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Es una mujer que está pendiente de todo lo que ocurre a su alrededor, de no perder detalle de cualquier pequeña cosa y, no obstante, transmitirte que está contigo. Quizá por eso, Agatha Ruiz de la Prada puede llevar adelante todo lo que se proponga… Ahora está inmersa no sólo en sus nuevas colecciones, sino en la promoción y colaboración del último disco de la violinista española de origen ruso armenio Elena Mikhailova, Entre Jotas y Zapateados, que rinde homenaje al músico navarro Pablo Sarasate. Como es lógico, la diseñadora pone el color y la violinista, la música
Única, loca, extravagante, creadora, inadaptada, revolucionaria… ella se queda con loca, “aunque no me gustan las definiciones, si me tengo que quedar con alguna, sería esa”. Ella, creadora desde hace más de 35 años (entonces hizo su primer desfile), sabe que “después de tantos años ‘agatizar’ es un verbo que la gente comprende. Tengo la suerte de que vas a un colegio de niños de seis años y les pides un dibujo de un traje de Agatha y lo hacen. Además, más bonitos que los míos. Ponen estrellas, corazones… Es una maravilla” responde con orgullo.
No para. Es una diseñadora con mucho talante democrático y se mete en todos, o casi, proyectos que le presentan. Ahora está inmersa en un proyecto con Elena Mikhailova, “una músico estupenda. Me interesa muchísimo la música, sobre todo la clásica”, señala mientras está pendiente de toda la gente que entra y se mueve en el estudio. Retoma la conversación asegurando que se mete en todo lo que puede: caballos, reciclado, medio ambiente… Incluso ha vestido a más de un jockey en carreras francesas. Todo, además, es parte de su vida.
Embajadora de su marca
Agatha es consciente de que es la mejor embajadora de su propia marca, aunque “ahora están mis hijos, Tristán y Cósima, que lo están haciendo fenomenal, y a la gente de mi equipo, como por ejemplo Cristina, que lleva conmigo 23 años a full time. Al final la gente la conoce tanto como a mí y si tienen cualquier problema la llaman a ella para solucionarlo. También está Águeda que, aparte de ser mi tocaya, es mi jefa de comunicación… Y ahora Elena, esta violinista que también se ha convertido en mi embajadora.
Vuelve el tema musical recordando que apuntó a sus hijos a clases de violín, un instrumento que le encanta y lo hizo con un maestro del método Suzuki, Isako. “Además, me compré otro violín para aprender, pero no había forma. Al final, terminé vistiendo a todos los niños de la escuela. Hacíamos un par de desfiles anuales y era muy divertido ver a los niños tocando y al terminar ponerse el chupete. Era muy emocionante, pero un auténtico follón… Eso, y mi pasión por la música, hizo que, al final haya colaborado con diferentes empresas y organismos en el diseño de uniformes, vestuario y escenografías para espectáculos de teatro, ópera y danza”.
Mil frentes abiertos
“Te metes en una serie de follones que están muy bien, pero que no paras… El año pasado fueron mis hijos a hacer el Fashion Week de Alicante y de ahí nos invitaron al de Bolivia y al de Nueva York... Es una especie de rueda en la que tienes que responder”, señala.
También ha vestido a uno de los iconos generacionales de la época, Miley Cirus. La cantante llevó sus diseños en eventos tan especiales como los premios MTV VMA’s o la presentación del programa The Voice, convirtiéndose así en una, otra, de sus musas. “Estoy muy contenta. Le enviamos varios modelos y se puso varios”, señala Agatha.
Diseña cualquier cosa, perfumes, gafas, libros, muebles… hasta urnas. Incluso podemos ver su impronta en las calles de Pozuelo de Alarcón en 14 contenedores de vídrio. Fue a raíz de su compromiso con el medio ambiente. Ecovidrio, una empresa de reciclaje, el ofreció la posibilidad de diseñar los contenedores para el vidrio. Ahora, este municipio, como muchos otros de la Comunidad luce contenedores de la diseñadora. “Yo estoy obsesionada con el tema del reciclaje y estoy encantada con el resultado en Pozuelo. Es más, estoy segura de que con un pequeño esfuerzo, Pozuelo podría convertirse en líder del reciclaje haciendo compost. Muchísima gente de este municipio vive en casas unifamiliares y podrían hacer este fertilizante. Sería genial que ellos mismos reciclaran sus residuos y les sirviera para el jardín. Y si no lo tienen, se lo pueden dar al ayuntamiento para que lo gestione. Es algo con lo que enriqueces el suelo y el planeta”, nos cuenta apasionadamente y añade que “otra cosa que sería maravillosa sería ver las calles llenas de coches eléctricos y bicicletas. Y no sería difícil, ya que la gente de allí está muy concienciada”.
