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OCTUBRE 2019  /  ENTREVISTAS

ESTA NOCHE... PEPE NAVARRO

08-10-2019 5:19 p.m.

Cordobés criado en Cataluña. Desde los 14 años se ha buscado la vida en una constante autocrítica, formándose permanentemente, en busca de los valores que fueran útiles para su vida. Comenzó sus primeros pinitos en el mundo de la comunicación trabajando para Radio Barcelona y Radio Sabadell, donde hizo su primer millón de pesetas con tan solo 24 añitos. Es a finales del 82 cuando se decide a venir a Madrid para trabajar con Antena3 y revolucionar el mundo de la TV. Hoy dejamos al personaje a un lado para conocer a Pepe Navarro. Por Carmen Millán

—¿Cómo fueron tus comienzos?
Terriblemente placenteros y por lo tanto dolorosos. Existía el dolor de enfrentarte a las personas y al vacío para poder hacer las cosas como uno cree. Es muy duro estar trabajando a las 6 de la mañana y ver gente que se burla de ti a pesar de que el programa funcionaba. Esa misma persona, cuando me hice “famoso” con la tv y volví a esa radio para que me entrevistaran, me decía que la radio era una mierda, que cuando yo hacía radio sí que valía la pena, pero en esos momentos es mejor callarte.

—¿Cómo haces oídos sordos?
Tienes que estar preparado, igual que cuando tienes fama tienes que estar preparado para el machaque al que te someten.

—¿Y cómo afrontas esa fama?
Como se afronta todo en la vida. Soy un hombre de razón, no de fe y para todo en la vida necesito una explicación de las cosas, sobre todo de las que me sirven para vivir, de las personas que hay a mi alrededor, de lo que hago. La fama es un objeto extraño que te perturba que hay que analizar como cualquier otro problema y piensas, ¡¿qué es esto!? La gente que antes te miraba ahora te sonríe, la que te da una palmadita... eso no es verdad, la fama es una mentira. Los que viven en la fama están mal de la cabeza y lo digo categóricamente, otra cosa es que te venga por un trabajo bien realizado y lo sepas gestionar.

—¿Cómo viviste el cambio de ciudad para empezar a trabajar en el mundo de la televisión?
Realmente llegué para seguir trabajando en radio, salió mal y me ofrecieron trabajar en TV. Me lo pensé durante varios meses, en ese momento no me atraía pero al final acepté porque tenía que comer. En la radio estaba muy estimulado creativamente y la tv, quitando a Félix Rodríguez de la Fuente o Miguel de la Cuadra Salcedo, no me seducía.

—Todos los programas que has dirigido han sido líderes de audiencia ¿Cuál era el secreto?
Creo que fue el cómputo de muchas cosas, la experiencia, saber escoger y gestionar los talentos, rodearme de un magnífico equipo… El equipo nunca era cerrado, teníamos a unos fijos y otra parte abierta a posibilidades nuevas. Las personas que trabajaban en Cruzamos el Missisippi era muy seleccionada, con un talento muy especial y unas capacidades muy determinadas.

—Has vivido en EEUU ¿Qué tal la aventura?
Muy buena, podría decir que una de las mejores de mi vida, pero tengo la suerte de que todo en mi vida ha sido una experiencia sensacional. Allí donde he entrado es porque lo he buscado y lo he promovido. Estuve con una mujer americana que me enseñó a vivir como un americano y poder secar de América lo que realmente me ha servido después para la vida. Conocí personas que me ayudaron mucho en el desarrollo intelectual, personal y profesional. Durante esos cinco años viajé por todo EEUU. Es un país extraordinario, lleno de contrastes... Otra cosa es la imagen que tenemos de ellos como un país imperialista, que no tiene nada que ver con su día a día y sus gentes.

—¿Cuándo viajas por primera vez allí?
A primeros de los 80. Trabajaba en la radio e ignorante de mí, pensaba que había fórmulas mágicas, en la ignorancia se especula. Después de recorrerme las radios de los que son los reyes de la comunicación, descubrí que son como todos y en ese intercambio te das cuenta que no hay fórmulas mágicas.

—¿Con qué te quedas de allí?
Me enseñaron dos cosas fundamentales: el amor a lo pequeño, un paisaje, un rayo de sol, disfrutar de los amigos... y el sentido del humor sobre todo uno mismo. En España somos un poco tremendistas.

—¿Por qué regresas a España?
Me vine cuando pensaba que lo que me podía dar América ya me lo había dado, pero he seguido yendo mucho, sobre todo a Nueva York.

—¿Cómo disfrutabas de esas pequeñas cosas dentro de un mundo tan acelerado como el que vivías?
Precisamente eso te salva, lo llevas ya en el ADN, pero a veces necesitamos a alguien que sea capaz de sacar lo que tenemos.

—Inventastes el “last night” ¿De dónde sale la idea?
La televisión que hice es la radio que veía. Tuve la gran suerte de ser el único que supo trasformar la radio y llevarla a un plató. En ambos casos se trata de trasmitir emociones. Cuando una persona comunica en la tv es porque hay una coherencia en esa interpretación. El éxito de mis programas es que tenían alma, tenían vida.

