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La vida en Pandemia: Amor

11-05-2020 9:39 p.m.

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Por Ricardo Rubio
Nunca terminas de acostumbrarte a que no te quieran. Un día pasa. Alguien te dice que lo siente, que se le acabó el amor y ya no hay más. Te haces pequeño. Tu vida empieza a estar bajo sospecha. Los buenos recuerdos ya no lo son tanto. Las palabras bonitas que un día te dijiste no suenan igual en tu memoria.

Hay amigos que ves alejarse por dos palabras dichas a destiempo. Hermanos que se acaban porque todo se cruza y nadie tiene voluntad en deshacer el camino.

Un empleado, un jefe, un vecino al que tanto has dado y una mañana te sientes profundamente defraudado.

O ese amor de siempre que tejía tu vida y ahora  es silencio, vacío, ausencia.  

Tu vida en cuarentena.

Samuel y Javi  tienen muchas cosas en común. Juegan al rugby como deporte principal y adoran a su hermano. Les gusta la música, se divierten corriendo en todas direcciones y son prudentes. A los dos les gusta la cámara. Ambos son verdaderos modelos a la hora de posar. Ambos tienen una sonrisa perenne en la boca. Es maravilloso contemplarles. La vida nos debería regalar muchos ratos como estos.

Samuel dibuja y pinta. Se divierte en casa con su hermano gemelo. Ambos se buscan por la calle, se miran y siguen. Son referencia el uno del otro. De vuelta a casa, Samuel se cuelga de mi brazo y no me suelta hasta llegar casi hasta su puerta. En su cabeza algo le ha dicho que yo ya le quiero. Y tiene razón.

Javi es un año mas pequeño que su hermano. Comparten el patinete de camino al parque. Negocian a veces los turnos y juegan al futbol. Pero les sigue gustando mucho más el rugby. Javi escala y trepa por todas partes. De vuelta a casa se sientan juntos y me piden una foto más. La vida de Javi es papá, mamá, su hermano Manuel y él. Así lo repite como un mantra cada día. Si la cuarentena durara toda la vida Javi seria la persona más feliz del mundo. Llevan más de 50 días todos en casa, otro sueño cumplido.

A Javi y Samuel el cromosoma 21 les jugó una mala pasada al nacer. Ahora son felices. La sonrisa que dibujan en sus caras es distinta, especial. Difícil encontrar algo parecido en todo el parque. Se saben muy queridos. A ellos nunca les va a faltar AMOR con mayúsculas.

Repaso cada imagen de sus caras. Las notas de Love of my life una por una hasta llegar a casa. Unas se quiebran sin remisión. Volaron con los años. Otras están por llegar. Suenan bien.

Al final la vida es sólo una canción.

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