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Lunes 6 de abril

06-04-2020 8:28 p.m.

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Por Ricardo Rubio
Imagina

¿Y si las fotos se fundieran a negro y no pudiéramos ver lo que hay fuera? ¿Y si cuando todo acabe no pudiéramos volver a caminar libremente por la calle?. ¿Y si la excusa, esta vez,  fuera la distancia social? Ese es el ejercicio del poder. El que ejerce estos días. Venga de donde venga y esté a la altura que esté.

¿Y si las palabras se vieran envueltas en el mejor de los maquillajes o si las grandes marcas patrocinaran nuestra manera de pensar?. ¿Qué pasaría si eso llegara a suceder? ¿O es que ya sucede?

¿Habrá lugares seguros donde poder abrazarnos o el miedo nos hará prisioneros de nosotros mismos?

Escuchaba esta mañana que para luchar contra este virus es importante lavarse las manos a menudo, ponerse una mascarilla, guantes y mantener la distancia recomendada. El jabón, el agua, el calzado, la ropa, la distancia de seguridad. Bienes de consumo diario en este lado del mundo, artículos de lujo en muchos lugares del planeta.

Cierto es que muchos han fundido su vida a negro en los últimos tiempos. En los últimos días incluso.  Y cierto es que el pesimismo y el optimismo pelean en una balanza en la que todos ponen de su parte.

Yo camino lleno de dudas. El cansancio acumulado en las caras en las personas, la perdida de la paciencia en las colas de los supermercados. Hay un cierto aire de recuperación. Somos lo que fuimos que a nadie le quepa duda, pero quizás no como éramos.

No se si los pájaros volverán a cantar reggaetón​ por las ventanas abiertas en esos barrios prohibidos del planeta. O si Suspiros de España me hará cerrar los ojos y bailar bajo la lluvia como a Miralles en Soldados de Salamina:  ¡Ay de mi pena mortal! y seguir hasta que la realidad tozuda insista en volver a verme.

No se si la música que tatareamos dentro de nuestras mascarillas saldrá algún día y gritará en una explanada plagada hasta los topes.

No me imagino la vida sin conciertos. Como no me imaginé la vida sin ti. 

No dejemos que todo funda a negro. Que lo oficioso se convierta en oficial. Que los balcones sean garitas o que la distancia sea el olvido por pequeña que sea. No.

Bailemos el baile infinito. Bailar pegados que dicen que eso es bailar. Yo no soy de baile pero este lo bailo. Vamos a tener que bailar mucho para tapar tanta vida rota, tanta calle vacía, tanta voz ronca por la pena. Vamos a tener que cantar mucho para ahogar el espacio ente tu y yo. 

De Madrid al cielo. Ahora si. 

Hay cielo y Madrid esta esperando.

Si todo funde a negro, al menos, que me pille contigo.

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