Un frente que le gustaría abrir y llevar adelante es vestir al Papa. “El actual, Francisco, me cae muy bien y me gustaría vestirlo. Me dio mucha envidia Castelbajac, que vistió a Juan Pablo II. Eso me daría muchísima felicidad”.
La vida, mejor con alegría
“Por el mismo precio puedes ser feliz o desgraciada. Siempre cuento la misma anécdota. Mi abuela era súper feliz, tenía una vida llena de alegría y, en cambio su hija, mi madre, siempre estaba deprimida y pasándolo mal, pero sin ningún motivo. Al contrario, lo tenía todo para ser feliz”, explica y añade que la ropa ayuda a ser feliz.
Sobre eso versará su próxima conferencia (ya pasada tras la publicación de esta entrevista). Defensora a ultranza de la mujer, Agatha no entiende la tendencia que hubo en la moda en la que mientras más desgraciada eras y más femme fatale, más fashion eras. “Eso es un error. Eso no me interesa, era una mujer con mal rollo. No me gusta nada. A mí me gusta la gente simpática, optimista, la gente que esté luchando por las cosas buenas como el uso de la bicicleta, de los coches eléctricos, por reciclar… Por cosas positivas, ya que te aporta muchísimo”. Además, tiene la receta para conseguir la felicidad asegurando que “tienes que estar ocupada aunque no trabajes, pero siempre tienes muchas cosas que hacer”.
Siempre le han fascinado las mujeres extraordinarias. “Me he leído miles de libros de este tipo de mujeres y creo que es muy importante que las mujeres nos apoyemos. Por ejemplo, Simone de Beauvoir era una escritora referente en la defensa de la mujer. Siempre defenderé a las mujeres y sus derechos. De todas las cosas que hago, el ecologismo está en primer lugar, pero el feminismo es prioritario en mi vida. Creo en él y hay que luchar por él”, señala.
Implicada al 100 por 100
Después de la sesión de fotos (Carolina González, directora de TACHI, fue la encargada de peinar y maquillar a Agatha y Elena), la diseñadora se cambió de ropa y podías ver en su camiseta un pin de Ciudadanos. Ella, que siempre apoyaba las listas de Los Verdes, lo deja claro: “hay una cosa que es la ecología y otra que es la envidia. A mí lo que me interesa es la parte positiva del proyecto y no me interesa nada de envidia que hay en la gente que odia a los ricos. Desgraciadamente a mí, que siempre he apoyado a Greenpeace, me da muchísima pereza la nueva gente que ha entrado. Todo lo que sea ecología me interesa, la envidia para nada”.
Por eso su implicación es total en lo que hace. Una de las grandes influencias en su vida fue su padre y el mundo del arte. Hija de un arquitecto amante del arte contemporáneo, ella se convenció, desde muy pequeña, de la importancia de este mundo en cualquiera de sus expresiones. Esa influencia, la paterna, le llevó también al mundo de la música, ya que le llevaba de pequeña al Teatro Real. “Contra más oyes, más sensibilidad tienes. Eso es una parte de la educación de cada uno. Si a eso le añades la sensibilidad y el talento propio, encuentras a gente como Elena”, concluye.
Elena Mikhailova, el arte en la interpretación
Solista en la Orquesta de RTVE de la ORCAM, ganadora del II Premio Concurso Internacional "Joaquín Rodrigo", Premio Absoluto en el Concurso Internacional de Música "Valeria Martina”… podríamos seguir así hasta llenar muchas páginas. Y eso que no llega a la treintena. Elena Mikhailova es una hispano-rusa que te cautiva con su mirada y su sonrisa y, por supuesto, con sus interpretaciones.
Su timidez hace que hable con el violín, que sujeta como si fuera una extensión de su brazo. Acaba de sacar a la calle Entre Jotas y Zapateados, un homenaje a Pablo Sarasate en el que colabora la diseñadora. Ella ya escuchaba al músico navarro de la mano de su abuelo (también violinista) en Rusia y su pasión por Sarasate hizo el resto. En el disco, “algo nuevo que nunca hasta ahora se ha hecho”, según nos explica Elena, podremos encontrar una recopilación de las obras más célebres del compositor (Carmen, Jota Navarra, Jota Aragonesa, Capricho Vasco, Aires Bohemios, Romanza Andaluza, Zapateado, Introducción Tarantella y Playera), que se ha presentado en Madrid y París y que se presentará en Milán y Nueva York (las tiendas de Agatha en el extranjero).
Color y más color. Eso es otra de las aportaciones de Agatha al disco. La unión con la diseñadora son los colores que le pone a la música de Sarasate. “Son colores vivos y con fuerza. Muy apasionados. Como Sarasate”, nos cuenta esta virtuosa del violín que se sube al escenario con diseños de Agatha. Ω
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