitados ¿Qué discapacidad tienes?
Tengo un 65% de discapacidad provocado por un trauma. Con 20 años tenía mi vida hecha. Era sargento y vivía con mi mujer y mi hijo de 20 meses en las casas militares de Alcalá de Henares y los fines de semana, para ganar algo más, trabajaba repartiendo pan. Un fin de semana, después del reparto, me disponía a dejar la furgoneta para ir con mi familia al zoo e íbamos en dos coches para dejar el coche en su lugar y antes de llegar al sitio, presencié cómo un conductor borracho chocaba contra el vehículo de mi mujer y mi hijo matándolos instantáneamente. El dolor y la rabia son infinitas. De esto no te recuperas nunca pero después de muchos años logré formar una familia y reconducir mi vida, son mi gran apoyo.
—¿Te ha desaparecido esa rabia y maldad que dices que te afloró?
No.
—¿Eres creyente?
Mucho
—¿Te aferras a eso?
No, me aferro a que la vida es circular. Siempre he pensado que el amor y el odio van de la mano. Puedes amar con locura a tu pareja pero si te hace una putada puedes pasar del amor más profundo al odio más profundo. Psicológicamente siempre se te quedan miles de preguntas ¿Por qué no habremos ido los tres en mi coche? ¿Por qué no dejé la furgoneta en Torrejón?
—¿Volviste a saber del conductor?
Si, me lo encontraba y me preguntaba irónicamente por mi hijo y me daban instintos violentos, nunca le hice nada, siempre fui al lado de la ley porque me dieron a entender que yo no era Dios para poder decidir por mi cuenta. El dinero de la indemnización me lo gasté prácticamente en peritos, juicios y en todo lo que hiciera posible el que esta persona cumpliera la máxima condena. Le cayeron 12 años y lo mataron dentro de la cárcel a los dos meses.
—¿Hay algo que te incomode después de lo sucedido?
Recibir 20.000 llamadas al día solo para politizarme o sacar un titular. Me han llamado de todos lados, de todas las cadenas de TV, partidos políticos, asociaciones. Con Pozuelo IN estoy encantado de hablar, ya me han informado diferentes personas e incluso del ayuntamiento que sois un medio que se ciñe a la realidad.
—Eres el claro ejemplo de superación ¿Que vida llevas ahora?
Estoy más tranquilo, llevo una vida familiar y recta. Voy a trabajar, cuando libro nos vamos con el perro al campo, a pasear. Tendo una hija adolescente y me toca ir de centros comerciales. Soy de Jarandilla de la Vera y nos encanta escaparnos allí. Lo único que quiero ahora es paz.
—¿Soleis tener muchos robos?
No, Pozuelo es muy tranquilo y como he dicho, la Policía Municipal me deja flipado de cómo reacciona, trabajan muy rápido y bien.
—Esos diez minutos en los que sucedieron los hechos ¿Se te hicieron una eternidad?
Para mi, pasaron muy lentos. Me quedé con ganas de coger a uno de ellos pero ni yo ni la policía pudimos. Ω
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