REDACCIÓN - Como todos los años, la Orquesta La Lira, de Pozuelo, rinde honores a Santa Cecilia, la patrona de la música, cuya festividad es el 22 de noviembre, aunque, esta vez, al ser día laborable, se ha adelantado al domingo 20. Los actos darán comienzo a las once de la mañana con un pasacalles en el que participarán los miembros de la Orquesta de jóvenes así como la Gran orquesta sinfónica de esta prestigiosa institución musical de Pozuelo.   

Tras el pasacalles se celebrará la misa en honor a la patrona de la música en la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora con la intervención de la coral góspel de esta Asociación. Y al término de los oficios religiosos se paseará en procesión la imagen de Santa Cecilia para, a continuación, compartir un aperitivo en la sede de La Lira. 

LA HISTORIA DE SANTA CECILIA

De ella se sabe que pertenecía a una familia noble y que falleció torturada en un año indeterminado entre el 180 y el 230 d. c. por su conversión al cristianismo. En 1594, el papa Gregorio XIII la nombró patrona de los músicos, y así sigue siendo hasta hoy. Comúnmente se le ha representado tocando un órgano, aunque también se le relaciona con otros instrumentos habituales de la época, generalmente de cuerda, como la lira, la cítara o el arpa, que eran los que existían en las casas de los patricios. 

Se dice que Santa Cecilia provenía de una familia noble de Roma y que solía hacer penitencias, además consagró su virginidad a Dios, pero su padre la obligó a casarse con un noble pagano de nombre Valeriano, al que, en la misma noche de bodas, la novia hace saber que se ha entregado a Dios. 

Cuentan los escritos que el día de su matrimonio, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón. Es importante recordar que ella no deseaba casarse.

No corrían buenos tiempos en Roma para los cristianos y fueron condenados a morir de formas aberrantes. En el caso de Cecilia, primero lo intentaron en las termas de su propia casa, tratando de ahogarla con el vapor sin conseguirlo.

Luego, llamaron a un verdugo para que le cortara la cabeza: la historia dice que éste dejó caer tres veces su hacha sobre ella sin conseguirlo, con lo que huyó despavorido abandonando a la joven ensangrentada pero viva.

Aunque quedó maltrecha, murió finalmente tres días después.

Las primeras referencias a las celebraciones de esta santa, se remontan a Evreux, en Normandía en 1570, y consistieron en una especie de torneo musical (llamado “Puy de musique”) entre compositores (Orlando di Lasso fue uno de los premiados). Desde entonces, esta celebración, -que incluía más o menos variaciones-,  se esparció  por ciudades de Inglaterra,  después Edimburgo en Escocia, Dublín en Irlanda, y adoptando paulatinamente este acto en todos los países con tradición musical, desde España, Francia o Alemania, hasta el resto de países europeos y americanos. 

El Papa Gregorio XIII, en 1594 la nombró patrona de los músicos porque había demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.

La Iglesia Católica conmemora cada 22 de noviembre, la fiesta de Santa Cecilia.