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Por May Paredes.
Sí, no seré yo quien diga lo contrario, noviembre es el mes más atroz del año, cuando se apaga la luz del día y tenemos que levantarnos a las seis de la mañana para comprobar que sigue siendo de noche, ese dichoso cambio horario que es más duro de transitar que un jet lag desde Sídney. Ya ni hojas tienen los árboles, el índice de suicidios e intentos frustrados se dispara en este mes. Por si fuera poco y para más INRI , vivamos en un núcleo más o menos urbano, sufrimos el delirio del alcalde de turno que decide que sin apenas despedirnos del otoño tiene que ser Navidad cuanto antes, vamos, ya. Y se les hincha el buche con el dichoso alumbrado navideño, obsoleto, carpetovetónico y demodé lo mires por donde lo mires y uno por alguna razón que no está en su mano acaba pagando el despilfarro inútil del abeto horrendo a más no poder. Ayer lloré al ver un arbolajo de estos en frente de La Monumental de Las Ventas. Vamos, vamos, hay que ser necio para tapar la arquitectonica belleza de la Puerta Grande de la plaza, para convertir tan emblemático lugar en un pueblucho de Michigan llamado Candlerock, por ejemplo. Vamos, que si veo un concurso de galletas de jengibre, no respondo. Y no respondo de muchas cosas más que están ocurriendo y que tristemente llevan ocurriendo desde hace muchas lunas: el ser humano ha nacido para atentar contra el ser humano, qué cosa…
Decir que vivimos días convulsos es tan tópico como cierto. De hecho la humanidad lleva en continuo estado de convulsión desde que se formaron los primeros clanes de Homo sapiens y empezaron a dispersarse por diferentes puntos de la tierra, cuando crearon sus jerarquías y con ellas los primeros enfrentamientos y luchas de poder dentro y fuera de sus asentamientos. Cuanto más se erguían sus espaldas sus cerebros fueron tomando la forma que a día de hoy como herencia evolutiva poseemos. De aquellos enfrentamientos son hijas todas las guerras que nuestro mundo no ha parado de tener, de hecho no hay ningún siglo en el que la tierra no tuviera un conflicto bélico abierto. Simplificando, ¿de qué nos pretenden escandalizar ahora?, ¿qué hubiera ocurrido si nuestros antepasados hubieran tenido conocimiento de lo que pasaba más allá de sus fronteras y cuitas propias? No me imagino a un tertuliano godo opinando sobre de los sacrificios Incas o uno árabe criticando las formas de la invasión germana sobre el Imperio romano, ni a la gente manifestándose y haciéndose retratar en dicho evento posicionándose de un bando o del otro, lo que viene siendo lo mismo que ocurre ahora con nuestras quejas y activismos, que también podríamos llamar “ Juegos reunidos Geyper”, es decir que si alguien cree que es más escuchado ahora que en el siglo V, es un ingenuo. El poder solo atiende asuntos propios.
No somos más listos, ni hemos conseguido más que el Clan del oso cavernario, siempre habrá alguien moviendo los hilos de quienes participan en el juego de marionetas que es la humanidad, creyendo que ha evolucionado por dentro y ha crecido. No, eso no es cierto, solo hemos sido capaces de crear un entorno más funcional a nuestro alrededor, desde la rueda hasta la I.A pasando por la revolución industrial. Porque curiosos somos, véase Edison, Newton, da Vinci, ejemplos maravillosos de la tenacidad y el talento bien utilizado, no metiéndonos en lo que no está a nuestro alcance, por muy concienciados que estemos, porque eso sí, en el transcurrir del tiempo hemos estudiado más y aunque mis palabras puedan llevar a otro pensamiento, yo soy una fan absoluta del ser humano, mientras hablamos y usamos la sustancia de la que está hecha la vida, el tiempo, yo os invito a que disfrutéis de él, que os ocupéis de vosotros mismos, os cuidéis y vivid lo mejor que podáis, dando gracias cada día de no estar metido en el juego de marionetas del que participamos creando un bucle eterno, la mayor y más bella forma de altruismo nace del egoísmo, pensadlo bien y lo veréis.
Que la resiliencia no la inventó Oprah Winfrey, ni el empoderamiento Irene Montero y Gandhi no era pacífico.
Yo brindo con vosotros porque a pesar de lo que se nos viene encima hagáis lo que os de la gana, cenar en familia o no, irse al cono sur o mirar a la Meca. Porque aunque el Apocalipsis es inevitable, no tiene que ser ahora. Ω
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