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Diego y Luna corretean divertidos por el salón de la casa durante unos instantes, hasta que le hermana mayor convence al pequeño a que jueguen a La Oca. Tirando los dados, moviendo las fichas de oca a oca, pasan un gran rato entre risas bajo la atenta mirada de la cámara de fotos. Hay uno que gana, pero eso da igual… todo gracias al trabajo realizado por los padres junto al doctor Manrique (quien lo diagnosticó), al colegio Los Ángeles (donde estudia), a la Asociación T-oigo (con quien realiza labores de intercambio con estudiantes bilingües), a RVAlfa (quienes le hacen el seguimiento de su evolución), a la Fundación Oír es clave…