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UNA TAPA CON MALA SOMBRA

21-10-2021 5:27 p.m.

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Una mujer resulta herida tras pisar la tapa podrida de una alcantarilla en el centro de Pozuelo y colarse hacia dentro.

REDACCIÓN - Marta Aparicio, 36 años, vecina de Pozuelo, dejó su café a la mitad sobre la barra del bar Laurel y salió a fumar un cigarrillo a la calle, dejando en el interior a sus acompañantes: su amiga, también llamada Marta, y su joven sobrino, con quien tenía un plan de negocio para ese día. Serían las once de la mañana del jueves y Marta deambulaba a pasos cortos alrededor de la terraza del bar tirando de pitillo y absorta en sus pensamientos. Se dio la vuelta sin darse cuenta y uno de esos pasos cortos cayó en mal sitio. A Marta se le atragantó la calada del cigarrillo mientras crujía el suelo bajo sus pies. “De repente me engulló el piso y quedé enterrada hasta la ingle por una pierna, la otra se quedó hacia arriba. Estaba a punto de troncharme”, relata Marta desde su casa tras su paso por el hospital.


Todos los paisanos que se encontraban en el lugar intentaron asistir a Marta, que gemía de dolor dentro del hoyo, con una pierna dentro y la otra afuera. “Estaba fatal porque no entendía nada, explica, pero todos se portaron muy bien, aunque tardaron un rato en sacarme, cosas de mi línea” 

El lamentable percance ocurrió sobre las doce del mediodía a la altura del número 15 de la calle Carretera de Carabanchel, a escasos metros de la sede del Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Al lugar del suceso acudieron, de inmediato, patrullas municipales y una ambulancia. Tras una observación sobre el terreno los facultativos trasladaron a Marta al Hospital Puerta de Hierro. La joven presentaba contusiones en varias partes de su cuerpo y un fuerte esguince de tobillo, del que fue convenientemente tratada. “Ahora estoy más tranquila aunque me duele todo el cuerpo, comenta Marta al teléfono, mañana empezarán a aflorar los moratones”.


“Esa tapa llevaba rota mucho tiempo”

El negro azar se cruzó en el camino de Marta al pisar aquella tapa que llevaba ahí, en el mismo lugar de su tormento, varios años sin meterse con nadie. “Bueno, esa tapa no se ha partido así como así, desde hace mucho tiempo siempre que alguien la pisaba sonaba como un chirrido. Y nadie vino a repararla” -comenta un empleado de un local cercano al lugar del suceso. “Y ha tenido suerte la chica porque esos filos de hierro la podrían haber partido en dos”, remata muy serio. Se da la circunstancia que la noche anterior al suceso se celebró una fiesta en el bar Laurel, que congregó a un buen público, y no ocurrió ningún percance con la maldita tapa. 

La posibilidad de que la tapa de esa alcantarilla no estuviera en buen estado por un mal mantenimiento se refuerza con el hecho de que este tipo de tapas están fabricadas con hierro fundido y hormigón, con el fin de soportar el paso de personas y vehículos, materiales sólidos que, de buenas a primeras, no suelen quebrarse como galletas.

Marta piensa denunciar el caso a la justicia correspondiente, “aunque eso será otro día -comenta-, ahora toca descansar”.

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