Por Germán Pose - Vuelven a machacar las estadísticas sobre la diferencia de las rentas de los diferentes pueblos de esta España nuestra. Y otra vez los resultados de siempre, que en Pozuelo la renta media ronda los 80.000 euros al año, ahora los datos los ofrece -¡ay madre mía1- el último informe sobre la pobreza publicado estos días de atrás por CC.OO, que bien es sabido que esos, los de Comisiones, sobre asuntos de pobreza van sobrados. Hablan de pobreza los de CC.OO cuyos dirigentes, y demás acólitos, se han pasado la vida trincando de la pasta pública a lo tonto mientras se tocaban el bolo en sus magníficas sedes sin pensar en otra cosa que en trincar y matar las moscas que ya estaban muertas.

Esa marabunta de sindicalistas de empresa “liberados” que hay repartida por toda nuestra “piel de toro”. En el mismo Pozuelo, del que tanto aúllan estos sindicalistas, en la Ciudad de la Imagen, digamos que hablo de Telemadrid, uno ha tenido ocasión de conocer a muchos de estos ganapanes. 30 años de holganza de media muchos de ellos, “”liberados”, claro, cobrando sueldazo mensual por sestear en sus locales entre esencias de cannabis con la mirada nublada y fija en los pósters de sus grasientas paredes del criminal Ché.

VINO DE PITARRA PARA EL COCIDO

Pero, a lo que íbamos, “lo ricos que somos en Pozuelo”. El que suscribe, que vive en el centro del pueblo, puede asegurar que se relaciona, hola don Pepito, hola don José, con un personal que malvive a duras penas de un jornal de pintor de brocha gorda, limpiador-a de hogares, chóferes de autobús, camareros de ocasión, barrenderos y buscavidas en general, cuyos ingresos no superan, por lo general los 20.000 euros al año.  La mayoría de estas personas comparten en familia viviendas de apenas 50 metros cuadrados y beben vino de pitarra extremeño acompañando al cocido del sábado.

También podemos encontrar junto al glorioso Ayuntamiento humanos viviendo en coches abandonados, y en la plaza del pueblo, a diario, nos cruzamos con mendigos deshidratados y con el rostro desfigurado pidiendo limosna a lo tonto.  Bueno, eso sí, luego están los “camellos”,  comerciantes de sustancias prohibidas diversas, que abundan lo suyo en el pueblo y quizá gocen de un bolsillo más “luminoso”, aunque sin exagerar, porque el parné para estos excesos escasea en los bolsillos de los parroquianos. 

EL BRONX EN EL CENTRO DE POZUELO

Así que mientras en populares calles como Las Flores, Sagunto o El Calvario, del centro de Pozuelo -algunos de esos parajes son conocidos por El Bronx-, se arremolinan los vecinos en las barras de los bares con su humilde chato de vino y botellín, y se mezclan en soportable armonía con paisanos de todos los lares: marroquíes, dominicanos, rumanos, portugueses, y por supuesto, extremeños de varias generaciones, cada uno con su gracia o desesperación a cuestas, a poca distancia, en La Finca, Somosaguas o la Avenida de Europa, el personal tira de Visa con ligereza e indisimulada alegría. 

Hombre, en La Finca y demás zonas “nobles” de Pozuelo parece que este mestizaje es más limitado. Vamos, que por esos lugares solo te encuentras a ese club de emigrantes limpiando váteres o basura en las calles. Pero, nada, a la hora de hacer números, sean los de CC.OO, el INE, el CIS o el del sufrido encuestador de inmobiliaria el resultado siempre es el mismo: Pozuelo es el pueblo más rico de España, y se quedan tan panchos. Ý claro, por ahí, no sé, en Cádiz o en el Pirineo aragonés pueden pensar que aquí, en Pozuelo, atamos las ratas con longaniza o con papelas de coca, vaya usted a saber. Cosas de ricos, pensarán.   

Y ocurre que, claro, va uno por ahí y dice que vive en Pozuelo y te miran de arriba a abajo. Como si fueras un marqués, y por los pelos te libras de que te pidan 1000 euros a fondo perdido. En fin, pues eso, que Pozuelo es el pueblo más rico de España, ¡y dos huevos duros!, como decía el tío Marx, el bueno.