REDACCIÓN — Marzo ha registrado un récord pluviométrico en España, marcado por la sucesión de cuatro sistemas de baja presión de gran intensidad que han descargado lluvias persistentes desde inicios del mes. Las precipitaciones, alimentadas por un patrón meteorológico atlántico inusual, han generado crecidas fluviales cercanas a niveles históricos en múltiples regiones, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Contexto actual y pronóstico inmediato

Aunque se espera que el anticiclón gane terreno en los próximos días, la primera semana de abril mantendrá un régimen de lluvias superior al promedio en gran parte de la Península Ibérica, con excepción de la costa mediterránea, Galicia y ambos archipiélagos. En el Cantábrico oriental y Canarias, sin embargo, las precipitaciones podrían superar los registros habituales.

Semana Santa: ¿Tregua o continuidad de las lluvias?

La coincidencia de las festividades religiosas con la inestabilidad climática genera incertidumbre. Según modelos predictivos, durante la Semana Santa —que este año se extiende a principios de abril—, el extremo norte peninsular experimentaría lluvias ligeramente por encima de lo normal. En contraste, el resto del país podría registrar niveles pluviométricos típicos para la época, aunque con márgenes de variabilidad.

Temperaturas: Normalidad con excepciones insulares

Mientras las temperaturas en la Península se mantendrían dentro de los rangos estacionales, en Baleares y Canarias se prevén valores algo elevados, lo que contrasta con el ambiente frío y húmedo predominante en el norte.

Impacto a mediano plazo

La segunda semana de abril podría reactivar las lluvias en el centro, noreste y sur de España, así como en Canarias, prolongando un ciclo húmedo que ya acumula más de 15 días sin interrupción significativa. Autoridades recomiplan a la ciudadanía monitorear alertas oficiales, especialmente en zonas propensas a inundaciones.

Con este panorama, miles de españoles ajustan sus planes para las vacaciones, mientras los expertos subrayan la necesidad de adaptarse a una variabilidad climática cada vez más impredecible.