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Por Jesús Castells / Fotografía: Marta Aparicio
Igual me estoy haciendo mayor y por eso percibo las cosas de otra manera, pero yo cada día veo más gente egoísta a mi alrededor. Gente que sólo se mira el ombligo y que habla en primera persona y piensa primero en él, luego en él y después en él. Yo, mí, me, conmigo. ¿Lo han notado ustedes o es solo cosa mía? No sé si esta sociedad nos está llevando por el camino individualista del ser humano o es fruto de la continua agresividad a la que nos enfrentamos, a la competitividad adquirida o la intoxicación de información y manipulación a la que nos tienen sometidos. ¿O quizá sea el manido plan del Gobierno, divide y vencerás, para poder seguir robando mientras las ovejas se matan entre ellas?
En el mundo laboral además de encontrarme cada día con más gente egoísta, constato que cada vez hay mayor número de malos profesionales gestionado a otras almas. No me refiero a líderes que no saben hacer su trabajo, ni tampoco a profesionales poco preparados, me refiero a malas personas, por no llamarlos hijos de puta.
Y paradójicamente y para prepararnos para los retos del futuro cada día estamos mejor formados técnicamente y tenemos mayor acceso a todo tipo de información practicando el aprendizaje activo. Aumenta nuestra disposición al desarrollo constante, pero quizás hemos descuidado la parte ética o moral, tan importante o más que la otra.
En el trabajo hay una serie de normas no escritas que se vienen cumpliendo con mayor o menor acierto. Lo que tenemos que procurar es que sean éticas y alineadas con los valores personales y profesionales. Un compromiso con el conjunto de normas de la empresa y una conciencia responsable hará sostenible nuestra empresa.
Sé que es fuerte pensarlo, decirlo y más aún dejarlo por escrito, pero estoy firmemente convencido de que NO-SE-PUEDE-SER-UN-BUEN-PROFESIONAL-SI-NO-ERES-UNA-BUENA-PERSONA.
Se puede estar comprometido con la visión y la misión de la empresa y a su vez se puede estar comprometido con las personas que forman parte de tu equipo, y porqué no decirlo, con sus familias. Ser responsable de una persona es ser responsable de su entorno. Si existe compromiso por ambas partes, casi no es necesaria la motivación, porque la motivación nace de dentro y la productividad, será siempre la máxima, al sentir los colaboradores el negocio como propio. Entendiendo el trabajo como una simbiosis continua, donde nos apoyamos y nos ayudamos entre todos y trabajamos juntos y unidos por un objetivo común. Y no confundamos sólo el objetivo como el codicioso beneficio económico; los altos ingresos mejoran el bienestar material, pero no el bienestar emocional.
Y para eso se necesitan altas miras y mucha capacidad de adaptación y flexibilidad. Este mundo cada vez cambia más y más deprisa, razón por la cual cada vez se valora más el control emocional propio y para con los demás. La llamada inteligencia emocional. Y mucha creatividad, no entendida como habilidad artística para pintar o cantar, sino en el sentido de tener ideas que van más allá de lo comúnmente establecido. Propuestas inteligentes y maneras creativas de resolver problemas a todos los niveles.
Sea crítico y analítico. Use la lógica y el razonamiento para identificar y abordar las situaciones desde el análisis, contrastando la información y desde el profundo conocimiento de todos los factores, externos e internos, técnicos y humanos.
Para salirse de esta mezquina tendencia y no vernos abocados a un mundo de individuos egocéntricos y narcisistas hace falta mucho valor y grandes dosis de rebeldía. Es muy fácil arrastrarse y dejarse envenenar por el mal, convertirse en un tóxico más está al alcance de cualquiera. Lo difícil es nadar contracorriente, negarse a seguir el juego y escuchar a los demás antes de imponer su criterio por imperativo legal. Es imprescindible conectar con las otras personas del equipo y ponerse en su piel, y entenderles. Nos falta humildad a paladas.
Está en su mano. Sólo una buena actitud, empática, enérgica y positiva, nos saca de ésta. La generosidad es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces. Haga de su lugar de trabajo un entorno más amable y con más humanidad. La productividad vendrá detrás, se lo aseguro. Ω
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