Por Guillermo Rubio - Los dueños de perros que se alojan alrededor del parque están cansados y decepcionados con la gestión del equipo de gobierno municipal. Este es el caso de Ruth, Mamen, Elena, Ariadna, Javier, Sofía, Lorena, etc. Un sinfín de nombres que forman una cooperativa ciudadana que exige al ayuntamiento soluciones para resolver el proyecto fallido del parque de perros del Cerro de los Perdigones.

“Más o menos nos solemos juntar entre 40 o 50 personas a diario” comenta Ruth. Un grupo de gente, dueños de perros, preocupados por sus compañeros caninos. Las pretensiones que los vecinos solicitan al ayuntamiento son las siguientes:

- La iluminación del parque es inexistente y dificulta mucho el control de los vecinos con sus perros cuando se acude al paseo de tarde.

- El terreno es escaso. Esto se debe a que el planteamiento por parte del ayuntamiento se basa en datos incorrectos. Al no existir obligatoriedad en el censo de perros, los datos sobre la cantidad de canes que residen en Pozuelo son muy inferiores a la realidad. Actualmente, aparecen censados 3.681 perros. Todo ello ha derivado en un espacio pequeño para una cantidad enorme de canes que supone enfrentamientos y batallas por el territorio.

- El terreno no recibe ningún cuidado y desencadena la creación de “piscinas naturales” cuando se producen lluvias. El césped es casi inexistente. Mientras que a su alrededor se pueden observar el buen cuidado de la vegetación, dentro del recinto encontramos espacios llenos de tierra y barro que dificultan el disfrute de las mascotas. La canalización

- La cantidad de bancos que hay en el recinto es escaso y se encuentran mal ubicados. Los vecinos reclaman que los posicionen a los laterales del vallado y que coloquen más dado que la cantidad de dueños que acuden el recinto es muy grande.

- Por las noches, en fin de semana, los jóvenes deciden hacer “botellón”, dejando restos de botellas de vidrio y plásticos que pueden dañar a los perros.

- Existe un desagüe que apunta directamente al parque y provoca que la canalización del Cerro de los Perdigones desemboque en el recinto.

- Los espacios de seguridad situados a ambos extremos del parque no están cerrados por completo. Cuentan con una apertura por la cual los perros pueden saltar y escaparse en dirección a la carretera.

- El vallado que rodea el recinto se ha construido mal. En épocas de lluvia, las aguas crean pequeños huecos por debajo de la valla que facilitan las vías de escape de los perros más pequeños.

- El puente que conecta el Cerro de los Perdigones con su propio mirador podría servir como zona cubierta en época de lluvia. De modo que los dueños podrían cubrirse del agua y vigilar, sin miedo a mojarse, a sus mascotas.

“En el ayuntamiento pasan de nosotros”

Esta historia surge de una relación especial, de cuatro patas y mucho pelo. Ruth suele pasear a Lola, su labradora de apenas un año, por los escondites de la Calle Luxemburgo. A manos de su lanzador de pelotas hace que Lola corra feliz en busca de su querida esfera de tenis. A mitad de su camino se suele encontrar con Elena, dueña de Mali, y Mamen, dueña de un precioso galgo.

Juntas solían acudir al Cerro de los Perdigones, allí se ubicaba el antiguo parque de perros que ahora luce con una sensación de abandono y malestar. . “Decidimos hacer un grupo de Whatsapp entre todos para hablar, por ejemplo, sobre orugas, por la procesionaria que abunda mucho por el parque y hace estragos en el organismo de los perros cuando las ingieren y les puede provocar la muerte”.

La noticia del nuevo parque de perros supuso un respiro para los integrantes de este grupo. Sin embargo, con el paso del tiempo, se darían cuenta de que este proyecto iba a traer más problemas que soluciones.

“Varios partidos se acercaron al recinto para observar las obras que se estaban realizando. Varios de ellos nos propusieron participar conjuntamente, pero decidimos que esta queja surgiría de una acción ciudadana conjunta” comenta Ruth.

El primer paso que dieron fue escribir directamente al buzón de la alcaldesa, Susana Pérez Quislant. La respuesta que recibieron fue pasiva e insuficiente, “la alcaldesa pasa de todo y desde el ayuntamiento se limitaron a responder que la carta había sido recibida y leída, es decir, no dijeron absolutamente nada” comentan. Ante la inoperancia del equipo de gobierno, Ruth, decidió contactar directamente con Jorge Romea, con el cual concertaron una reunión. A ella acudieron, por parte del elenco del PP, David Rodríguez, Concejal de Medioambiente, Movilidad y Deporte, y Jorge Romea, encargado del proyecto del parque; y, por parte de la ciudadanía, acudieron Ruth, Mamen y Elena.

“Todavía no estaba el proyecto terminado, no estaban ni las vallas puestas, solo se encontraba el espacio acotado” explica Ruth. “Quisimos que entendieran que el proyecto no estaba bien enfocado, les trasladamos las peticiones de todos. Que el terreno no era apto, había mucho barro, las lluvias provocarían piscinas, el puente nos serviría para cubrirnos, que cambiaran la distribución de los bancos etc.” comenta Ruth.

El desenlace de esta reunión no es el que esperaban las tres vecinas que acudieron, se encontraron con una actitud que tendía a la elusión de responsabilidades. “Nos dijeron que el proyecto les había caído del anterior equipo de gobierno y que no podían hacer nada más que improvisar” reclaman las vecinas.

El resultado se ha convertido en un suplicio para todos los dueños que acuden al parque.

Son muchos los problemas que han surgido “debido a la incompetencia y la incapacidad del gobierno para desarrollar un parque de perros a la altura de los ya construidos en los municipios homónimos, como Boadilla o Majadahonda”, indican los vecinos.

Se siguen ignorando los problemas de los pozueleros con este recinto. Sin embargo, desde este grupo ciudadano no se van a quedar de brazos cruzados. Ruth nos asegura que presentarán las firmas de dueños y no dueños con el objetivo de hacerse oír y encontrar soluciones.

Entre sus propuestas cuentan también con la idea de iniciar un change.org o contactar con los medios de comunicación para trasladarles la situación.

Ariadna, Javier, Sofía, Mamen, Elena, Lorena, Ruth y un sinfín de nombres que, preocupados, tratan de hacerse eco y esperan una respuesta efectiva del gobierno local. Comparten su rutina con sus mascotas y no piensan quedarse quietos viendo sufrir a sus animales, sus compañeros de vida.