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JUNIO 2015  /  ENTREVISTAS

EL ALMA GALLEGA DE LA FOTOGRAFÍA

15-06-2015 7:48 p.m.

Casi cuatro décadas disparando con su cámara hacen de Manuel Seixas unos de los referentes en el periodismo gráfico nacional. Es un nostálgico de la fotografía antigua, la que había que descubrir en el cuarto de revelados, pero también se amolda con el tiempo y ve sus ventajas. Este periodista, gallego ejerciente, ha fotografiado a lo más granado de la sociedad cuando la fotografía tenía más valor

Manolo es de esas personas que te enganchan con su voz y con su simpatía. Además, es con quien da gusto charlar porque se aprende mucho. No obstante, 40 años trabajando como periodista dan para mucho. Él fue el que consiguió hacer la foto de la Dulce Neus cuando descendía del avión esposada llegando a España. Eso fue en 1989. “Fue portada, claro”, nos comenta Manolo que no para quieto ni un instante mientras nos enseña libros, fotos y revistas en las que colabora. “En aquella época, la fotografía tenía un valor que ahora, en la etapa digital, ha descendido mucho. Estamos en caída libre…”, asegura este informador gráfico con pena y rabia.

Y habla con conocimiento de causa. No solo per se, si no que en su familia, lo de la fotografía viene de lejos. Pertenece a una familia en la que todos son fotógrafos. Sus padres y cuatro de sus siete hermanos lo son. Incluso su hija, que trabaja con él en Lalín Press, que fundó hace 20 años.

Muchos amigos

Son muchos los recuerdos que nos va mostrando porque son muchos los trabajos que ha realizado. “Al final lo que queda es la amistad. Soy amigo de muchos famosos porque los he respetado y ellos lo han entendido. Antes las cosas se hacían de otra manera. Ahora va una persona con su cámara del móvil y sube a las redes una foto de un famoso que se ha encontrado en la calle. Así no se hace. Esto es un trabajo serio, aunque muchos hacen lo que sea para que no sea así”, sentencia este gallego que no se sabe si sube o baja, pero que en este terreno es claro.

Siempre se dedicó –durante sus 25 años de fotógrafo en la agencia EFE, en la empresa familiar y en la suya propia- a la sección de sociedad o corazón y ha conseguido “tener muchos amigos, dentro y fuera del trabajo. Conmigo cuentan en multitud de eventos. Siempre que hay un acto importante, ahí está Manolo Seixas”, dice orgulloso.

Publica en gran cantidad de medios, sobre todo gallegos, pero en un vistazo de su estudio se puede ver que publica en todos los medios de España. Las paredes están llenas de recortes de prensa y de apuntes de futuros y pasados trabajos… y un Mac. “Porque el trabajo de ahora es mucho más inmediato. Ves el trabajo que realizas al instante y lo mandas al medio en segundos”, continúa Manolo.

Las anécdotas de un fotógrafo

Lleva viviendo en Pozuelo 21 años. Y nada más llegar, ¡zas! Es vecino de Lydia Bosch, y un personaje como ella siempre es susceptible de ser fotografiada. Es lo que ocurrió. “Cuando estaba en la piscina comunitaria,  la fotogrfiaron desde dentro. Pero yo no las hice, que conste”, nos cuenta entre risas. Lo hace para recalcar que ha tenido muchas oportunidades de hacerlas, pero no lo ha hecho por respeto.

El escritor Camilo José Cela, el cantante Luis Miguel, a quien conoció cuando el mexicano tenía diez años, Martes y Trece, Lina Morgan, Carlos Larrañaga, Ana García Obregón, Carmen Sevilla… Muchos son los personajes que han pasado por su cámara, pero la foto más difícil que ha hecho es la de un personaje como el tenor Plácido Domingo. “Es un caballero. Un personaje que me encanta”, asegura.

Otro de los personajes que entrevistó (por los buenos contactos que mantenía en el aeropuerto de Barajas en aquellos entonces y que le informaban de quien venía) fue el tenista sueco Bjorn Borg. “Sabiendo que llegaba yo iba a su caza. Me metí hasta el final del finger. Cuando el sueco vio mi insistencia, terminó concediéndome la entrevista en el mismo aeropuerto. Al final salió en Hola”, nos cuenta Manolo.

El único al que no consiguió hacerle un reportaje es a Julio Iglesias. “Sí que lo he fotografiado en más de una ocasión, pero hacerle el reportaje completo, nunca. He estado casi a punto de conseguirlo, pero dejé de insistir, puesto que él solo trabajaba para la revista Hola”, dice.

Más que el fotoperiodismo

Seixas montó su agencia Lalín Press hace 20 años. El nombre, está claro, es un homenaje a su tierra. Ahora es una agencia referente en muchos sectores madrileños. En ella abarcan de todo. Trabajan mucho para algunos países árabes que ha conseguido gracias a distintas embajadas de Madrid, hace eventos con Judith Mascó. Presentaciones comerciales y demás. “Hay que sacar todo el trabajo que se pueda adelante”, comenta.

Situación crítica

Ha hecho reportajes que se vendían “a diez millones de pesetas incluso. No los vendía yo, lo hacía la agencia. La revista Garbo, por ejemplo o Lecturas, pagaban 300.000 pesetas de aquella época. Algo impensable ahora. En estos momentos, llamas a una revista y le cuentas el personaje que tienes y ni se molestan en hacer una oferta… Lo que se busca es algo puntual y lo que se paga es diez veces menos. En la prensa hay un malestar terrible porque los fotógrafos están viviendo un tiempo muy crítico. No se vende nada. Muchos piensan en dejar la cámara y buscar otro trabajo”, asegura Seixas, que no duda en culpar a la era digital como uno de los culpables de esta caída: “han hecho que bajen los precios. En muchas ocasiones hay que regalarlas para que por lo menos publiquen tu nombre y puedas engrosar tu currículum. También hay agencias que lo que hacen es ofrecer un paquete de fotos a precios irrisorios. Eso es una competencia terrible”.

Manolo ve que hay una solución para la situación actual. Es la unión entre los fotógrafos, pero está convencido de que no se va a producir porque este mundo se ha convertido en una continua carrera.

Otra de las causas que intuye como responsable de esta caída en el mundo de la fotografía es la televisión. Lo explica: “si vas a un evento un lunes y lo vendes, lo normal es que salga publicado miércoles o jueves, que es cuando salen las revistas del corazón, pero te lo queman las televisiones porque sus programas de cotilleo son diarios. Contra eso no se puede hacer nada, pero perjudica mucho”.   Ω

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