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Viaje al Baúl de los recuerdos, las emociones y las pasiones de la boxeadora más importante del mundo. Conversaciones sobre la fuerza y la mente, los miedos y la seguridad, la felicidad y el dolor con la Tricampeona mundial de peso mínimo por la Federación Internacional de Boxeo
Por Katy Mikhailova
Imagen Ricardo Rubio
Llega antes de tiempo. Protegida por uno de sus dos pilares básicos (su mánager), Álvaro Gil-Casares (más conocido como “guantes de lobo”), aterriza en el Gimnasio Santa Dolores de Pozuelo de Alarcón (C/ Hospital 25). Vestida de calle: lleva jersey de cachemir color crema con camisa blanca, y pantalón a juego con el jersey; el pelo liso, con la raya al lado, le llega hasta la cintura. Camina despacio y recto. A su alrededor, cerca de una decena de amantes del deporte (seguramente, amateurs, como lo fue ella hace no mucho) boxean. Ella pasa desapercibida. Nadie espera ni se imagina siquiera que la tricampeona del mundo está siendo un testigo silencioso de sus entrenamientos.
Nos descalzamos y nos sentamos en el medio de unos de los ring que hay. Humilde, sencilla, discreta, clara y hasta algo tímida, si me apuran; es lo que me transmite.. Ella es Joana Pastrana (29 de septiembre de 1990) o las “manos más potentes e inteligentes” que hay en el mundo, a fecha de hoy, dentro del peso mínimo (que no debe superar los 47 kg con 600 gr).
Podríamos estar ante ese caso de persona de éxito que en tan sólo unos años pasa del anonimato más absoluto a convertirse en una de las deportistas más buscadas y demandadas por los medios. Y aun así, en sólo 48 horas, su manager nos ha conseguido un hueco en su apretada agenda (antes de partir de vacaciones y volver a los entrenamientos con su otro pilar base, Nicolás González, su entrenador).
Puede ser dulce y femenina, y al mismo tiempo transformarse en una máquina en un ring, para enseñarle al mundo entero quién lidera el boxeo femenino. Lo lidera España y una joven de 28 años que vive por y para su trabajo, sin pisar a nadie.
Y es que esta madrileña ha pasado de trabajar como camarera a empezar a vivir (o, como ella dice, “sobrevivir”) de algo que arranca como una casualidad muy bonita. Hoy es imagen de Oysho Sport y es la protagonista de multitud de marquesinas de autobuses para la campaña de La Liga Sport; Adidas le regala las zapatillas, y todos quieren un selfie con ella. Joana tiene claro que ha venido para quedarse, y asegura que, todavía, tanto ella como su equipo, no están terminando de asimilar todos los éxitos adquiridos hasta la fecha.
Primero fue el muaythai como amateur, pero las piernas se le cargaban demasiado, y no podía compatibilizarlo con su trabajo en la hostelería. Así que un día decide probar con el boxeo en un gimnasio en Carabanchel, en Pan Bendito. Estamos ante la primera mujer en alzarse con el Campeonato de Europa de peso mínimo y es Tricampeona mundial. ¿Su bien más preciado? Su entrenador y su manager, una mente sana y unas manos preparadas. Y sin enterrar la humildad ni perder la memoria, por favor.
—Empiezas con el boxeo, comprueba que eres buena… pero de ahí a competir… ¿cómo te da por presentarte a un campeonato amateur?
Hablé con mi entrenador. Había cualidades y vio que yo era constante. Y le pregunté si podíamos hacer algo más que entrenar. Y me dijo que probáramos... y ya no me he vuelto a separar más de la competición.
—Eres la primera mujer en ganar el campeonato de Europa en peso mínimo en 2013… con apenas 23 años… ¿se te pasaba por la cabeza que pudieras ganar?
Cuando me subo la primera vez para competir lo hago en Madrid. Entonces, no había muchas mujeres. Era más factible ganar algo.
—¿Qué sientes cuando boxeas?
Una adrenalina que no he experimentado con ningún otro deporte.
—La gente de tu entorno, que conocía a la Joana a pie de calle: la Joana camarera, la Joana vecina… cuando les confiesas que te quieres dedicar profesionalmente a este deporte, ¿no te han preguntado si “estás loca”?
Creo que no… Y si lo han dicho, ya ni me acuerdo. Me entra por un oído y me sale por el otro.
—Llegar alto, viene acompañado de consejos gratuitos, ¿cómo encajas las críticas?
