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Martes 7 de Abril

07-04-2020 9:42 p.m.

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Por Ricardo Rubio
Hoy me ha dado por mirar hacia abajo. Caminar despacio en un Madrid vacío, sin rumbo definido, mirando al suelo. Es increíble escuchar el ruido de tus propios pasos al caminar. No es difícil reparar en tus cordones, en los rotos de las zapatillas, en el agua que se filtra a través de ellos. Escuchar.

Si quieres que te entiendan: Escucha.

Aprendemos viviendo, leyendo , viendo películas. No cabe duda de que nuestro aprendizaje esta condicionado a lo que vivimos. Son días difíciles. Las personas se aferran a una noticia, a una esperanza. Nadie nos engaña. No somos tan tontos. Simplemente queremos escuchar que todo mejora. Y quizás lo haga. El mundo gira y esta vez estamos quietos. Quizás giró para juntarnos.  

Los días pasan y la vida no sigue como si nada. No será igual. No se si mejor por nuestro empuje solidario. No se si peor porque retrocedamos a la casilla desde donde tiramos hace 24 días el fatídico dado.

Mientras tanto Alfredo se sumerge en la música de su móvil mientras barre las calles. Marta entra en un portal con bidones y productos de limpieza: mascarillas, guantes, mono gris. German da la vuelta a la manzana con unos paquetes que le superan en altura. Busca el número 23 y todavía estamos en el 11. Ana baja de un coche del Summa envuelta en batas, plásticos, guantes, gafas… en fin que no sabría decirte si es rubia o morena pero sus ojos sonríen y es luz para mi cámara. Enrique saca los cubos de basura: es la hora. Ahora trabajamos hasta el mediodía. Los porteros son personal esencial.Siempre lo han sido. Nos conocen a todos, saben de nuestras vida. Y muy pocos saben que su madre murió en Ecuador hace apenas 20 dias: no pude volar para despedirla.

Hay sonidos con los que uno vive toda la vida pero que no repara en ellos. Yo en estos días temo el obturador de la cámara. Ese ruido inquieta el silencio con el que las calles me reciben. Quiero disparar pero los fantasmas huyen del encuadre al escuchar las ráfagas de la cámara.

Ha sido un día de retratos en las calles y de llamadas. He podido hablar con esos que sujetan la pirámide de un país en estos días. Ecuatorianos, rumanos, marroquíes, españoles. En fin, Babel.  No hablamos todos el mismo idioma porque si lo hiciéramos seriamos imparables como sociedad. Es mejor no entendernos demasiado, porque si nos entendiéramos se les caería el chiringuito a muchos. No interesa.

A todos ellos les llevo viendo 23 dias reponer en los supermercados y limpiar las sabanas en las residencias de nuestros familiares y quizás son la última cara que ven nuestros abuelos. No les olvidemos nunca, ni les dejemos de lado. Las personas primero, sean de donde sean. Vengan de donde vengan. Porque quizás mañana nuestros hijos sean los que vayan.

Me comentaba Hasan  en Lavapiés que se baja a recoger fruta. Y leo que el gobierno ultima, ante la demanda de mano de obra, un decreto para que los inmigrantes puedan salir a trabajar al campo. Urge. No hay mano de obra. Nadie quiere ir a trabajar al campo. Mucho menos ahora.

Yo voy a darles voz con mi cámara estos días a todos ellos. Vienen días duros. Ojalá esa bandera a media asta que lucen muchos lugares les arrope hasta sus últimos días.

Hoy es otro de esos días importantes en el calendario. Ojala seas muy feliz. La vida te espera ahí fuera. Cuídate y se feliz. Póntelo como tarea. Feliz cumpleaños.

Que Córdoba suene esta noche como las cuerdas de esa guitarra.

Seguimos. Queda menos. De todo.

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