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MAYO DE 2023  /  ENTREVISTAS

GARCI: “EL ATLETI ES UN MISTERIO”

14-05-2023 9:16 a.m.

Por Germán Pose / Fotografía: Irene López.

Por las venas de José Luis Garci (Madrid, 1944) corre la sangre ardiente de John Ford, Huston, Howard Hawks, Orson Wells y todos los grandes que hicieron del cine un sueño y una extraordinaria emoción. A su manera, Garci logró el primer Oscar a una película española, de eso se cumplen ahora 40 años, casi nada. Es un tipo clásico, no antiguo, y comparte su pasión por el cine con el fútbol y el boxeo.

—Se cumplen este mes 40 años del Oscar que logró por “Volver a empezar”, el primer gran premio de la Academia de Hollywood a una película española, ¿qué sensaciones guarda de ese momento?

(Ríe), joder, ¿sensaciones?, no sé, me quedan recuerdos muy estupendos, no solo de la noche de la ceremonia, sino de los días anteriores . Viajamos todos juntos, Antonio Ferrandis, Encarna Paso, Enrique Herreros... disfrutamos como niños, fuimos a San Francisco, joder, todos esos recuerdos son imborrables. 

—Estuvo diez años trabajando en el Banco Ibérico pero con toda su emoción clavada en su pecho por el cine, ¿en algún momento se imaginó, soñó con que iba a recibir un Oscar de Hollywood?

Hombre yo, como buen aficionado al fútbol, siempre pensaba que iba a ser jugador de la Selección Española y ser campeón de Europa o del Mundo, pero, en fin. Luego ingresé en la editorial Tauros hasta que me fichó José Luis Dibildos como guionista para sus producciones. Y pasaron los años y ya empecé a dirigir cine, y lo del Oscar quedaba ahí como una ensoñación.


—Usted llegó a decir que le hubiera gustado más ser campeón del mundo de fútbol que ganar un Oscar.

Eso se lo dije a Jorge Valdano. Bueno, el Oscar en España lo hemos ganado muchos aunque yo fuera el primero como director de una película española. Gil Parrondo lo ganó como director artístico,y le dieron dos; Antonio Mateos, lo consiguió como decorador Patton, pero ser campeón del mundo de fútbol, uff, eso es muy fuerte, a mí me gusta el fútbol tanto como el cine.

—Es usted gran amante del cine clásico, John Ford, Huston, Lubitch. Billy Wilder...ahora dígame lo que ha ocurrido con ese tipo de narraciones, ¿qué queda de eso?

Yo creo que Hollywood nunca ha existido, o existía en nuestras mentes, era una manera de idear un paisaje de fantasía, aunque Los Ángeles tiene lo suyo. Pero tengo que decidir que si yo he logrado lo que he logrado en en este oficio era porque era un enamorado del cine clásico. Yo nunca fui a la Escuela de cine, trabajaba en un banco, salía a las siete de la tarde, no podía ir a ninguna escuela. Yo me fijé cómo se hacían las películas por lo que veía, “La diligencia”, de Ford, sus planos, los diálogos, cómo se sucedían las escenas. Ese tipo de cine creo que no volverá a pasar en mucho tiempo. Era como el Siglo de Oro español, donde deslumbraba Quevedo, Cervantes, Lope de Vega...en esa época de Hollywood estaban Howard Hawks, Fritz Lang, Ford, Hitchcok,....


—Lo de ir al cine era un rito, una ceremonia...uno se vestía para ir a una sesión de cine y ahora las películas se ven en los teléfonos móviles por la calle.

Estamos viviendo muy aceleradamente una serie de cambios. Nos ha pasado por encima esta revolución tecnológica. No sé, no me veo en ello pero habrá que aceptarlo. Desde luego entrar en un cine que olía a ese aroma de sala de cine del brazo de una chica es insuperable, y ya no se da.

—Es muy amante del cine negro y realizó una de las grandes obras del cine negro español, “El crack”, ¿en qué se inspiró?

Soy mal crítico de mis películas, no suelo revisar las películas que he hecho, como decía Buñuel, y no porque las desprecie sino porque llevas muy pegado a tu mente el plano que viene a continuación y cómo lo construiste, no sé. “El crack” era cine negro español, con un detective español que en vez de jugar al póker jugaba al mus y la oficina, en lugar de tenerla en Los Ángeles la tenía en la Gran Vía de Madrid y en un paisaje español muy transcendente como era el de la Transición. Y por ahí se veía el Frontón Madrid, que tenía peluquería, los almacenes Sepu....

—Y si recordamos aquellos tiempos y aquellos paisajes nos suelen llamar nostálgicos o antiguos...

Que me llamen lo que quieran, cada uno es lo que es. He escuchado hace poco que el 50 por ciento de los españoles están a favor del poliamor, joder, eso no lo entiendo, no puedo soportar que a una chica que yo quiero se la tire otro, me parece un poco raro. Bueno, pues será otra moral, otra educación que yo no comparto. Aún así, me considero un tipo muy moderno. Porque las grandes obras más modernas ya están hechas. A ver si alguno de estos artistas de ahora superan a Velázquez, Goya, Vermeer, o John Ford u Orson Wells.  


—Es un gran aficionado al fútbol, y atletista de corazón, aunque fue socio infantil del Real Madrid.