Cuando recibes críticas es porque estás haciendo algo grande. Ya sea porque lo estás haciendo bien o lo estás haciendo mal. Pero, por desgracia, en este país, prima la envidia. Y nos llegan muchas críticas de gente frustrada que no va a ser capaz de hacer nada en su vida. Nos lo tomamos como algo bueno.
—¿Cómo recuerdas tus “primeras veces” en un ring?
En una ocasión llegué a perder una pelea por nervios. Y me llegué a decir a mí misma “nunca más”: “yo hago esto porque me divierte y me gusta. No para pasarlo mal”. A partir de ahí, me lo tomé con una filosofía diferente. Yo entreno por y para eso.
—¿Qué ritual seguís antes de cada competición?
El trabajo mental se lleva a cabo desde el primer día de preparación hasta el día de la competición. La mente es lo más importante, aunque parezca mentira: no es ni la fuerza, ni los golpes. La mente y la estrategia lo pueden todo en este deporte. Y momentos antes, hacemos un círculo de motivación para recordarnos todo el sufrimiento que llevamos acumulado para ese momento.
Una niña que soñaba con ser policía o bombero
—Háblame de la niña que fuiste un día…
Fue una niña un poco revoltosa. Tengo una hermano menor a la que sacaba de quicio siempre que podía.
—¿Cómo era la relación con tus padres?
Muy buena. Siempre hemos sido una familia muy unida. Siempre muy inquieta y jugando.
—El valor de los valores que has aprendido de tus padres…
La educación. Más que la educación, me han enseñado a hacerme a mí misma. Algo por lo que luchar. Mis padres no me han regalado nada. Me han enseñado que para conseguir algo me lo tengo que currar. No me han dado caprichos de pequeña.
—¿Te imaginabas haciendo lo que haces?
La verdad es que no. En mi familia no ha habido antecedentes de deportistas de golpeo. Yo quería hacer algo destinado a una profesión heroica: polícia, bombero… algo similar. Algo que reflejara un potente físico y que ayudara a los demás.
—De alguna forma estás ayudando a los demás siendo un ejemplo. Pero retomando tu años azules, ¿cómo era la Joana adolescente?
Nunca me he dejado pisar por nadie, y siempre he sido respetada y he respetado.
—¿Cómo es tu día a día, más allá del entrenamiento y tu vida como deportista?
Cuando hay preparación, básicamente mi mundo se centra en entrenar; y el rato que tengo libre, en hacer las cosas que tengo en mi casa y estar un rato con mi pareja y descansar para el día siguiente. El ocio queda relegado a un segundo plano, cuando estoy en preparación. Ya tendré tiempo cuando acabe mi carrera.
—¿Cuándo tienes previsto retirarte, ya que lo mencionas?
La carrera de un boxeador depende de cómo se cuide uno. Nosotros apenas nos hemos llevado golpes. La vida de carrera se puede alargar mucho más. Mis tres últimas rivales tenían de 35 a 41 años. Yo tengo 28. Ni me lo planteo todavía. Seguramente acabe antes por decisión propia que porque se me haya acabado el momento.
—Te lo habrán debido de preguntar mucho. ¿Cómo aprecias el papel de la mujer en este deporte?
Solo tienes que ir a la federación y que te digan el número de mujeres afiliadas que hay. Ha aumentado un barbaridad en los últimos años. Eso significa que a las mujeres le han dado una oportunidad. En mi gimnasio hay mujeres entrenando con su familia, su marido, sus hijos… porque se están dado cuenta de que no te tienes que llevar ningún golpe si lo practicas como un hobby. Pero todavía existe cierto rechazo al boxeo porque se piensa que tienes que salir con un ojo morado.
Más allá de la física
—Alguien que en cuestión de segundos se juega el liderazgo mundial, quizá haya momentos en los que parece que recibes la ayuda de una fuerza externa… ¿te ha pasado? ¿Crees en Dios o en las energías?
Más que en Dios, creo en las energías. Si tú te concentras en lo que quieres, al final acabas consiguiendo. Trabajando para ello, claro. Si tú te enfocas en que algo te tiene que salir, si pones todo de tu parte, lo consigues. No pido al universo: simplemente proyecto lo que quiero conseguir. Y lo proyecto, para que se cumpla.
—Tu única derrota se produce cuando intentas conseguir el título Silver del Consejo Mundial de Boxeo (WBC), y te rompes el metacarpiano de la mano derecha en el segundo asalto. Seguramente ha sido uno de los momentos que peor lo has podido pasar...
