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Por la Dra. Mª Cristina Morante
Comer más de la cuenta nos envejece. Muchos estudios ponen de manifiesto que animales que comen una dieta sana pero escasa viven más y mejor que animales que comen todo lo que quieren, que sorprendentemente se comportan como los humanos, comiendo demasiado. Estos roedores que llevaban una dieta sana y menos calórica llegaban a vivir hasta un 35% más de tiempo.
Este descubrimiento data de 1940, con lo que más tarde los estudios se centraron en monos para ver la repercusión de la dieta en la longevidad de estos animales tan parecidos a nosotros. Los resultados siguieron en la misma línea de lo documentado en roedores, superando en un 30% la longevidad de sus congéneres sin la dieta menos calórica y sana.
El envejecimiento podría definirse como un conjunto de procesos que suceden a partir de una cierta edad que conlleva a un cambio a nivel de nuestras células y tejidos que les va disminuyendo su capacidad de función normal, haciendo al organismo más vulnerable e incrementando el riesgo de enfermedad y muerte.
Qué hacer cuando disfrutas comiendo
Los resultados comentados no nos vienen nada bien cuando comer nos hace disfrutar si además queremos envejecer de forma saludable. Sin embargo, pequeños cambios en nuestra forma de comer nos pueden ayudar a aumentar nuestra longevidad y que esta longevidad sea de vida sana.
Hoy en día sabemos que reduciendo el consumo de proteínas en la dieta tiene el mismo efecto que reduciendo las calorías. Los pescados tienen la mitad de valor proteico que las carnes, casi la mitad de proteínas por lo que debemos aumentar su consumo porque podemos comer más cantidad con la mitad de consumo de proteínas.
Igualmente nos pasa con las legumbres, tienen un alto contenido en proteínas vegetales, más sanas que las cárnicas por no producir tantos radicales libres por la oxidación del alimento en la célula.
La presencia de antioxidantes en la dieta
El organismo ha desarrollado mecanismos de defensa, conocidos como procesos antioxidantes, para protegerse de la acción de los productos de desecho que genera el metabolismo de la célula (los denominados radicales libres). Si queremos protegernos de la acción de los radicales libres podemos generar pocos radicales libres o aumentar la forma de contrarrestar su daño celular con antioxidantes.
Hay diversos alimentos que juegan un papel fundamental como antienvejecimiento que pueden estar presentes en nuestra dieta diaria. Son antioxidantes, alimentos como los carotenoides presentes en los tomates, las zanahorias, cítricos, espinacas, maíz que son capaces de neutralizar los radicales libres más agresivos.
Los flavonoides son otro potente grupo de antioxidantes, a ellos pertenece el resveratrol presente en las uvas, té, vino, cerveza, nos ayuda como potente antioxidante y reductor de los radicales libres que nos envejecen a nivel celular. El papel del aceite de oliva es fundamental por los omega antienvejecimiento (ácido oleico) que contiene. El uso de aceite de oliva debe ser habitual en nuestra dieta y obviar la presencia de otros aceites como el de coco o de palma que por el contrario tienen alto contenido en omegas pro-ínflamatorios. La riqueza del aceite de oliva en polifenoles antioxidantes suponen un beneficio extra a nuestra lucha antienvejecimiento
Podemos hacer recetas de cocina sanas y apetitosas, usando todos los ingredientes del mercado, sin que el exceso de alguno de ellos nos cause perjuicio. Usaremos verduras y frutas como elementos base de nuestra alimentación con variedades ricas en antioxidantes y anticarcinógenos.
La reducción del 30% de proteínas debe realizarse enfocada a la proteína cárnica sobre todo la carne roja que debemos pasar a comerla una vez por semana. La carne de cerdo, cuando éstos han sido alimentados con bellota contiene grasas monoinsaturadas como el aceite (como el oleico) resultando ser una carne animal no roja muy beneficiosa. Las grasas saturadas e insaturadas, debemos ser conscientes de que tienen el mismo aporte calórico, pero unas son sanas para nuestro organismo mientras que las otras son tóxicas silentes que van dañando de forma irreparable las células.
Podemos así usar otros productos de cerdo ibérico para hacer recetas mediterráneas típicas pero saludables con judías, garbanzos o lentejas. Otros estudios nos hablan de las propiedades cardiosaludables de las grasas del foie de oca o de pato (magret, confit) que lejos de lo que veníamos pensando, aunque tienen un alto contenido calórico, las grasas que presentan son ricas en oleico como el cerdo ibérico.
Está igualmente consensuada la necesidad de reducir el aporte de grasas sobre todo las saturadas que incrementan el colesterol y favorecen el envejecimiento de nuestras arterias.
De todo lo comentado la fórmula magistral para llevar a cabo un envejecimiento sano y lento es:
DIETA SANA + EJERCICIO MODERADO + SUPLEMENTOS ALIMENTARIOS ANTIOXIDANTES
DIETA SANA: reducción de las proteínas en un 30% (fundamentalmente la cárnica, aumentar la presencia de pescado y la presencia de proteínas vegetales), reducción de las calorías diarias, uso de aceite de oliva, consumo de verduras y frutas diarias.
ANTIOXIDANTES: consumo de tomate, pomelo, zanahoria, frutos rojos, uvas, vino (consumo moderado) o gracias a suplementación que los médicos en la consulta podemos aportar a nuestros pacientes según el grado de envejecimiento que presente.
La calidad de nuestros años de vida depende de nosotros.
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