REDACCIÓN - Hay tradiciones que resisten al paso del tiempo con una fuerza casi milagrosa. Entre ellas, pocas despiertan tanta emoción en la Comunidad de Madrid como la instalación del belén. Cuando llegan los días fríos y las luces comienzan a encenderse, los madrileños desempolvan cajas, figuras y paisajes para recrear la historia del nacimiento de Jesús, una costumbre que llegó a España en el siglo XVIII de la mano de Carlos III y que nunca ha dejado de crecer.

Esa mezcla de fe, arte popular y memoria familiar también levanta auténticas obras maestras en instituciones públicas y privadas. Iglesias, museos, palacios y ayuntamientos convierten sus espacios en escenarios que sorprenden a niños y mayores. Este año, la ruta de belenes vuelve a dibujar un mapa navideño único que conecta el corazón de la capital con localidades como Pozuelo de Alarcón, Majadahonda y Boadilla del Monte.

La capital: tradición que se multiplica

En pleno centro, el Belén de Palacio de Cibeles vuelve a ser uno de los grandes reclamos. El maestro belenista José Luis Mayo Lebrija firma un conjunto artesanal que recorre medio centenar de metros de escenografía y seis escenas esenciales: la Anunciación, la posada, el portal, los pastores, la Adoración y la llegada de los Reyes Magos. Un belén clásico que cada año congrega a miles de visitantes gracias también al montaje impecable de la Asociación de Belenistas de Madrid.

A solo unos pasos, en la Plaza de la Villa, otro belén municipal toma forma al aire libre. Diseñado por Enrique Haro, combina la tradición del nacimiento con guiños a diferentes parques nacionales del país. Sus figuras, procedentes de colecciones de grandes artesanos, llenan de vida una plaza cargada de historia.

Muy cerca, en la Puerta del Sol, la Real Casa de Correos vuelve a mostrar uno de los belenes más completos de la región, con más de 400 figuras hechas a mano. Destacan las piezas de la Natividad —con un Niño Jesús en brazos de San José— y la espectacular cabalgata firmada por la Escuela de Olot.

Y para quienes buscan arte con raíces napolitanas, pocos montajes resultan tan emocionantes como el Belén del Palacio Real, iniciado por Carlos III para su hijo Carlos IV. Más de 200 figuras articuladas recorren escenas inspiradas en los Reales Sitios, formando un conjunto que combina historia, artesanía y majestuosidad.

La oferta continúa con los belenes de la Basílica de San Miguel, la iglesia de San Ginés, el Museo de América y el Museo de Historia, todos ellos guardianes de piezas únicas que narran siglos de tradición belenista.

El Escorial: un pueblo convertido en Belén viviente

San Lorenzo de El Escorial vuelve a desplegar su Belén Monumental, uno de los más esperados de la Comunidad. Con 550 figuras a tamaño real, el casco histórico se transforma en una escenografía inmersiva que atraviesa plazas y calles emblemáticas. Ovejas con lana auténtica, lavanderas, herreros, artesanos… y, por supuesto, las grandes escenas del Misterio. Un recorrido que cada Navidad sorprende incluso a quienes lo visitan cada año.

Pozuelo de Alarcón: la tradición que une al municipio

Pozuelo vuelve a ser una parada obligada en la ruta navideña. En el patio de Segovia del Ayuntamiento se instala el gran belén municipal, un montaje impresionante de 85 metros cuadrados y 450 figuras que ofrece un viaje ascendente hasta un castillo situado a casi tres metros de altura. La colección de dioramas, elaborada con juegos de espejos que siempre arrancan sonrisas de asombro, es otro de los reclamos imprescindibles. Un trabajo minucioso posible gracias a la colaboración de la Asociación de Belenistas de Pozuelo y el Grupo Scout Eslabón.

Muy cerca, el Belén monumental de la Congregación de Nuestra Señora de la Consolación vuelve a deslumbrar. Con 90 metros cuadrados, más de 350 figuras y un diseño que combina luz, sonido y escenas de la infancia de Jesús, este belén —premiado año tras año— aspira esta Navidad al trofeo Sagrada Familia. Su inauguración volverá a reunir a numerosos vecinos.

Las seis parroquias del municipio también exhiben sus belenes durante todo el tiempo de Adviento, una oportunidad para contemplar montajes cargados de devoción y de historia. Y en el Centro Cultural MIRA, su tradicional belén artístico añade otra parada obligatoria para quienes desean disfrutar de diferentes estilos en un mismo recorrido.

También, en pleno corazón de Montealina, en el número trece de la avenida que da nombre a la urbanización, se encuentra el espectacular belén que la orden religiosa de los Heraldos del Evangelio organiza cada año en su casa de Pozuelo de Alarcón. 

Majadahonda: un belén municipal que crece

El belén municipal de Majadahonda continúa ampliándose. Este año ocupa 45 metros cuadrados y suma 300 figuras, cuarenta más que en la edición anterior. Entre las novedades destaca una Natividad en la que San José sostiene al Niño Jesús en brazos, una imagen que muchos visitantes observan con especial ternura. El conjunto incorpora personajes de todas las edades y procedencias, reflejo de una sociedad diversa que se reconoce también en la tradición navideña.

Boadilla del Monte: arte, historia y emoción en el Palacio del Infante Don Luis

En Boadilla, la Navidad se vive en espacios llenos de belleza. El Palacio del Infante Don Luis abre sus puertas al Belén goyesco y a la Natividad, dos joyas que atraen cada año a miles de personas. El primero, instalado en la Sala de Música, recrea escenas costumbristas y rincones históricos del municipio a través de un montaje de 50 metros cuadrados. El segundo, expuesto en la Capilla, envuelve al visitante en un ambiente íntimo y ceremonial. Ambos conjuntos combinan figuras napolitanas y recreaciones inspiradas en obras de Goya, y el resultado es tan delicado como espectacular.

Una Navidad que se recorre, se mira y se siente

Los belenes no son solo una exposición de figuras: son memoria colectiva, arte popular y un encuentro con el asombro. Este año, Madrid y sus municipios vuelven a demostrar por qué esta tradición sigue tan viva. Desde el bullicio de Sol hasta el silencio del Palacio del Infante, pasando por los patios, parroquias y centros culturales de Pozuelo y Majadahonda, cada nacimiento invita a detenerse, respirar hondo y sentir que, por unos instantes, todo vuelve a empezar.