Las 11. Un pueblo de la sierra norte. Casa cuartel de la guardia civil. Un coche patrulla se cruza en la carretera. Me miran pero no se detienen. Cruzo y llamo al telefonillo de la puerta que da a la carretera. Puerta de oxido áspera. No toco nada. Rampa de acero y puerta de aluminio. José sale a preguntarme. ¿ El fotógrafo? Si. No cabe duda de que me esperaban.

Es raro saludarse con la Guardia civil así a lo lejos y haciendo el tonto. Que si chocamos codos, que si movemos la mano y los dedos. En fin que hemos roto el hielo de golpe. Salimos de patrulla.

Amparo tiene 82 años y hace entre 9 y 10 mil pasos al dia. Esta bien para mi edad. Y para la mia le digo. Viven en una casa con una parcela muy grande. Su marido cumplirá 88 en el mes de Agosto. Se les ve muy bien. Ya no hacemos ni la compra hijo, nos la traen a casa. No hay necesidad. Viven frente a la casa cuartel de la guardia civil. Se sienten protegidos y agradecidos.

La farmacéutica no esta muy de acuerdo en que le hagamos fotos. Debe ser que esta de incognito. Ayer en el hospital de IFEMA una enfermera me dijo ¡¡NO NO!!! ¡que mi madre no sabe que estoy aquí! Me sonó a noche de rock and roll.

Me quedo en la puerta de la farmacia mientras el sargento chequea con ella que todo esté bien. Hay cierta alergia generalizada a los fotógrafos. No solemos ser muy bien recibidos en casi ningún sitio. En fin de eso hablamos otro día.

Salimos del pueblo en dirección a Santa María del Paular. Allí tras la verja de hierro en plena clausura esta Fray Martin. Nos abre las puertas del convento. No pasamos, están en oración. No hace falta. Se respira calma y paz desde la puerta. Habla y habla sin parar. Lo de la clausura es lo que tiene.

Enfrente un ganadero da de comer a las ovejas. Algunas tienen apenas un día. Estamos en el puente del perdón cerca de la sauna del finlandés. Todo a mi alrededor es un espectáculo. Ha dejado de llover y la naturaleza se ha vestido de domingo para las fotos. A ella no parece importarle que dispare sin parar. Apenas a un par de Km están Las Suertes. Una cuadra de caballos increíbles. Asoman sus cabecitas por encima de sus portones. Es curioso ver como empujan con la cabeza la espalda de Edu, un hombre feliz con sus caballos.

Nos contaba que el tiene un remedio para el “cornniavirus”: un vasito de buen whisky muy caliente con miel. Y padentro. Y me va de maravilla. Lo mata todo. DYC, los deja bien muertos, como el Raid.

La carretera de vuelta transcurre sin trafico y con montes de piedra negra. Los nidos de Cigüeñas descansan en los sitios mas singulares. La primavera se abre paso y una lluvia purpura llena de gotas de colores invade mi salpicadero. Es fin de semana aunque mañana volvamos  a la carretera.

Si no fuera porque estamos en “ estado de alarma” diría que ha sido un dia normal.

Pero si lo pienso bien  ¿qué tiene todo esto de normal?