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Por Candela Jiménez - Tras un año de parón a causa de la pandemia, Pozuelo ha celebrado de nuevo su tradicional cabalgata de Reyes, aunque esta vez pasada por agua debido a las fuertes lluvias que han acompañado a las carrozas durante todo el recorrido. Las tres carrozas de los Reyes Magos junto a otras 9 de fantasía han llenado de ilusión y magia las calles de Pozuelo esta fría y lluviosa tarde del 5 de enero hasta llegar al Ayuntamiento a las 21h. 

Desde su comienzo, a las 18h, las carrozas han estado acompañadas por la emoción de los niños y familias que se posicionaban en los laterales de las calles intentando coger caramelos entre la lluvia y la gente. Menos público, mucha lluvia, paraguas, mascarillas, y un amplio dispositivo de seguridad han protagonizado el ambiente de esta cabalgata de Reyes tan atípica. Los paraguas han tenido un doble uso: coger los caramelos y proteger del agua que ha empapado a pequeños y mayores, pero, a pesar de la lluvia, los niños no han dudado en lanzarse a por sus caramelos y usar sus paraguas como cuencos “a mí, a mí, yo quiero más”, gritaban emocionados. 

Las medidas de seguridad han estado muy presentes, la Policía y las personas del SUMMA 112 han estado pendientes durante todo el recorrido de que los asistentes llevasen bien puesta su mascarilla y no se produjeran grandes aglomeraciones. Tampoco ha estado permitido comer ni beber, por lo que los pequeños han tenido que esperar al cierre para comerse sus caramelos. 

A diferencia de las cabalgatas de Madrid o Boadilla del Monte, en la de Pozuelo sí se han repartido caramelos. En total, han sido más de 10.000 kilos lanzados a lo largo de todo el recorrido, y aunque los niños se han lanzado a por ellos con ansia, muchos han quedado en el suelo, bajo el agua de los charcos. 

Carrozas llenas de luces

Las carrozas de Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañadas de tres caballos, en representación de sus camellos tan tradicionales, han llegado detrás de otras nueve que anticipaban su llegada y aumentaban los nervios de los niños. Estas nueve carrozas, llenas de luces, han sido de temática variada, pero no ha faltado la gran estrella fugaz que guía a los Reyes a su destino; la luna o el tren de la Navidad.

El sonido que ha acompañado esta cabalgata era el de los gritos de los niños que pedían más caramelos o llamaban a los Reyes al tiempo que sonaban los villancicos de las carrozas. Los más animados se han atrevido a cantar la tradicional canción “ya vienen los Reyes… con el aguinaldo…”. Como de costumbre, los niños más rezagados han entregado sus cartas a los pajes y han gritado a los Reyes sus deseos. “¡Melchor, tráeme una moto!”, gritaba un niño emocionado. 

Los ojos iluminados y la sonrisa de oreja a oreja protagonizaban las caras de los niños al ver a sus majestades, a los que saludaban excitados y gritaban fuerte sus nombres con la esperanza de que Melchor, Gaspar o Baltasar les mandasen un saludo. “¡Hemos sido muy buenos!”, gritaban otros. 

La alcaldesa recibe a sus majestades

La alcaldesa, Susana Pérez Quislant, visiblemente impaciente por el retraso de la caravana, esperó a la puerta del Ayuntamiento la llegada de los Reyes. Esta tarde mágica y lluviosa culminó con las palabras de la alcaldesa, que agradeció a los Reyes Magos su labor, “es un placer tenerles aquí de nuevo para traer ilusión y alegría a nuestros niños”, dijo. Los pozueleros que esperaban en la Plaza Mayor gritaron y vitorearon los nombres de los Reyes Magos y se despidieron de ellos hasta el año que viene con el broche de un espectáculo de luces y animación.