Sí. Aquella lesión marcó un antes y un después, pero me marcó para bien. Yo doy gracias, aunque suene raro, por haberme lesionado. Gracias a esa lesión yo soy una boxeadora completamente diferente. Si no me hubiese lesionado, no habría podido tener las capacidades que ya tengo. Tuve que verme obligada a boxear de manera diferente porque me faltaba una mano.
—¿Cuál es la parte del cuerpo de un boxeador que más sufre?
Los hombros es lo que más sufre. Las manos están super protegidas. Es nuestra herramienta de trabajo, y es en lo que más hincapié hacemos a la hora de los entrenamientos. Tardamos cerca de 20 minutos en vendar las manos. Las manos no están diseñadas para golpear.. son huesos pequeños, y les damos la mayor seguridad posible.
—Hablemos de estética: imagino que nunca te habrá preocupado tu imagen y que esta se pueda verse perjudicada por un golpe que recibas...
Es algo que asumes. Si el día de mañana te rompen la nariz, tendrás que pasar por el cirujano. Pero trabajamos en que no suceda. Nosotros basamos nuestro entrenamiento, antes que en el golpe en que no nos golpeen. Y así vemos el fallo del rival y metemos el golpe. Si tú te centras en solamente golpear ahí te vas a encontrar con el rival. Pero si te centras en evitar las manos, para evitar el golpe, el otro se queda al descubierto.
—¿Sientes miedo con frecuencia?
Nunca. Nada de miedo. Y si tengo algún miedo, intento buscar la solución para afrontarlo. Pero el miedo tanto para este deporte como para la vida es algo que tienes que ponerle fin, porque solo tienes una vida, y vivirla con miedo es lo peor que puedes tener. Afróntalo y que sea lo que tenga que ser.
—¿Cuáles crees que son tus puntos fuertes, tanto para el boxeo como para vivir?
La tranquilidad que me aporta el boxeo a la hora de vivir. La gente piensa que somos agresivos, y es todo lo contrario. Yo evito peleas, conflictos, no quiero discutir con nadie. Esa tranquilidad me la llevo a la vida y a los entrenamientos. La mentalidad es lo que más me gusta. En mi día a día tienes que pensar todo lo que haces.
—¿Qué te quita el sueño?
El hambre y la sed. Pero duermo muy bien en general. Los días días previo al pesaje son los dos peores días para el sueño. Tengo que perder entre 8 y 10 kilos. Tengo que estar en 47 kg 600 gr, y yo vivo en 56 ó 57 kilos.
—¿No puedes vivir permanentemente en esos 48 kilos?
Podría, pero estaría muy floja, mis calentamientos no serían de calidad y no tendría la ventaja de subir al ring con el rival con la fuerza con la que subo. Podríamos decir en cierto modo que me subo con 5 kilos de más que mi rival “no tiene”. Así, soy mucho más fuerte y más potente, aunque en ese momento pesemos lo mismo. En 24 horas puedo subir 6 kilos. Hago una dieta muy estricta durante la preparación, hasta llegar al día del pesaje. Y en la última semana es en la que me quito unos kilos de más. En esas 24h. antes de competir, le doy al cuerpo todo lo que le ha hecho falta sin haber llegado al extremo. Una supercompensación. En esas 24 horas estoy casi más fuerte que durante el entrenamiento.
—Se te ve feliz… ¿vives de esto?
De momento sobrevivo. Estamos abriendo camino y creemos que estamos haciendo las cosas muy bien para que las que vengan después puedan vivir muy bien, pero a día de hoy el boxeo (femenino en España) no está reconocido como debería, como el sacrificio que es llegar hasta aquí; pero, como tú dices, soy feliz porque hago lo que me gusta. Y eso pesa más que el dinero.
—¿Cuál es tu concepto de la felicidad?
Rodearte de la gente que te quiere, y que te aprecia por quien eres y como eres, y no por lo que hayas conseguido. La gente que me ha apoyado cuando no era nadie es la que está a mi lado hoy.
—¿Cómo te gustaría verte en 10 años?
Rodeada de la misma gente que de la que me rodeo. Pero con un nivel de vida mejor. Y poder hacer feliz a la gente de mi alrededor.
—¿Qué se siente al ser tricampeona del mundo?
Creo que todavía ni yo ni el equipo somos conscientes de eso. Porque tenemos muy mecanizado seguir ciertos pasos para ser campeones, y eso se repite una y otra vez; pero al estar tan mecanizado no sabes la repercusión que tiene. Quizá dentro de unos año cuando echemos la vista atrás diremos “lo que hemos conseguido!”. Ahora: mucha alegría y ganas de seguir. De momento, felicidad extrema. Ω
14-12-2023 11:25 a.m.
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17-10-2014 11:22 a.m.