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UN GUIONISTA PARA EL PREGONERO, POR FAVOR

04-09-2022 8:46 a.m.

Pregón David Villa
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El oficio de pregonero de unas fiestas, no es cualquier cosa, baladí, o sea. Comparece el pregonero en el balcón del ayuntamiento, todo el pueblo abajo, en la plaza, esperando la perorata, entre la algarabía de la fiesta que comienza. Y llega el pregonero, que era David Villa, ilustre futbolista internacional, y como si fuera Curro Romero en una de sus tardes de faena efímera, espanta las moscas con dos muletazos de miedo y entra a matar a lo tonto. Y dice ¡Viva Pozuelo!

REDACCIÓN - Han arrancado las fiestas de Pozuelo con David Villa de pregonero, que sería un buen futbolista, con corazón culé, más bien, y se le esperaba con cierta expectación. Más, si cabe, después de sus declaraciones a Pozuelo IN: “Me resulta más difícil dar el pregón de Pozuelo que meter goles”.  Y el personal y los paisanos esperaban que hubiera preparado un discurso de pregón, aunque breve, pero cercano al pueblo en el que se supone que reside -es La Finca, que no es Pozuelo pueblo, pero no pasa nada-. 


Así que para Villa era más difícil el pregón que meter goles, hay que ver. Y llegó el astro al balcón municipal, entre vítores diversos, y dijo: Me encanta Pozuelo, y ¡Viva Pozuelo! Y ahí se quedó. Y nada más dijo el pollo. Solo le faltó decir ¡Visca el Barsa! Y ¡hala! que suenen las charangas. La alcaldesa, Susana Pérez Quislant, ya muerta políticamente desde hace tiempo, podría haber preparado algo especial para su despedida, para su última fiesta pozuelera, que ya no le quedan más, pero no, al sentirse cadáver, pienso de gusanos y cucarachas, debió pensar, qué más dá, que diga lo que quiera el pregonero. Tú dices ¡Viva Pozuelo! Y yo digo ¡Viva España! Y a freír espárragos, por no faltar.

¡Viva Pozuelo!, y ya está. Hombre, entre tantos asesores, técnicos, mandamases y chupópteros varios -un recuerdo a José María García- que pululan por el consistorio, piensa uno que en la alcaldía podría haber, al menos, un humilde guionista que solucionara estos desmanes. Nada, dos o tres frases fingidas pero atinadas para el pueblo, cosas que se dicen y no se piensan, como los discursos de los políticos, para salir del paso. Ya sabemos que Villa no puede sentir Pozuelo porque vive en La Finca, pero alguien tendría que estar ahí para escribirle sus mentiras de pregonero ocasional. Y el personal, el pueblo llano que abarrotaba la plaza Mayor, nada, tan pánfilo, ¡Viva Pozuelo!, dijo Villa, y adiós, muy buenas. El pregón más corto del mundo. 

Ya puestos, lo breve, si bueno, es mejor -Baltasar Gracián-,  pero si es malo y breve, merece una ovación. Por favor.

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