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Por Alberto Gómez Font
Durante muchos años se dijo que los humanos —en la cultura católica— adquiríamos el uso de razón al cumplir 7 años, y entonces ya podíamos recibir el sacramento de la Primera Comunión. Y si las niñas y los niños llegaban a esa categoría a tan tierna edad, cabe suponer que una vez cumplidos los 10 años su capacidad de raciocinio era ya indiscutible.
¿Qué pensar entonces de una revista que lleva diez años editándose? ¿No es razón más que suficiente para lanzar las campanas al vuelo, ponerse las mejores galas y celebrar ese aniversario como Dios manda? ¿Empezamos ya?
Les propongo un recorrido por los diez —uno por cada año— principales aguardientes que se pueden conseguir en una buena tienda de licores; pero vayamos más allá: hagamos a maleta y brindemos con esos tragos, y con sus cócteles, en los sitios adecuados: allí donde se destilan.
Comencemos la fiesta con música de mariachis en Guadalajara (Jalisco), y tomémonos allá unas buenas copas de tequila blanco, reposado y añejo, para rematar con un mezcal. ¡Y nada de bobadas de sal y limón! ¡Pero eso sí: unos buenos cócteles margarita!
En el país vecino, en el estado de Kentucky, condado de Bourbon, nos tocará refrescar el gaznate con unos vasos de burbon mientras escuchamos a algún grupo de músicos espontáneos que tocan canciones de bluegrass. Y ya que estamos tomando ese aguardiente, no le haremos ascos a un cóctel local: el wisky sour.
En zonas más cálidas, las islas bañadas por el mar Caribe, probaremos los rones blancos y añejos de Puerto Rico, la República Dominicana y Cuba acompañados de un buen cigarro puro, y bailaremos con los sabrosos ritmos de la música caribeña mientras nos refrescamos con unos mojitos, unos daiquiris y ¿por qué no? algún que otro cubalibre.
Sin dejar el nuevo continente volaremos hasta las tierras del Imperio Inca para degustar con calma todos los tipos de pisco que podremos encontrar en los buenos bares de Lima, donde también daremos cuenta del cóctel del lugar: el pisco sour.
Una vez cruzado el charco para ir regresando a nuestro terruño haremos parada y fonda en Londres para tomarnos unos lingotazos de ginebra y buscar un buen bar (¿les parece bien el del Hotel Savoy? para brindar con un dry martini antes de cenar y con un gin fizz tras el condumio. Y un poco más al norte, en tierras escocesas, al son de las gaitas, gozaremos del aroma ahumado de los mejores whiskis del mundo (aunque los japoneses ya les estén haciendo la competencia) y podremos pedir que nos preparen un cóctel rob roy para saborearlo fumándonos un cigarrillo de tabaco rubio inglés.
En las tierras frías del Norte, y muy especialmente en Rusia, iremos catando los buenos vodkas, casi helados, acompañados de un poquito de caviar, y nos tocará emular al gran Bond, James Bond, que en todas sus películas pide que le preparen un cóctel vodka martini «stirred, not shaken».
En Francia iremos al departamento de Charente, en la región de Nueva Aquitania, para preguntar por la comuna de Cognac, y allí nos tocará disfrutar con calma de los grandes coñacs envejecidos durante años en barricas de roble americano. Y ya que estamos en tierras galas aprovecharemos para pasarnos por el bar Hemingway, en el Hotel Ritz de París, donde sabrán hacernos un delicioso cóctel sidecar.
Ya de vuelta en tierras patrias seguiremos con un aguardiente muy español, primo hermano del coñac francés, pero con nombre inglés: el brandy. No estará de más que vayamos probando los de Cataluña, de La Mancha, de Málaga, de Murcia, de Huelva, de Mallorca y, cómo no, los de Jerez. Ω
Para superar el «jet-lag» de ese largo viaje en búsqueda de 10 destilados, uno por cada año de la revista «Pozuelo In», nada mejor que ser atrevidos y contravenir las reglas de la coctelería mezclando un poquito de cada uno de los alcoholes que fuimos degustando. Pongamos en la coctelera llena de hielo los siguientes ingredientes: 1 dedal de tequila, 1 dedal de mezcal, 1 dedal de burbon, 1 dedal de ron, 1 dedal de pisco, 1 dedal de ginebra, 1 dedal de whisky, 1 dedal de vodka, 1 dedal de coñac y 1 dedal de brandy. Añadamos 5 dedales de jugo de naranja y otros 5 dedales de jugo de limón, y 2 cucharadas de azúcar.
Una vez bien agitada, sirvamos la mezcla en una copa de martini adornada con una piel de naranja y una piel de limón, y brindemos con el cóctel decenio. Que «Pozuelo In» cumpla 10 años es una buena razón para correr el peligro de emborracharse.
12-03-2024 9:49 a.m.
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