Más o menos es lo que pasó. Fue un día muy tenso con final feliz para Paloma Adrados, que llegaba puntual a su cita con el voto. Allí, en el CP San José Obrero, coincidió con el candidato socialista Ángel G. Bascuñana, que votó antes y con quien departió durante unos minutos. Seguro que se desearon suerte. Aunque era mucha la seriedad que se veía en lo que se entiende como la fiesta de la democracia. Estaba claro que iba a ser un día largo…

A partir de ahí fue un no parar de colegio en colegio viendo a sus compañeros de partido que estaban como apoderados e interventores en las mesas electorales. Un poco de descanso y a la sede popular para conocer el escrutinio. No se separó en ningún momento de su ipad, consultando a cada instante los datos que ofrecía Indra… pero parecía que estaban estancados en el concejal número 12. Eso no era suficiente.

Y además, el servicio que ofrecía Indra dejó de funcionar por un espacio cercano a la hora. No había actualización de datos, solo los que ofrecían los apoderados de las mesas electorales a través del teléfono. Estos eran alentadores, pero hasta que no aparecieran los oficiales no había tranquilidad.

Esta llegó pasadas las 22:00 horas, cuando de pronto el sistema se actualizó y se pasó de los 12 concejales a necesitar algo menos de un centenar de votos para conseguir el edil número 14. A las 23:00 horas ya habían conseguido los votos necesarios para renovar esa mayoría absoluta que respalda el trabajo realizado durante la legislatura anterior.

Cerca de la medianoche, con los resultados locales cerrados y con los autonómicos también, empezaban a llegar los concejales electos y algunos otros –a excepción de Carlos Ulecia- para celebrar los resultados, con los que vuelven a gobernar este municipio.

Eso sí, como el halo del sol, el efecto óptico tapó, o no, el tremendo descenso que han sufrido en las urnas… 5.000 votos reales (no los relativos, que han sido muchos más) y un 15% en el porcentaje.  Ω