—Te precede una fama de hombre rígido ¿Qué hay de cierto?
Mi fama de rigidez no era tal, es la que han utilizado mis enemigos para hacerme el mayor daño posible. Siempre he respetado a todos los que han trabajado conmigo. Si eres director de 50 personas y con programas en directo, o tienes las ideas claras o no sales. El engranaje tiene que ser perfecto. Siempre le decía a mi equipo que estaban ahí por ser los mejores, aunque después pudiéramos ser amigos.

—El Mississippi fue un programa único e innovador ¿De dónde salían esos personajes?
De estar trabajando permanentemente. Tenía dos o tres comidas a la semana con los guionistas y brotaban las ideas, era un trabajo en equipo. Inventamos un lenguaje, un mundo, “Chiquitistán” que era una parodia de España…, Lucas Grijander nació de “hasta luego Lucas” y "grijander" de Chiquito. Pepelu fue porque en aquella época tenía como contraria a Mª Teresa Campos. Yendo un día en el coche se me ocurrió que si ella tenía una hija en el programa, yo podía tener también un hijo, y lo inventé con un perfil determinado. El actor era Carlos Iglesias, le explique el personaje y que tenía una serie de condiciones. Había que llenarlo de contenido o no tienes nada. Fue a partir de la famosa frase “irse si me queréis” cuando nació el personaje, era el reportero de investigación.

—¿Sigues en contacto con ellos?
Con todos, nos vemos y nos queremos mucho.

—¿Cómo era un día de grabación?
Es que no era un día, era una vida. Te ibas a las tres de la madrugada, volvías y seguías. Un trabajo permanente, con una creatividad constante. Salíamos a diario a la guerra y teníamos que estar a tope, en continua tensión, así sale lo mejor de cada uno.

—¿Cómo se tomo la audiencia el tono picantón?
Parecía que gustaba, las audiencias eran extraordinarias. El Mississippi no era solo humor, era actualidad, tensión y el no saber nunca qué iba a pasar. Era una montaña rusa de emociones y eso gustaba porque al final no deja de ser más que un reflejo de lo que pasa en la vida.

—¿Cuál era el propósito del programa?
Yo quería sentarme dos horas con una actitud de cercanía. Que la gente se sentara a ver cómo un amigo le contaba las cosas que estaban sucediendo. Esa gente me aceptó porque yo era una persona que tenía empatía frente a la cámara.

—Dos años de éxito arrollador y de la noche a la mañana desaparece ¿Qué ocurrió?
Eso es España, mi muerte fue consecuencia de mi tremendo éxito. Tengo un libro escrito en donde cuento la verdad.

—¿Cómo fue presentar una temporada Gran Hermano?
Yo propuse muchas cosas pero no es la línea de Tele5 y la verdad es que les va bien. Creo que es un programa que podría dar más de sí, pero se han ido por la línea más comercial.

 

—¿Cómo ves la industria de la TV actual?
Terminarán. Gracias a dios las plataformas están empezando a funcionar y es una competencia muy seria. En España es una vergüenza cómo está estructurado el mundo de la TV, es un negocio para dos.

—¿Quién te tendió la mano en aquella época tan difícil?
Laboralmente nadie, pero yo sé cuáles son las reglas del juego. Cuando estas arriba todo el mundo quiere estar contigo. Mis amigos de siempre, los que estando en la cresta no me llamaban por no molestar, empezaron a hacerlo asiduamente, ahí entendí quién es la persona y quién es el personaje y este nunca puede dominar a la persona jamás, y si esto ocurre estas muerto. Mi personaje es muy distinto a lo que soy yo.

—Si hay algún nombre que te ha perseguido es el de Yvonne Reyes.
Ella es una de las personas que buscan constantemente la fama, ella es mentira, no sabe ni quién es y me arrastró. Solo me defiendo de una persona que hace acusaciones falsas y muy graves.

—Has pagado un alto precio ¿Volverías a empezar?
Uf, ¿otra vez? No pienso en eso, lo hermoso es lo que tienes por delante. Lo bueno del tiempo es que te da experiencia y gozas de las cosas una barbaridad. No me planteo volver, la vida cambia mucho. Hay que ser consciente en qué momento se está. Cuanto más te acercas a la muerte vas teniendo otras perspectivas. A mi edad he perdido los anhelos pero vivo en continua ilusión y esperanza.

—¿Por qué terminas viviendo en Ibiza?¿Cómo es un día tuyo?
Por la suma de acontecimientos, en un pasado ni me lo hubiera planteado. Ahora me despierto por las mañanas y veo el mar, un espectáculo único. Ibiza es un pequeño pueblo en una isla preciosa que te ofrece una sensación de bienestar y placer. En mi día a día no paro, trabajo con una productora, escribo, hago deporte a diario... no me da el día pero es un ritmo distinto a Madrid. En Ibiza rindo mucho más.

—¿Radio o TV?
La Tv es maravillosa, la radio es más limitada.

—¿Familia, amistad o amor?
Todo es lo mismo, incluso el trabajo es amor. Hay que vivir intensamente y con amor. La vida es tomar opciones y centrarse en lo que realmente merece la pena.

—¿A qué debes tu éxito?
Trabajo, trabajo, trabajo y creer en lo que haces.

—¿Cómo te defines?
No lo sé. Sí puedo afirmar a estas alturas que soy una buena persona, incapaz de sentir odio ni rencor. Posiblemente si hubiese sido capaz hubiera tenido mucho más éxito. Me gusta ser feliz y sobre todo ser yo. Soy distinto en cada momento de mi vida.   Ω

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