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“Al principio solo se conocía el caso de Andrés. Al ser una mutación espontánea, que se produce de nuevo, pensamos que solo era su caso en España, pero luego conocimos otro caso en Mallorca, otra en Canarias y luego otro niño en Tarragona y otro más que aún no conocemos. Eso en menos de dos años, concretamente en el año y medio que llevan con la fundación que crearon (Fundación Andrés Marcio) para conseguir fondos y poder tratar la laminopatía congénita, enfermedad de su hijo”. Son palabras de Jesús y Beatriz, padres de un pequeño de 11 años al que no se le quita la sonrisa de la cara