Soy un atletista raro, y me lo dicen muchos atléticos, porque yo no tengo mal rollo con el Madrid. ¿Y cómo voy a tener mal rollo con el Madrid si lo veía de niño con 8 y 9 años, esas Copas de Europa, Di Stéfano, Kopa, Gento, Puskas...

—¿Por qué cree que el fútbol nunca ha sido un buen género de cine?

Porque no, no se puede, a la gente lo que le gusta es ver el partido. Están bien los buenos documentales, otra cosa es la ficción. Y no te olvides que a la gente no le gusta el fútbol, por lo general, le gusta que gane su equipo. Y no hay épica, en cambio otros deportes como el boxeo sí han sido muy cinematográficos. Hay una trama de gloria y fracaso, corrupción, crimen. 

—El boxeo contiene todos los ingredientes para una buena película de cine negro.

Pues sí, casi todas, hay están todas las pasiones, emociones, glorias y fracasos. Y no es un juego, como la mayoría de los deportes, lo decía Joyce Çarol Oates: uno juega al baloncesto, al fútbol o al tenis, pero al boxeo no se juega, se pelea y se lucha. Luego está el mundo más oscuro, las apuestas, los tongos, el paisaje oscuro de los gangsters, las mujeres que se pegan al campeón, el chico que sale de un barrio humilde y llega a campeón...Por cierto, hay una buena noticia de Isabel Díaz Ayuso, que va a autorizar a los niños de 14 años a acudir a las veladas de boxeo.


—¿Estos raros tiempos de nuevo moralismo donde todo se cuestiona hacia donde nos llevan?

A prohibirlo todo. Aquellos tiempos de mayo del 68 había un lema: Se prohíbe prohibir, ahora esto es inaguantable. Los toros, hombre, yo no soy aficionado pero voy a ir a ver a Roca Rey, algo tiene este tipo algo que quiero ver y sentir, como fui a ver a José Tomás. Estas manifestaciones aportan algo en el espacio y en el tiempo muy extraordinario. ¿Por qué hay que prohibirlo? El que no quiera ir que no vaya.   

—Hay futbolistas que por muy buenos que sean carecen de carga literaria, de épica. No es lo mismo Maradona que Messi, aunque los dos sean grandes figuras...

Claro, haces la biografía de Messi y se te cae de las manos, no hay lugar para las sombras, no tiene drama, no es un personaje literario. Lo de Maradona es otra cosa, fíjate, drogas, mafia, esa mano de Dios de aquel Mundial...Hasta Zidane, tiene su drama con esa despedida dándole el cabezazo a Materazzi en la final de un Mundial. 

—Por cierto, usted ha llegado a decir que Humphrey Bogart era del Atlético de Madrid. 

Creo que el Atleti es la estética de los perdedores. El cine negro, que tan bien representa Bogart encarna una estética de derrota, que arrastra el Atleti. El Atleti  ha perdido tres finales de la Copa de Europa en la prórroga, dos de ellas contra el Real Madrid, ni más ni menos. ¿Qué es el Atleti?, el Atleti es un misterio. El Madrid es el Campeón, y yo también soy del Madrid, pero cada uno tiene su toque. El Atleti es ese detective que llega a su despacho y abre la botella de whisky y está vacía. El fútbol tiene mucho de literatura, aunque no lo parezca. 


—¿Cómo sintió las dos finales perdidas contra el Real Madrid?

Yo sabía que las perdía el Atleti. Estaba en la grada con Adelardo y la mujer de Enrique Cerezo y cuando empató el Madrid en Lisboa y con el cabezazo de Ramos dije: ¡se acabó! Y en Milán, lo mismo. La que realmente me afectó fue la final perdida contra el Bayern de Munich en 1974.

—Al final todo tiene que ver, digo yo, con un especial impulso romántico que nos sacude, ¿usted que entiende por esto?

No sabría que decirte a estas alturas. Creo que hay que renovar el entusiasmo y el asombro. Es preciso encontrar siempre algo que te atraiga. Yo creo que lo que nos mantiene cuando pasamos de una edad es seguir siendo curiosos, y a ver qué nos emociona y sorprende. Sea un libro, un partido de fútbol o una película. Pasear, conocer gente, estar más abierto que nunca a todo lo que te quede, que ya voy camino de los 80. Y no ser tacaño con las pasiones, no quedarte con una sola. 

—Dígame una cosa, ¿por qué no acabamos de consentirnos los españoles?

Porque no nos queremos, nunca nos hemos querido ni nos vamos a querer. No ha fraguado el cariño en España. Entre Galicia y Andalucía; Cataluña y Asturias; Extremadura y Valencia....el pegamín se ha acartonado. Nunca nos hemos soportado. Ha habido 4 guerras civiles, repúblicas...ambiciones raras, luchas de poder. Solo hubo una época buena: la Transición, donde todo el mundo colaboró para que hubiera una reconciliación que ahora se empeñan en hacer añicos. Ahora todo está hecho una mierda. ¿Y qué hacemos? ¿Va el traje a la tintorería o hacemos uno nuevo?  


—Escribió el escritor uruguayo Eduardo Galeano: me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al final de un partido.

Grandioso, el fútbol es una provocación de la infancia. Tiene mucho que ver con la infancia, con tu padre cuando te llevaba al fútbol de la mano, los cromos...los primeros partidos por la radio o la televisión...Y porque puedes cambiar de novia o de chaqueta política pero, sin embargo, nadie cambia de equipo de fútbol. La infancia ha sido, probablemente, la mejor época de mi vida..    Ω