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Volvieron los efervescentes Madness al Foro, o sea, los Madriles, en otra memorable “Noche del Botánico”. El Ska más travieso en la escena del verano madrileño reunió a miles de entusiastas eskatalíticos sacudidos por la incendiada nostalgia de aquellos felices años 80, en los que el Ska, ese ritmo frenético con raíces jamaicanas que en Inglaterra incorporó los latidos del gran soul y la furia del punk emergente. Pero claro, en 2022, esto es otra cosa. Y los botes y saltos espasmódicos de aquellos veinteañeros de los 80 a ritmo de ska se han ido diluyendo por esas cosas del tiempo. Las dexedrinas y demás píldoras anfetamínicas de ocasión de los viejos tiempos han dado paso al Valsartan, por aquello de las subidas de tensión.
Así que el personal disfrutó mucho pero saltó poco, lo adecuado a la media de edad de los fans -ya sexagenarios- que llenaron el recinto universitario para asistir a un nuevo espectáculo de Madness. Graham McPherson, Suggs, el histórico cantante de Madness, también pasa de los 60 pero derrochó energía y brío a lo largo de la noche. A pesar de los achaques de los asistentes el espíritu eskatalítico se mantiene vivo y más de uno seguro que regresó a casa tronchado, aunque, cómo no seguir estremeciéndose a los sones de “One step beyond”, “In the middle of the street” o “It must be love”. Y que no nos quiten lo bailao.